Este año se cumplen un siglo desde la realización del primer concurso "Señorita Valdivia", que más tarde se convirtió en el actual certamen Reina de Los Ríos, uno de los eventos centrales de las actividades del verano en la capital regional y la competencia de belleza más antigua de Latinoamérica.
La presente versión, por lo mismo, tendrá una connotación especial, teñida en gran parte por la historia y también por el afán de relevar la actividad como hito turístico. De hecho, en su edición inicial el evento ya formó parte de la Semana Valdiviana, impulsada por el alcalde de la época Adolfo Oettinger (jefe comunal entre 1915 y 1920), apoyada por la Sociedad de Turismo y Embellecimiento de Valdivia.
Desde entonces, la elección ha evolucionado, hasta validarse como una fiesta comunitaria, con identidad y prestigio. Prueba de ello son los múltiples testimonios positivos entregados por decenas de soberanas a través de las entrevistas realizadas con ellas por Diario Austral y publicadas cada domingo en los últimos meses, como una forma de sumarse a la conmemoración del centenario.
Para todas las ganadoras incluidas en esa serie, participar fue una experiencia que las llenó de alegría y recuerdan con entusiasmo las responsabilidades que les tocó asumir junto a las autoridades locales, presidiendo los actos de celebración del aniversario de la ciudad, tarea que es considerada un privilegio de cada soberana.
Así ha sucedido desde la elección en 1917 de Mercedes Escobar Moreira; ocurrió en 2016 con Carolina Sotomayor y sucederá el 28 de enero próximo, con la candidata que el jurado elija entre las diez finalistas ya definidas: María de los Ángeles Aguilera, Bárbara Avilés, Bárbara Fernández, Constanza García, Isidora López, Evelyn Quezada, Constanza Heise, Macarena Torres, Constanza León y Macarena Toneatti.
La coronación 2017 será en la Costanera y se espera una masiva asistencia. Después de todo, se trata de una fiesta colectiva y la Reina de los Ríos se convierte, de algún modo en representante de la comunidad y encarna por un verano, los valores que la enorgullecen: esfuerzo, alegría, arraigo local y una energía en constante renovación. Como el agua, como la lluvia.