Reinaldo reinoso: un carabinero que vivió de cerca el terremoto
TRAUMA. A este padre de familia lo llena de orgullo haber sobrevivido a una de las experiencias más difíciles para una persona, como fue el sismo de 1960.
Reinaldo Reinoso Icarte nació el 30 de julio de 1926, en Valdivia. "Soy valdiviano de tomo y lomo", dice con orgullo.
El primero de los dos hijos del matrimonio de Víctor Reinoso y Emilia Icarte es parte de la memoria viva de la ciudad, porque vivió de cerca uno de los terremotos más devastadores de la historia mundial, el movimiento de 9.5 grados Richter que asoló Valdivia y sus alrededores, el 22 de mayo de 1960.
"Yo era jefe del retén de Mehuín en esa época y fue un tiempo bien complicado para nosotros. Muy doloroso, porque murió mucha gente y el pueblo completo perdió todo lo que tenía", recuerda con nostalgia.
Juventud
Reinoso ingresó a los 20 años, ya casado (ver recuadro) a la Escuela de Formación de Carabineros en Valdivia, en la cual estuvo un año, después de la cual comenzaron las destinaciones, siempre dentro de la región.
¿Cuál fue la primera de las destinaciones?
-No recuerdo bien, la memoria me falla a veces, pero sé que estuve en la frontera con Argentina, en Lanco, San José de la Mariquina, Panguipulli y Mehuín, lugar en el que estuve más tiempo.
¿Cuál fue el cargo más alto al que llegó?
-En el retén de Mehuín me tocó ascender a sargento segundo y cuando me retiré tenía el cargo de suboficial.
¿A qué edad se retiró?
-Cuando tenía 45 años de edad, a los 25 años de servicio.
¿Qué recuerda de su vida como carabinero?
-Fue una bonita experiencia. Lo malo era que teníamos que andar a caballo con la ropa que nos daban, sin mucha protección, entonces nos mojábamos hasta las rodillas a veces, con todo lo que llovía o por donde teníamos que andar. Y si te pillaba la noche con la ropa mojada, así no más te quedabas. Y cuando me tocó estar en la frontera fue peor, por la nieve.
Terremoto
Precisamente a los 34 años, cuando era jefe del retén de Mehuín, Reinoso recuerda que ocurrió el megaterremoto y porterior maremoto.
El excarabinero rememora que un mapuche se le acercó en la mañana del 22 de mayo y le dijo "suba a su gente al cerro, porque va a haber una salida de mar".
Y usted, ¿le hizo caso a esa advertencia?
-No, porque no creía mucho en esas cosas. Le conté a mi señora como una anécdota, pero ella era más creyente en los indígenas, por lo que comenzó a juntar ropa y algunas cosas. "Por si acaso", me dijo.
¿Qué pasó en el momento del terremoto?
-Mi casa estaba cerquita. Entonces traté de irme lo antes posible, para ver a mi familia. Era difícil caminar, había que afirmarse fuerte. Todo se movía, no quedó nada en pie y la gente gritaba. Uno se daba cuenta de que habían muerto muchas personas.
¿Y el maremoto?
-Como unos 20 minutos minutos después de que terminó el movimiento fuerte, se sintió que llegaba la primera ola. Tuvimos que salir arrancando con lo que teníamos puesto y lo poco que agarró mi mujer. Llegamos hasta el tercer cerro, porque los dos primeros estaban todos inundados.
¿Qué pasó después?
-Luego de un día o dos, la Municipalidad de Mariquina nos prestó ayuda, al igual que los curitas y bomberos, quienes nos enviaron sacos con comida, para que nos repartiéramos. Yo pienso que gracias a Dios había cerros cerca donde poder llegar, porque sólo así nos salvamos. Debimos estar allá arriba como una semana, porque nos mandaban ayuda a través de un helicóptero. Después de esto, nos fuimos trasladados a San José de la Mariquina. Ya cuando se estabilizó todo, me regalaron un terreno en Mehuín, donde pude volver a construir mi casa y donde viví hasta que una de mis hijas, María Eugenia, me fue a buscar para que no esté solo allá.
"Pero no estaba solo, tuve una polola hace un tiempo, pero no se quiso casar conmigo", finaliza.
"Era difícil caminar, había que afirmarse fuerte. Todo se movía. No quedó nada en pie y la gente gritaba."
Reinaldo Reinoso, Carabinero (r)
La numerosa familia que formó
Reinaldo Reinoso se casó a los 19 años con Orfilia Villacura, oriunda de Máfil y fallecida en 1998. El matrimonio tuvo 12 hijos, de los cuales siete siguen vivos. "Es que no teníamos luz en esa época", dice mientras se ríe. Tiene 60 nietos, 25 bisnietos y 3 tataranietos, quienes lo ven cada vez que pueden. Espera poder celebrar su próximo cumpleaños junto a sus seres queridos y poder bailar un poco, que es lo que tanto le gusta, al igual que escuchar música y conversar.