Terremoto en Chiloé
El día de la Navidad se produjo un terremoto (7,6) al NW de Isla Melinka (Archipiélago de las Guaitecas). Al respecto, quisiera compartir algunas reflexiones.
Por fortuna, en lugares "desamparados" como este archipiélago, donde "el progreso" todavía no le gana del todo a la ruralidad insular, con sus casas de estructuras de livianas, aún de madera, modestas la mayoría, pero dignas, que resisten y trabajan, con el clima, los vientos y o los terremotos. Y lo hacen mejor que las estructuras "modernas y de progreso" como las carreteras mal realizadas por empresas que lucran modernamente.
No habiendo muchos edificios "sólidos", ninguno ha caído. Y se les llama sólidos porque efectivamente lo son: estructuras tiesas, que con dificultad soportarán el tipo de movimientos que generó este sismo, a ratos horizontal y casi como un vals, otras como corcoveo de yegua encabritada.
Así es Chiloé. La gente mantuvo la calma, entre otras cosas, porque durante el rato que no hubo electricidad, fue posible sustraerse del morbo televisivo y, por lo mismo, el susto no tuvo más estímulo que el causado por el propio terremoto que en la ruralidad se aprecia con harta más naturalidad. Muchos de los que debían evacuar, lo hicieron: sin atropellarse, colaborándose, con la calma aprendida de enfrentar temporales de vientos y lluvias que en las urbes hubiesen calificado como verdaderos desastres nacionales. Por fortuna no tuvimos aquí miles de víctimas, ni gran daños materiales. Y estamos contentos por eso.
Aparecen en las conversaciones posteriores, temas pendientes de Chiloé: conectividad real entre las islas del archipiélago; vías que consideren estas contingencias, faciliten el desplazamiento de la población a centros hospitalarios locales adecuados a la realidad insular; con personal y equipamientos suficiente, que faciliten el acceso desde el mar y con helipuertos que permitan evacuar o acoger a los afectados.
Se instala la pregunta: ¿para qué hubiese servido en esta condición un carísimo puente en el Canal de Chacao?: De nada. Para la inmensa mayoría de los que vivimos repartidos en alrededor de cuarenta islas, tal puente no serviría para nada en esa condición. Tampoco lo hará en lo cotidiano.
Última pregunta: ¿por qué cuando la necesitamos, la telefonía móvil falla y quedamos sin comunicación en momentos cruciales para la sobrevivencia? ¿Alguien pondrá cascabel al gato?
Se puede obtener muchas lecciones de los terremotos. Esperemos que de este último que -felizmente- no deja resultados fatales y donde -nuevamente- las fallas principales ocurren en infraestructuras o servicios (puentes, carreteras, telefonía, todos "de la modernidad"), se pueda, por fin, consolidar un concepto de desarrollo sostenible que reconozca y acepte nuestra condición archipiélaga.
Gracias a quienes han manifestado su preocupación y solidaridad.
Víctor Contreras Scorsoni Ex Consejero Regional de Cultura Los Lagos; Isla Quinchao, Chiloé
Educación cívica
En abril del año pasado fue publicada la Ley 20.911 que crea el Plan de Formación Ciudadana. Ahora bien, ¿cuál es el propósito de este nuevo plan que deberá insertarse en los colegios del país? En primer lugar debemos comprender que la ley desea integrar de manera transversal, desde el nivel inicial hasta la educación media, conceptos asociados a la formación de individuos democráticos; respetuosos por los derechos humanos y capaces de desarrollar un espíritu consciente, crítico y creativo frente a la diversidad cultural ocurrente en la ciudadanía a la cual pertenecemos.
Este es otro de los desafíos que nos hace repensar en el protagonismo que los ciudadanos poseemos frente a la cultura nacional y local a la cual pertenecemos. De nada servirá ser meros espectadores de lo que ocurre en nuestro entorno; la esencia estará en desarrollar aportes, a través de una mirada crítica, reflexiva y participativa, donde los chilenos desde los inicios de la formación escolar, nos veamos representados por aquello que nos pertenece.
Carlos Guajardo Docente Ed. U.Central
Incendios forestales
Con motivo de los lamentables acontecimientos que afectaron recientemente a Valparaíso, a causa de un incendio forestal, el alcalde propuso la idea de deforestar los eucaliptus de los cerros y cambiarlos por vegetación nativa, aduciendo que serían muy inflamables.
Respecto a esta "solución", vale la pena recordar que los incendios afectan a todo tipo de bosque por igual, y que especies productivas como el eucaliptus no son muy distintas a la vegetación nativa. El promedio de superficies vegetacionales incendiadas en los últimos 20 años es de 52.900 hectáreas anuales, donde el 71% corresponde a bosques y vegetación nativos. Las medidas para enfrentar incendios de interfaz son múltiples, y no contribuye estigmatizar sin fundamento especies productivas.
Es bueno recordar también que en la gran mayoría de los casos no son los bosques los que llegan a las áreas urbanas, sino éstas las que se extienden con poco o ningún control hacia zonas boscosas. La generación de franjas de protección de interfaz y la fiscalización rigurosa para evitar construcciones en áreas de riesgo sí son medidas efectivas, que han sido probadas en países con situaciones similares, y donde el rol municipal es clave.
Fernando Raga C. Pdte. Corp. Chilena de la Madera