Dificultades e inseguridad
Los tiempos actuales de convivencia se encuadran en patrones y realidades donde cobra forma y fondo la prevalencia del sufrimiento en la naturaleza humana. La inseguridad general hace impracticable la socialización.
Llegada las penumbras , aparecen los fantasmas del miedo y se corre a cobijarse en las casas encierro que privan de la libertad de desplazamiento por las calles y avenidas y del derecho a la necesaria interacción y participación social.
El comercio y tiendas cierran la magia de vida bajando tempranamente sus cortinas metálicas, dando paso a la luces tenues de calles silentes y sin vida.
Así estaríamos en condiciones de afirmar que la vida , hoy estaría siendo un sueño, que nos hace recordar con nostalgia y pena que estábamos en un lugar privilegiado y que no nos dimos cuenta cómo comenzó a socavarse , para terminar acabándose .
¿Será posible despertar y volver a soñar la vida?
Boris Segovia Bruzzone segoviabruzzone@gmail.com
Trabajadores independientes
En la actualidad, los trabajadores independientes están muy rezagados en seguridad social si se les compara a los trabajadores dependientes, y es algo que la actual discusión previsional no aborda.
En lo particular hay dos elementos interesantes a mencionar. El primero refiere al seguro de invalidez y sobrevivencia, el cual para un trabajador dependiente tiene vigencia hasta 12 meses posterior a la desvinculación, en cambio para el trabajador independiente debe estar al día en sus pagos, sin holgura alguna.
En segundo lugar, el trabajador independiente no tiene ninguna posibilidad de acceder al seguro de cesantía, en cambio los trabajadores dependientes, sea con contrato indefinido o contrato fijo, tienen una muy buena protección en caso de desempleo.
Si queremos avanzar en una mayor cobertura previsional, que incluya a los trabajadores independientes e informales, que representa a un 50% de la fuerza laboral, lo mínimo es avanzar en beneficios similares al trabajador dependiente.
Eduardo Jerez Sanhueza eduardo@masprevision.cl
Deterioro político
Con tristeza y desesperanza vemos el deterioro de nuestra clase política que cada vez baja más su aprobación. Todos los años vemos en noviembre que en la tramitación del presupuesto, a última hora plantean las necesidades que el resto del año parecen desconocer.
Un ejemplo claro es lo que pasa en materia de salud. Hablan de listas de espera, condicionan y obligan al gobierno a presentar un acuerdo complementario y después de eso, todo sigue igual. Esto provoca muchísima desesperanza porque uno entiende que el sueldo que entre todos pagamos es anual, entonces, todo el año deberían trabajar en las necesidades que tenemos como la salud. ¿Por qué no realizan trabajo conjunto, van a terreno, recogen las demandas de usuarios, personal, directivos y eso se trabaja para llegar con algo ordenado y planificado para incluir en el presupuesto? ¿Será mucho pedir?
Lo mismo en Educación, Vivienda y en todas las áreas.
Creo que ese debe ser el rol , pero ahora están enfocados en el caso Monsalve, cuando eso debe resolverlo la justicia y bien podrían abrir comisión especial o acusación por listas de espera, por fallecimiento de personas que han partido esperando una atención. Pero al parecer desconocen esta realidad y sólo la mencionan un par de semanas al año, cuando tramitan presupuesto. Y así es año a año, sin lograr avances sustanciales para los cuales han sido electos y contratados por la comunidad.
Pablo Javier Cárdenas G pablojaviercar@aol.com]
Chile en el G20
La reciente participación de Chile en la cumbre del G20 dejó en evidencia una alarmante falta de visión estratégica. Esta instancia, clave para posicionar a nuestro país como un actor relevante en el escenario global, fue desaprovechada al priorizar discursos simbólicos por sobre iniciativas concretas que fomenten la libertad económica y el desarrollo. La ausencia de líderes económicos y estratégicos en la delegación chilena subraya una preocupante desconexión con áreas esenciales como el comercio, la innovación y la atracción de inversiones.
En lugar de liderar con propuestas audaces que impulsen la apertura de mercados y fortalezcan la colaboración público-privada, Chile optó por un enfoque meramente declarativo que poco aporta a nuestras oportunidades de crecimiento.
El G20 es una plataforma invaluable para promover reformas estructurales, establecer acuerdos comerciales y proyectar una visión de país comprometido con el progreso y la competitividad. No podemos seguir relegando nuestra participación a meros ejercicios diplomáticos, dejando pasar oportunidades para fortalecer nuestra economía y beneficiar directamente a los ciudadanos.
Chile merece una representación que entienda la importancia de estos foros, que abrace la libertad económica como motor de desarrollo y que actúe con la ambición necesaria para marcar una diferencia.
Gabriela Velásquez Figueroa, Rubén Álvarez y Valentina Véliz Fundación para el Progreso