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y esperanza

Cuarto domingo del tiempo de cuaresma, tiempo de conversión y de esperanza. Nos acercamos ya a la Semana Santa y el evangelio dominical (Lc 15,11-32) nos recuerda que Dios es un Padre misericordioso que es capaz de perdonar y acoger al hijo que se ha perdido y se alejado de Él. Que su amor bondadoso de Padre es capaz de reconstruir el tejido fraternal roto entre los hermanos, tan distintos entre ellos.

La parábola la conocemos: el hijo pródigo, el hijo que al pedir la herencia a su padre la desperdicia, sin sentido y sin razón. Por el otro lado, el hijo mayor que aunque permanece en la casa de su Padre no logra entender su relación de hijo, sino que se ve como un siervo: "Hace tantos años que te sirvo", en eso se parece a su hermano, que al arrepentirse de lo mal hecho, recapacita y piensa decirle a su padre: "He pecado contra el cielo y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo; tratame como a uno de tus siervos". Pero el Padre lo recibe y acoge como un hijo.

Por razones distintas, ambos hijos no se reconocen como tal y por esto se rompe la relación fraterna entre ellos. Sólo al reconocerse como hijos de un mismo Padre, podrán reconocerse entre ellos como hermanos. La parábola del hijo pródigo, junto con ser una llamada a la conversión que significa volver al amor del Padre, también nos habla de una reconciliación de los hermanos, hijos de un mismo Padre que nos ama.

De esto se trata la conversión cristiana, la conversión a la que se nos invita en el tiempo de cuaresma. No es una conversión moral, no se trata solamente de ser mejor persona, de cambiar nuestras actitudes y ser más tolerantes. Todo eso está bien, pero ¿esa es la conversión cristiana?, acaso ese cambio ¿no lo puede hacer también un no creyente?. La conversión de la que hablamos es volver nuestra mirada a Dios, entrar en nosotros mismos (como el hijo pródigo) y volver a la casa del Padre. Es reconocer en el otro a nuestro hermano, como hijo de un mismo padre.

En este año 2025 estamos invitados a un año jubilar. El Papa Francisco ha querido que este año jubilar esté motivado por la Esperanza, "la esperanza no defrauda (Rom 5, 5)...Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad. Que el Jubileo sea para todos ocasión de reavivar la esperanza. La Palabra de Dios nos ayuda a encontrar sus razones. Dejémonos conducir por lo que el apóstol Pablo escribió precisamente a los cristianos de Roma.

María Alejandra Adriazola Berkhoff: Adiós a una mujer excepcional

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A los 63 años de edad y rodeada del cariño y amor de su familia, el pasado 9 de marzo de 2025 emprendió viaje hacia la eternidad la dama valdiviana María Alejandra Adriazola Berkhoff (Q.E.P.D.). Nacida 16 diciembre de 1961 en San José de la Mariquina, fue una de los seis hijos del matrimonio formado por Carlos Heriberto Adriazola Pfeiffer y Clorinda Berkhoff Rivera. María Alejandra Adriazola Berkhoff realizó sus estudios de enseñanza básica en la escuela de Pelchuquín y posteriormente, la enseñanza media en el Seminario San Fidel de San José de la Mariquina. El paso siguiente en su formación fueron sus estudios en la Escuela de Administración de Valdivia, donde finalizó como profesional titulada en la carrera de Administración de Empresas. En su vida privada, María Alejandra Adriazola Berkhoff contrajo matrimonio el 11 de noviembre de 1989 con Aníbal Ernesto Clemente Herrera Berlien y fueron padres de dos hijos: Ignacio Felipe y Alejandra Catalina, además de abuelos de una nieta: Catalina Lucía. En el aspecto laboral, inicialmente se desempeñó como funcionaria administrativa de la antigua empresa lechera Coval y continuó su desarrollo en las industrias que le sucedieron: Lácteos Collico, Lácteos Valdivia, Loncoleche y Quesos Runca, donde entregaba sus conocimientos profesionales hasta el momento de su partida. En su desempeño en las industrias lácteas fue sucesivamente secretaria de gerencia, jefa de personal y desarrolló una fructífera labor en el ámbito de los recursos humanos, en adquisiciones, pagos y ventas. Esta labor le significó granjearse el cariño y respeto de ejecutivos y funcionarios en general, de las diferentes empresas. Todos sus compañeros de trabajo sentían por ella un aprecio especial. Como esposa y madre, su esposo Ernesto Herrera señala que María Alejandra Adriazola Berkhoff "fue una mujer excepcional. De uno a 100, ella era un mil" y agrega que "en todo momento y hasta sus últimos días estuvimos juntos y vivió siempre preocupada de su familia, de sus hijos. Soñaba con verlos convertidos en profesionales y lo logró: Ignacio es auditor y en noviembre pasado, Alejandra Catalina se tituló de nutricionista". También, fue socia de la Asociación de Dueños de Camiones de Valdivia. María Alejandra Adriazola Berkhoff falleció el domingo 9 de marzo de 2025, sus funerales se realizaron el lunes 10 y su cuerpo descansa en el Cementerio Parque Los Laureles de Valdivia.

9 de enero de 2025 fue el día en el cual se marchó para siempre María Alejandra Adriazola Berkhoff, quien estuvo vinculada laboralmente a empresas lácteas de Cayumapu.

Rebeca del Carmen Figueroa Peña: A un año de su viaje hacia el Más Allá

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El próximo viernes 11 de abril se cumplirá un año de la partida de la dama valdiviana Rebeca del Carmen Figueroa Peña (Q.E.P.D.), quien nació el 27 de junio de 1948 y fue hija del matrimonio formado por Bernabé Figueroa y Adelina Peña Quintana ,quienes también fueron padre de otro hijo: José (Q.E.P.D.). Luego de realizar sus estudios primarios en la Escuela Parroquial de Reumén (antiguo colegio católico a cargo del recordado sacerdote español Alejandro Corcuera), Rebeca Figueroa Peña continuó su formación educacional en el Liceo de Niñas de Valdivia. Con posterioridad llegó el amor a su vida, tras conocer a quien sería su compañero de ruta: Mario Delgado Kaechele, quien era camionero y con quien fueron padres de cuatro hijos: Nancy, Horacio, Mario y Miguel Ángel. La descendencia se prolongó a cinco nietos: Nicole, Vanessa, Nicolás, Diego y Matías, además de un bisnieto: Logan. Rebeca del Carmen Figueroa Peña también fue funcionaria en 1965 y 1966- del antiguo Café Vienés, que estaba ubicado en Avenida Picarte y después se dedicó por completo a la crianza de sus hijos y a cumplir las funciones de dueña de casa, según la usanza de esos tiempos. Años más tarde se reinsertó en el mundo laboral y entre los años 1994 y 2004 fue líder zonal de Avon para las comunas de Valdivia, Máfil y Corral, donde tuvo bajo su responsabilidad a más de 100 vendedoras de productos de belleza. También incursionó en el oficio del tejido, artesanía y manualidades, ambiente en el cual hasta el año 2021 destacó como participante y expositora de la feria internacional de artesanía que se desarrolla en los veranos en el Parque Saval de Valdivia, hasta que se lo permitió su estado de salud. También, hasta sus últimos días tejió ropa y zapatos para bebés, como una forma de entretención y de ingreso familiar. Además, fue una conocida vecina de la calle Sedeño de Las Ánimas, donde se radicó en mayo de 1967 y donde vivió hasta el momento de su partida. "La recordamos con mucho amor y cariño, porque dejó un legado importante e inolvidable en el corazón de sus hijos, nieto y bisnieto", agrega su familia. Rebeca del Carmen Figueroa Peña falleció el 11 de abril de 2024, su cuerpo descansa en el Cementerio Municipal N° 2 de Valdivia y sus familiares y amigos la recordarán con una misa en la Iglesia San Francisco, el domingo 13 de abril a las 19 horas.

11 de abril de 2024 falleció Rebeca del Carmen Figueroa Peña, quien fue una destacada expositora de la feria internacional de artesanía que se realiza en el Parque Saval.