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El índice de masa corporal es menos útil a medida que las personas envejecen

ESTUDIO. Investigación de universidad italiana sugiere que las personas obesas "redistribuyen" grasa y músculos a medida que pasan los años, sin cambios relevantes en el índice.
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Efe

El Índice de Masa Corporal (IMC), que establece si una persona tiene un peso adecuado, sería menos útil según se cumplen años, pues en el caso de la obesidad se puede experimentar una redistribución de la grasa y el músculo en el cuerpo sin variar su clasificación en el IMC.

Esa es la conclusión de un estudio que será presentado en el Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO), que se celebrará en mayo en Málaga, España, y que se suma a otras voces que ponen en entredicho la validez del IMC.

La nueva investigación liderada por la Universidad de Tor Vergata (Italia) señala que las personas con obesidad e IMC similares presentan diferencias significativas en la composición corporal según su grupo de edad, por ejemplo con mayor grasa corporal especialmente en las regiones centrales y menor masa muscular en brazos y piernas.

Los autores sugieren que las personas con obesidad podrían experimentar una "redistribución" de sus compartimentos corporales (es decir, grasa y músculo) a medida que envejecen, pero que el IMC no registraría cambios significativos, lo que haría de este una herramienta menos útil.

En las personas con obesidad, todavía se sabe poco sobre los cambios a lo largo de la vida en las masas grasa y magra (formada por la masa muscular, el tejido óseo, los órganos internos y el agua corporal).

El estudio se realizó con 2.844 adultos con preobesidad o sobrepeso divididos por edad joven (20-39 años), edad media (40-59 años) y edad avanzada (60-79 años), que se compararon entre sí tras ser emparejados por peso corporal e IMC.

Los varones mostraron una tendencia creciente en el porcentaje total de grasa corporal y una grasa magra total decreciente, desde los más jóvenes a los de más edad, mientras que las mujeres mantuvieron valores similares en los tres grupos.

Los grupos de edad media y avanzada de ambos sexos mostraron un mayor porcentaje de grasa en el tronco, de +1,23% a +4,2 1%, y una menor masa magra apendicular de -0,81 kilos a -2,63 kilos, con respecto al grupo de edad joven.

Los investigadores señalan que este último dato revela una mayor grasa abdominal y una menor masa muscular en brazos y piernas, a pesar de que todos los grupos de edad del estudio tenían un IMC similar.

"Estos resultados indican claramente que no podemos basarnos únicamente en el IMC sin tener en cuenta el contenido y la distribución de la composición corporal de las personas con obesidad en los distintos grupos de edad", destacó Marwan El Ghoch, de la Universidad de Módena (Italia) y uno de los firmantes.

Consecuencias negativas

Las personas con obesidad podrían experimentar, a medida que envejecen, una especie de redistribución de grasa y músculo, creando una mayor acumulación de grasa en el tronco y una disminución de la masa muscular en las extremidades, pero sin producirse cambios significativos en su IMC.

Esa redistribución puede tener consecuencias negativas para la salud, como inflamación crónica de bajo grado, resistencia a la insulina y aumento del riesgo de varias enfermedades cardiometabólicas.

El uso del IMC es para El Ghoch "inútil y engañoso", y abogó por más investigaciones para identificar nuevas herramientas sencillas de usar y capaces de detectar estos cambios en la masa y distribución de la grasa.

La validez del IMC para todo tipo de persona ha sido puesto en entredicho con anterioridad. A comienzos de año, una Comisión global respaldada por 75 organizaciones médicas publicó en The Lancet Diabetes & Endocrinology un nuevo enfoque para diagnosticar la obesidad.

La propuesta se basa en otras medidas de exceso de grasa corporal además del índice de masa corporal (IMC), así como en signos y síntomas objetivos de mala salud a nivel individual.

Descubren un tipo de células inmunes capaces de producir escudos defensivos en la piel

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Un equipo internacional de investigadores descubrió un tipo de células inmunes que son capaces de producir escudos defensivos en la piel para proteger y prevenir contra posibles infecciones.

Liderados por científicos del Centro Nacional español de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), los investigadores lograron identificar ese grupo especializado de neutrófilos -un tipo de glóbulo blanco que ayuda al cuerpo a combatir las infecciones- y publican su trabajo en la revista Nature.

El equipo liderado por Andrés Hidalgo comprobó cómo un tipo especial de neutrófilos producen una matriz extracelular que ayuda a mantener su resistencia e integridad, lo que demuestra además que el sistema inmunológico no solo combate infecciones, sino que también refuerza físicamente la piel para prevenirlas.

Esas células penetran en la piel para generar colágeno y otras proteínas, lo que fortalece la barrera cutánea. El hallazgo abre nuevas vías para entender el sistema inmunológico y podría inspirar tratamientos para enfermedades de la piel, la inflamación, la diabetes y el envejecimiento, informa el CNIC.

Tradicionalmente conocidos por su función de defensa ante infecciones, el trabajo desvela un papel inesperado para los neutrófilos, el de la generación y la remodelación de la matriz extracelular de la piel.

Reacción ante lesiones

"Esta matriz es esencial para mantener la estructura y función de la piel y otros tejidos, actuando como barrera ante la entrada de microorganismos y sustancias dañinas", explica Andrés Hidalgo.

La investigación, asegura el primer autor Tommaso Vicanolo, demuestra que estos neutrófilos refuerzan la piel en condiciones normales y reaccionan de manera activa ante las lesiones, formando estructuras protectoras alrededor de heridas para evitar la entrada de bacterias y toxinas.

Otro resultado de la investigación es que estos neutrófilos actúan a un ritmo circadiano (ciclos de un día), regulando la producción de matriz extracelular según el ritmo biológico del organismo, de modo que en los ratones la piel es más resistente durante la noche que durante el día gracias a la acción de los neutrófilos.

Este hallazgo abre nuevas posibilidades para investigar cómo los ritmos internos del cuerpo influyen en la regeneración y la reparación de tejidos, aseguran los investigadores.

Para Hidalgo, el descubrimiento de neutrófilos que producen matriz extracelular no solo amplía el conocimiento sobre la inmunidad innata, sino que también plantea nuevas estrategias para el tratamiento de enfermedades de la piel y trastornos inmunológicos.

En concreto, "es probable que estos hallazgos tengan implicaciones en el desarrollo de terapias que fortalezcan la barrera cutánea en pacientes con enfermedades inflamatorias o alteraciones inmunológicas, incluyendo pacientes con diabetes o individuos de elevada edad", ha señalado.