Adolescencia: la serie que interpela y tensiona el rol de la escuela, la familia y el mundo digital
EDUCACIÓN. La miniserie de Netflix está disponible en todos los colegios del Reino Unido, en una medida que fue respaldada por el primer ministro Keir Starmer.
Redacción
Desde su estreno, Adolescencia ha capturado la atención de millones de personas en todo el mundo.
Con más de 25 millones de visualizaciones solo en Netflix, la miniserie británica está disponible en todos los establecimientos educacionales del Reino Unido, con el apoyo del gobierno británico y ha detonado un debate internacional sobre los límites de la violencia escolar, la salud mental y el poder de las plataformas digitales.
El prestigioso The Guardian la calificó como "un retrato descarnado de una juventud abandonada a su suerte por las instituciones". Le Monde, por su parte, la destacó como "una pieza necesaria para entender la crisis de autoridad de la escuela republicana", mientras que el diario El País, de España, apuntó que "esta serie obliga a repensar el rol de las familias, los educadores y los dispositivos digitales que acompañan a los adolescentes".
Realidad nacional
En Chile, ese eco no es ajeno. Según el último estudio de Kids Online Chile 2022, elaborado por la PUC y Unicef, el 87% de los niños y adolescentes, entre 9 y 17 años, posee su propio celular con acceso a Internet. Además, el 58% lo obtiene antes de los 10 años, lo que ha modificado radicalmente la forma en que se comunican, socializan y aprenden. Hoy, las tecnologías de la información han desplazado a la escuela como espacio principal de referencia y vínculo formativo.
Para Elisa Araya, rectora de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), "la serie nos obliga a repensar la promesa de la escuela, que ya no garantiza movilidad social ni sentido colectivo". A su juicio, "el rol docente ha sido socavado por una percepción de inutilidad y desgaste, agravada por la violencia escolar y la pérdida de referentes". Agrega que "formar profesoras y profesores hoy exige acompañarlos en su vínculo con una infancia y juventud que ya no cree en las reglas del juego escolar".
El docente de la Escuela de Sociología de la Universidad de Valparaíso, Daniel Vergara, complementa esta mirada: "La escuela ha perdido su promesa, no cumple con el relato de movilidad y éxito. La vida se organiza desde el consumo y no desde el mérito. El crimen organizado o las lógicas de subordinación violenta como el bullying aparecen como caminos más rápidos, validados por referentes culturales contemporáneos. La sociedad chilena está tensionada por un modelo de integración que ya no da sentido".
Desde la comunicación digital, el académico de la PUC Daniel Halpern explica uno de los ejes centrales del impacto de la serie: la fusión entre lo virtual y lo real. "Los adolescentes extrapolan las lógicas del mundo online -donde cortar vínculos es instantáneo- al mundo presencial, donde eso tiene consecuencias reales. Esto refleja una falta de alfabetización digital profunda", dicen, añadiendo que "vivimos en un mundo que premia la inmediatez. Pero las cosas importantes, como las relaciones humanas, requieren tiempo y esfuerzo. Eso no lo están aprendiendo".
Para Halpern, la clave está en una distinción crítica: "Cultura digital no es lo mismo que educación digital. Los jóvenes saben usar las plataformas, pero no comprenden las consecuencias de sus actos. Y los adultos, muchas veces, no entienden ese mundo para guiarlos".
La rectora de la UMCE también apunta a que "el sistema escolar debe repensarse más allá del acceso. Formar bien no es solo filtrar con puntajes, es atraer, acompañar y fortalecer las disposiciones pedagógicas. Pensar en la docencia sin considerar su contexto social y cultural es miopía. La escuela, en tanto comunidad educativa, debe volver a inspirar trayectorias de vida, especialmente en sectores donde hoy se percibe una pérdida de horizonte formativo".
Los expertos coinciden que Adolescencia se ha convertido en un espejo incómodo que nos enfrenta a una generación que navega entre pantallas, violencia, apatía y desconfianza. Pero también nos recuerda que aún estamos a tiempo de recuperar los vínculos, redignificar la escuela y formar adultos significativos para las nuevas generaciones.