¿Uno para todos?
Valdivia está saturada de vehículos, es una realidad de la que todos debemos hacernos cargos, y me parece insólito ver cómo grupos de ciudadanos protestan contra algo donde tienen responsabilidad.
En el sector Teja existen dos recintos educacionales que concentran gran cantidad de gente y de autos. Espero que el próximo año realicen campañas como la efectuada por la UACh para desincentivar el uso de vehículos.
Antes el auto era familiar, uno para todos. Ahora es uno para cada uno. Si no comenzamos por casa, por nosotros, toda solución o medida será siempre insuficiente.
Antonia Báez Ruiz antobaez30@gmail.com
Tránsito
En relación a la serie de medidas de mitigación que están tomando las autoridades con el objetivo de descongestionar el puente Pedro de Valdivia, no queda más que felicitarlos y agradecer la preocupación.
Aun cuando probablemente aún sea necesario hacer algunos ajustes, hay una medida que - evidentemente- tendrá un tremendo impacto positivo, y es la prohibición de estacionar en la avenida Los Robles. Aunque todavía falta que los automovilistas se acostumbren a usar las dos pistas de salida del puente, es indudable que duplicar el flujo de salida en el semáforo reducirá el tiempo de viaje hacia la isla Teja y reducirá la congestión en la calle Carampangue lo que, en mi opinión, permitiría incluso levantar la prohibición de acceso al puente desde la Costanera.
Ojalá que las autoridades velen por el bien común y no presten atención a los reclamos destemplados de los dueños de algunos locales comerciales. Igualmente importante es que sus clientes respeten la medida, estacionando sus vehículos en las calles aledañas. Todos los restaurantes del sector entregan productos y servicios de excelente calidad y no resulta creíble ni razonable que sus clientes no estén dispuestos a caminar algunos metros.
Juan Pablo Salazar jpsalazar@telsur.cl
Rosa Bustamante
A los 94 años de edad falleció, debilísima ya, una de las mujeres emprendedoras más caracterizadas de Valdivia, cuya vida y realizaciones ocuparon la mayor parte de la segunda mitad del siglo pasado en nuestra región. Me refiero a Rosa Bustamante Serón, cuyos emprendimientos en el ámbito comercial, primero, y turístico e industrial después, complementaron la reconstrucción de Valdivia y del país.
A la par de todo ese proceso estuvo la visión, persistencia y capacidad realizadora de esta singular mujer chilena que no se dejó arredrar jamás. Desde sus inicios comerciales, junto a su primer esposo, Gilberto Buxton, levantó un hotel y construyó el emblemático Neptuno, que surcó las aguas del río Calle Calle y unió, hasta hoy, mediante la navegación, a Valdivia con la bahía de Corral.
Enfrentó, posteriormente, sola, los vaivenes de la reconstrucción levantándose, una y otra vez, inclaudicable. Edificó una fortuna, y transformó a ésta en una vertiente pródiga que, de diversos maneras, todavía perdura. Pocas mujeres como ella poseyeron tanta perseverancia y energía; muchas menos aún, su decisión y valentía para persistir en medio de tantas tempestades. Desde allí donde la iban a depositar, casi náufraga, las veleidades humanas, los altos y bajos de sus proyectos, o los caprichos tormentosos de la economía, emergía una vez más altiva, más vital que nunca, soñando siempre en algo nuevo.
Detallar los alcances de sus visiones personales en el mundo de la empresa requeriría un espacio mayor que éste, tan comprensiblemente escueto. Baste sólo decir que su audacia llegó, incluso, en un momento, a soñar una nueva universidad para Valdivia. Lamentablemente, esta esperanzadora visión fue frenada por la inexorabilidad del tiempo. En subsidio, contribuyó, eso sí, de modo bastante decisivo, a la empresa colectiva de la nueva región. Lo alternó, en definitiva, todo con su sed de viajar y conocer. Recorrió, a través de innumerables viajes, buena parte del mundo y se nutrió del espectáculo visual de culturas milenarias. Lo arriesgó todo hasta en el amor, en cuyas redes cayó de nuevo, hace más de cuatro décadas. Allí encontró la contención y la paz definitiva. Esa certeza la rodeó hasta el momento mismo en que expiró.
Eduardo Hunter Concejal de Máfil
Semáforos
Que en la ciudad hay tacos por todos lados nadie lo niega, pero en algo ayudaría que la I. Municipalidad a través de su Dirección del Tránsito se preocupara de instalar bien los semáforos, de reponer las ampolletas malas. Hay semáforos que por un lado cuentan con flecha verde y para el otro lado no les alcanzó la plata parece y todo queda a la buena de Dios.
Hay muchas esquinas en las que se podría virar a la derecha con rojo ya que nos mucho el trafico, el semáforo de costanera con Cementerio Alemán, por ejemplo.
No son muchos los semáforos en la ciudad y un poco de preocupación no les vendría mal. Hay otros, como el cruce peatonal de la USS, que funcionan cuando quiere.
Felipe Ramírez Cofré feliperamirezcofre@gmail.com