El mal de Alzheimer es una forma de demencia que afecta a la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Según la corporación nacional de Alzheimer y otras demencias (Coprad, 2012) en Chile, el 1,06% de la población (180.000 personas) presenta Alzheimer u otra demencia, cifra que podría ascender en 2050 al 3.10% de la población (626.000 personas).
Según la Encuesta Nacional de Salud 2009-2010, el 10,4% de los adultos mayores presenta un deterioro cognitivo y 4,5% de adultos mayores presenta deterioro cognitivo asociado a discapacidad, cifra que alcanza a 16% en personas de 80 años y más.
En este contexto es que Felipe Abad, académico de Pedagogía en Educación Física de la USS Valdivia, destaca el trabajo de un equipo de investigadores de la Universidad de York, Canadá, que hizo un meta-análisis respecto al rol de la actividad física en la prevención del Alzheimer. "Entre los principales hallazgos de ese estudio, se destaca que la actividad física podría ser un factor protector importante contra la enfermedad en los adultos de 65 años o más", apunta Abad.
"Una revisión publicada por Paillard y colaboradores en Journal of Clinical Neurology indica que dentro de los posibles beneficios de la actividad física como factor neuro-protector en seres humanos, se encuentran el aumento del flujo sanguíneo hacia el cerebro, aumento del volumen del hipocampo, aumento de la concentración plasmática de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), activación de óxido nítrico y oxido nítrico sintasa endotelial. Esto permite que el cerebro funcione de mejor manera."
Es decir, como explica el docente, "la evidencia actual sugiere que la actividad física y el ejercicio físico podrían retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer y que es una opción clínicamente relevante en la prevención de la enfermedad".
"Existe evidencia de que el ejercicio físico es capaz de mejorar la función física y cognitiva en los pacientes, reducir los síntomas depresivos e incluso la mortalidad", sostiene.
Recomendaciones
En particular, el profesional de la actividad física recomienda que los adultos mayores participen en programas de ejercicio físico-cognitivo individualizados, que desarrollen la resistencia cardiovascular, fuerza, velocidad, equilibrio, coordinación y flexibilidad, junto a la capacidad de realizar multitareas. Es importante que estos programas sean diseñados y supervisados por profesionales del ejercicio físico y/o la salud.
"Si no es posible participar en programas de ejercicio físico regulares, es recomendable al menos aumentar el nivel de actividad física. Esto se puede hacer a través de caminatas, pasear o transportarse en bicicleta, si es posible, elegir las escaleras en lugar del ascensor, realizar todas las labores domésticas que sean posibles, hacer trabajos de jardinería o asistir a las distintas modalidades de talleres ofrecidos por las instituciones regionales como son: tai chi, yoga, danza, pilates, baile entretenido, folklore o hidrogimnasia.
"Por último, siempre es importante recalcar que es necesario contar con la evaluación y autorización médica, antes de comenzar a participar en un programa de ejercicio físico-cognitivo", enfatizó el académico.
"Existe evidencia de que el ejercicio físico es capaz de mejorar la función física y cognitiva de los pacientes".
Felipe Abad, Pedagogía en Educación Física de la Universidad San Sebastián"