Desde niño he amado los libros. Su textura, su aroma, en fin, casi me parecían personas cuando como tímido hijo único de padres viejos, no tenía, a veces, con quien conversar. Curiosamente, en mi casa natal no supe mucho de ellos. Mis padres no aficionaban la lectura. No tenían nada de intelectuales. Él carnicero, ella comerciante. Sin embargo, mi pasión por la lectura fue avanzando con los años. A veces, leía toda la noche, tal vez,de allí mi avanzada miopía...Desde temprano cultivé las librerías antiguas, particularmente en calle San Diego en Santiago. Acá en Valdivia, a los pies del Torreón en calle Yerbas Buenas, llegó a mis manos un libro sobre la historia de la ciudad escrito por doña Isabel Montt Pinto, mujer atractiva según su foto, a quien no conocí personalmente, y prologado por el ex Abad del Monasterio Benedictino Gabriel Guarda, a quien sí conozco.
Fuera de toda pretensión erudita, he creído pertinente entregar al lector común, algunos datos que me parecieron interesantes y que pueden contribuir a conocer el lugar donde habitamos; más aún en estos días cercanos a lo que fue la celebración del Día del Patrimonio.
Valdivia es la ciudad austral más antigua del mundo. Sus casas, edificios y calles han sido varias veces destruidos y renovados, pero conserva su fisonomía propia, legado de una tradición de tres siglos. Fundada el 12 de Febrero de 1552, su título de ciudad le fue concedido por el emperador Carlos V siendo bautizada el 18 de Marzo de 1554 bajo los nombres de Santa María la Blanca y Dulcísimo Nombre de María de Valdivia. Su raza indígena era la huilliche y su actividad fundamental, la agricultura, cultivo de papas y manzanas. Fiel a su historia posterior, la ciudad sufrió un pavoroso sismo el 16 de diciembre de 1575. Hoy, como es sabido, mantenemos el triste record mundial en la materia con el terremoto de 1960.
Durante el siglo XVII, los sus castillos y fortalezas, particularmente sus murallas levantadas por los mejores ingenieros del reino, impresionaban. Los virreyes estaban empeñados en hacer de Valdivia el Gibraltar del Pacífico, y se decía en esa época que la población de Valdivia era " hechura de virreyes"
Luz y sombra recorren el camino valdiviano. En una próxima columna, seguiremos avanzando en su historia.
Juan Carlos Tobar
Abogado. Magíster en Derecho