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Allanan las oficinas y casa de diputado Lavín por causa de facturas

INVESTIGACIÓN. Detectives indagan un eventual fraude al Fisco. "Aquí no se ha cometido ningún delito", dijo el parlamentario.
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Funcionarios de la Brigada de Delitos Económicos de la PDI allanaron ayer dependencias del diputado UDI Joaquín Lavín, quien es investigado por presunto fraude al fisco a través de la supuesta emisión de facturas ideológicamente falsas emitidas con cobro al Congreso, pero que supuestamente era por servicios relacionados con la municipalidad de Maipú en la época en que la alcaldesa era su esposa, Cathy Barriga, imputada por delitos de corrupción en su administración.

"Ya llevamos más de tres años de investigación y siempre hemos estado disponibles a colaborar, así como ha sucedido en la diligencia del día de hoy. Solo señalar que aquí no se ha cometido ningún delito y esperamos que se investigue de manera rápida para que así también se puede resolver todo esto de manera muy rápido", dijo escuetamente Lavín a la salida de su casa.

Los detectives llegaron primero a la oficina del parlamentario en el Congreso, en Valparaíso, donde entrevistaron a su secretaria y se llevaron documentación.

Otro grupo policial hizo lo propio en su oficina distrital y luego en su hogar, en Peñaflor, donde sí estaba el parlamentario. Desde la Fiscalía Metropolitana Oriente indicaron que Lavín prestó colaboración y desde la casa se llevaron dispositivos móviles y tres computadores.

Según radio Bío-Bío, el parlamentario es indagado por rendir en el Congreso trabajos que eran para el municipio maipucino, lo que se hacía a través de un asesor del congresal.

"Esta es una investigación en la cual solamente se está imputando al señor Joaquín Lavín, por el momento", dijo la fiscal Constanza Encina, quien lideró las diligencias autorizadas por el 9° Juzgado de Garantía de Santiago.

Lavín también es investigado por una inversión de 48 millones de pesos en criptomonedas entre los años 2018 y 2021, cuyo origen de los fondos no fueron aclarados.

Carlos Peña

Vodanovic, Tohá y el cónclave

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Esta tarde se realizará en el palacio de Cerro Castillo la reunión del oficialismo a fin de analizar los resultados de la última contienda electoral, avizorar lo que vendrá y prepararse para ello. Sobra decir que en esta reunión habrá un contenido explícito (preparar el último tramo del gobierno y la ejecución de las políticas que están pendientes) y un contenido latente que es el que de veras importa ¿quién enfrentará a E. Matthei en los meses que se avecinan?

En otras palabras, implícito en esa reunión estará el problema de la candidatura presidencial. Un gobierno que languidece, si no quiere languidecer del todo, inevitablemente debe ocuparse de ello. Ahora bien, resolver un problema como ese supone discernir entre dos figuras típico-ideales, una semejante a Vodanovic; la otra semejante a Tohá.

Desde luego, en el cónclave asomará algo que ya está ocurriendo en la cultura política chilena (ha de ocurrir en otras partes también, desde luego): la ansiedad por encumbrar figuras que puedan llenar el vacío que otras, por torpeza o mala fortuna o una mezcla de ambas, han dejado.

Esa alternativa típico ideal es la de Vodanovic.

No cabe duda de que se trata de un buen alcalde, algo que, por lo demás, si hemos de creerle a la ciudadanía, acredita su alta votación.

Pero -no vale la pena ocultarlo- algo no anda bien en la política cuando la vara está tan baja. No se trata, desde luego, de subestimar o minusvalorar el trabajo de un alcalde como Vodanovic, sino de decir lo obvio: gobernar un país, conducir el estado (según se han enterado quienes presidirán el cónclave) es una cosa distinta que desempeñarse con acierto en una alcaldía resolviendo los problemas de la vecindad. Buscar liderazgos repentinos por talentosos que parezcan, es un grave error. Esta es una alternativa que es mejor apagar desde el inicio, puesto que ella deroga la política como quehacer de largo plazo.

Es mejor alguien como Tohá. Ha tenido tropiezos, sin duda, pero su trayectoria es consistente.

Max Weber, en los inicios de la democracia de masas, cifraba grandes esperanzas en los partidos y en el régimen parlamentario porque, entre otras cosas, explicaba, ellos permitían seleccionar los liderazgos y profesionalizarlos. Después de los arduos años y esfuerzos de aprendizaje en la lucha parlamentaria, en el día a día de la política, el político de profesión adquiría las virtudes indispensables para el trabajo público y la política nacional. Y esa figura de político profesional era, pensaba él, un antídoto contra lo que llamó el "jefe demagógico".

Carolina Tohá es, de todas las figuras gubernamentales, la que mejor representa la vocación del político en ese sentido.

Y, por eso, si de lo que se trata es de pensar lo mejor para la coalición gubernamental, para que se constituya como una coalición de ideas y de ethos, con una perspectiva clara y una conducta muy otra que la estrategia de ensayo y error, en el subsuelo de este cónclave, entrelíneas, habrá de pensarse en una figura como la de ella. La hará bien a las fuerzas hoy gubernamentales y bien a la democracia. Y se dirá adiós a la tentación del liderazgo repentino y a los ánimos redentores.

Por supuesto nada de esto se dirá explícitamente; porque todo transcurrirá como en esos espesos secretos de familia: todos se dicen ignorantes de aquello que, sin embargo, sin pronunciarlo nunca, comparten.