Hace algunos días se dieron a conocer las cifras sobre licencias médicas en Los Ríos y uno de los indicadores señalaba que en la región hay menos cantidad de estos permisos que en el promedio nacional, que se extienden por menos días que en el resto del país y también que las licencias de madres por enfermedades de hijos pequeños, han disminuido.
Ese último dato es muy importante y podría estar relacionado con la extensión del post natal a seis meses, medida implementada en 2011 y que, en términos generales, ha cumplido con las expectativas que se tenía sobre ella al ser aprobada. Una era, precisamente, evitar el ausentismo de la madre a la jornada laboral y la otra, permitir que los niños y niñas recibieran leche materna como única alimentación hasta la mitad de su primer año de vida.
Lo primero se ha cumplido, aunque ha surgido ahora la evidencia de que falta protección cuando los niños mayores de un año se enferman gravemente. La segunda, está en vías también de alcanzarse, pues las estadísticas han arrojado para 2016 el número más alto de lactancia materna exclusiva de la década en Chile: 53% por los bebés, versus un 46% en 2005, según mediciones del ministerio de Salud a través del sistema de atención pública.
Este logro es importante, pues tiene que ver con la salud futura de la población tanto física como emocionalmente. La alimentación maternal aporta nutrientes esenciales e insustituibles para la nutrición de los niños, mientras que el acto de amamantar crea apego que se traduce equilibrio en la vida adulta.
En suma, se puede afirmar que se trató de una decisión positiva, que comienza a dar frutos, dejando atrás los miedos y prejuicios que surgieron en torno a su discusión.
Lo importante, sin embargo, es seguir profundizado las medidas regionales y nacionales para que estos beneficios puedan efectivamente llegar a la mayoría de las madres, asegurando su derecho de conciliar trabajo y familia de manera armónica; garantizando a la vez el de sus hijos a una alimentación temprana de calidad.