"Las familia de acogida son una forma real y muy concreta de ayudar a un niño"
NIÑEZ. Existe un programa que busca reubicar temporalmente a niños y adolescentes cuyas familias biológicas pasan por situaciones de crisis. Sus encargados buscan que más personas se interesen en convertirse en familias guardadoras.
Todo niño tiene derecho a tener una familia. También a crecer en un ambiente en el que exista afecto y seguridad y lo ideal es que viva junto a sus padres biológicos. Sin embargo, algunos niños deben salir temporalmente de sus hogares mientras son realizadas intervenciones en sus familias de origen. Actualmente opera en la región de Los Ríos el programa Familias de Acogida Villa Huidif, dependiente del Sename y dirigido por la psicóloga Carolina Klempau. Tiene como objetivo reubicar transitoriamente a los pequeños mientras se busca una solución familiar definitiva para ellos.
El programa se encuentra realizando una campaña para invitar a familias de toda la región a ser cuidadoras. Klemplau asegura: "Hay mucha gente que no sabe que esto existe, pero es una forma muy real y concreta de ayudar a un niño que tiene una historia. Tú le abres las puertas de tu casa, de tu corazón, le das mucho más que cosas o dinero. Le das tiempo, afecto, un lugar seguro y la oportunidad de tener la experiencia de vivir en una familia adecuada, donde hay buen trato, normas y límites. Son vivencias que todos los niños deberían tener. Esto es muy transformador para los chicos, incluso desde lo cognitivo. Conocer una nueva realidad les abre los ojos".
-¿Qué características debe tener una familia de acogida?
- Principalmente deben tener motivación a cuidar del otro. Tenemos una comprensión moderna de lo que es familia. Tenemos familias convencionales, a personas solas, viudas, separadas, quienes viven en su casa, tienen el espacio y el tiempo. Buscamos que hayan tenido experiencia en cuidar niños, no importa que no hayan sido los propios. Deben tener la disposición de ser monitoreados, de llevar a los niños al psicólogo o al médico. Deben tener estabilidad económica. No pedimos grandes lujos, solo que el niño tenga una cama individual y que no compartan el dormitorio con adultos. También deben tener la conciencia de que esto es temporal.
-¿Cómo llegan los niños a estas familias?
-Nos llaman del Tribunal y nos preguntan si tenemos familias de acogida para un niño de cuatro años, un adolescente o un bebé. Si tenemos o encontramos una adecuada trabajamos con ellos para que el niño se adapte y estén bien juntos. Los niños ingresan a ellas y se hace un seguimiento, además de un trabajo psicológico para que comprendan lo que les está pasando. Paralelamente, hacemos un diagnóstico de la situación de su familia de origen y tratamos de rehabilitar a los padres biológicos. Muchas veces te das cuenta de que detrás de los conflictos de sus progenitores también hubo vulneración de su niñez y son patrones que van repitiendo. A veces los papás de los niños ya no existen o no hay motivación por parte de ellos por recuperarlos, ahí se busca a su familia extensa, una tía, una abuelita, un primo. Se trabaja con ellos para que se hagan cargo en forma permanente. Otras veces no hay nadie y quedan susceptibles a adopción o quedan a cargo de sus familias de acogida bajo la figura legal de "cuidados personales permanentes".
-¿Por qué es preferible que vivan con una familia en vez de un hogar?
-Lo que se quiere evitar es la experiencia de la institucionalización, porque es súper marcadora. Cuando me llaman del Tribunal y no tenemos familias de acogida ese niño es derivado a un hogar. Se han hecho muchos estudios internacionales y se ha visto que por cada mes que un niño pasa institucionalizado se retrasa su desarrollo en dos semanas. Y estos estudios se han hecho en los mejores hogares de Europa. El problema es que no está el apego, aún cuando los tíos de los hogares tengan grandes capacidades. Además, la experiencia del buen trato es súper transformadora para los chicos. Muchas veces los niños nos dicen que quieren volver con su mamá porque la echan de menos, pero quieren esperar a que ella esté bien, cuando dejen el alcohol y las drogas, por ejemplo. También es nuestro trabajo aterrizar sus expectativas.
-¿Cuándo un niño es egresado del programa?
-Cada niño es un mundo diferente. El plazo máximo es que el niño esté en el programa 24 meses, lo que podría extenderse. Mientras más pequeños sean los niños, buscamos que ese plazo sea lo más corto posible por el tema del apego. Tenemos distintas salidas, que el niño vuelva a su familia de origen rehabilitada en sus habilidades parentales es lo ideal. Esto es un proceso paulatino. Una vez que vuelven, seguimos haciendo un monitoreo. Se trata de un período vital en el que tenemos que apoyar al papá o la mamá. No nos importa el género, es decir, que si la persona que está más apto para cuidarlo es el papá, perfecto. También tenemos tuiciones compartidas si los padres están separados. Otra alternativa es hacer un despeje familiar para buscar a todas sus redes hasta el tercer grado de consanguinidad. ¿Por qué insistimos con su familia? Porque estar con ellos les otorga identidad. Ellos le van a poder hablar de su historia familiar, darle un sentido a su vida. Es importante no romper con los vínculos. Dentro del diagnósticos ellos tienen que estar bien evaluados desde el principio. Muchas veces tenemos mejores resultados con la familia más lejana porque ellos no están tan en contacto con el núcleo problemático. Si nadie está apto, se evalúa entregarlo en adopción.
-¿Qué pasa con la familia de acogida luego de que el niño es egresado?
-Siempre se acompaña y se trabaja el tema del vínculo, de dejar ir. Que entiendan que esto puede ser transitorio o que no lo sea. La familia que está en acogimiento sabe desde el primer día el caso del niño. Les vamos comunicando cada acción que vamos haciendo. Todo es muy transparente, pero hay algo que tiene que quedar muy en claro, trabajamos por el bienestar superior del niño y los derechos de los adultos quedan en un segundo lugar. Igual los tomamos en cuenta, pero la decisión que tomemos siempre será la mejor para el niño. Siempre le digo a las familias que si el niño se va de su lado, lo hará a un lugar en el que estará bien.
-¿Pueden continuar vinculados con el niño si ellos vuelven a su familia de origen?
- Por supuesto. Nos ha sucedido que la familia de acogida cumple un rol de padrinos por el resto de la vida del niño. Incluso lo buscamos, porque esta familia de acogida puede convertirse en una red de apoyo para la familia de origen del niño. Por ejemplo, cuando el niño llega a enseñanza media y necesita hacer una tarea en la que los padres no pueden ayudar, la familia de acogida puede colaborar. Se convierten en una protección para el niño. Si el niño está mal, siempre estarán ahí para hacer algo. A veces hay familias de origen que están muy solas. Hay familias que han sido de acogida en más de una ocasión. Las familias que son evaluadas y aceptadas pasan a ser como parte de nuestro equipo de trabajo, tienen reuniones y capacitaciones y con el tiempo son cada vez más hábiles.
¿Cómo contactarse con el programa?
Quienes estén interesados en conocer más sobre este programa pueden acercarse a calle Caupolicán 234, casa 3, Valdivia. También llamar a los teléfonos 632232615 o al celular 961964970. Existen otras vías formas de contacto como la cuenta de Facebook Familias de Acogida Villa Huidif o escribir al correo electrónico faeprovillahuidif@gmail.com. "Solo hay que acercarse y tenemos toda la disponibilidad de responder todas las dudas, aunque no estén tan seguros", dijo Carolina Klempau.
59 niños han sido egresados de programas relacionados con familias de acogida desde el año 2011. Algunos llegan a casas de acogida junto con sus hermanos.
37 niños se encuentran actualmente participando del programa Familias de Acogida Villa Huidif. Sin embargo, siempre se requiera familias cuidadoras.
2002 fue el año en el que comenzó a funcionar el programa de Acogida Villa Huidif, que abarca las 12 comunas de la región y que tiene como alero la Sociedad de Beneficencia Hogar del Niño.