Testigo privilegiado de la época dorada de la industria valdiviana, Guillermo Rudloff Manns, ex propietario de la recordada fábrica de calzados Rudloff, mantiene hoy a sus 95 años una mirada clara del desarrollo local, lo mismo que una receta para los años que no deja de ser interesante.
"La persona activa y emprendedora, nace no se hace", afirma y desde ese punto de vista cuenta algunos pasajes de lo que le correspondió vivir con el terremoto de 1960, la pérdida casi completa de su empresa a manos de la naturaleza, la posterior reconstrucción y los difíciles momentos que siguieron luego en su trabajo hasta el año 1970, cuando abandonó definitivamente ese proyecto y se retiró al campo, en Pishuinco.
¿Cómo calificaría el efecto del terremoto para su empresa?
-Mire, el hecho que ocurriera el terremoto significó prácticamente la ruina comercial de la empresa. Fue difícil volver a reconstruir, ya que los hermanos de mi padre sacaron su capital de la empresa familiar.
¿Y cuál fue su labor en la empresa después de ese hecho?
-Construir de nuevo la fábrica, lo que fue una cosa de locos y un proyecto casi inalcanzable en aquella época. Pero materialmente lo logramos, la fabrica se levantó y empezamos a trabajar nuevamente, aunque no con la misma intensidad de antes ya que había escasez de capital y las por deudas que se habían contraído.
¿Fue muy difícil mantener los empleos en esas condiciones?
-Bueno, la fábrica trabajaba, a tirones, pero lo hacía y los puestos de trabajo estaban, aunque muchas veces no teníamos el dinero para pagarle a los obreros. Y eso era complejo porque los trabajadores del calzado fueron un gremio muy poderoso en Chile, a través de la Federación Nacional que tenía, en esos tiempos, más de 30 mil asociados a lo largo del país.
Y el cierre de la fábrica, ¿en qué momento llegó?
- Al no tener el dinero para poder pagar los sueldos, yo mismo junto a los obreros formamos una mesa liquidadora donde fuimos discutiendo con el personal la liquidación total de la empresa. Posteriormente, se creó una cooperativa, donde los obreros y empleados se organizaron para cobrar la industria y pagar con su trabajo las deudas fiscales al gobierno. A esa altura, en marzo de 1970, yo personalmente me salí y no volví a saber del asunto.
¿Se rompió la confianza con su gente en ese momento?
-No, para nada, porque yo siempre fui muy amigo de los trabajadores. Y entonces el resultado de que la fábrica pasara a manos del personal no me dolió que se trataba de ellos y eso era preferible para mí.
¿A qué actividad se dedicó tras terminar esa etapa de la vida?
-Me radiqué con la familia en el sector rural de Pishuinco, donde compré unas hectáreas de tierra y me dediqué a la actividad agrícola, que incluía lechería, crianza de animales, siembra de cereales, como avena, trigo y raps, lo que continué haciendo hasta el año 2010.
Desde su experiencia, ¿Cómo ve la situación actual de la actividad industrial en Valdivia?
-En comparación con lo que ocurría durante los años 40 y 60, donde me tocó ver de cerca todo, Valdivia no ha avanzado mucho; muy por el contrario, siento que ha retrocedido, porque se ha desaprovechado el trabajo fluvial que antes existía, como el molino Hoffmann, la refinería de azúcar y la misma zapatería nuestra, entre otras empresas. Yo creo que la persona activa y emprendedora nace, no se hace y eso aún le cuesta entender a mucha gente.
Desde que comenzó a trabajar en la empresa familiar, Guillermo Rudloff destacó como un fanático del boxeo, lo que lo llevó a formar en 1947 junto a 20 obreros de la fábrica el Club de Boxeo Unión Teja. "Nos reuníamos en un local que nos conseguimos por medio de la fábrica para entrenar. En ese lugar armamos un ring", recuerda el retirado empresario, recalcando que de dicha institución surgieron grandes boxeadores como Germán Pardo y Julio Barría.
Guillermo Rudloff manns: testigo del esplendor industrial de valdivia
Ficha personal
Guillermo Rudloff Manns
Nació el 16 de junio de 1922 en Valdivia. Es el segundo hijo de Guillermo Rudloff y Stella Manns, conformando un clan que también incluía a sus hermanos Francisco y Jorge. Se casó el 22 de septiembre de 1945 con doña Sofía Mewes (94) y es padre de seis hijos: Alex, Claudia, Stella, María Pía, Cecilia y Cristián, por lo que hoy comparte el cariño 15 nietos (dos de los cuáles viven en Inglaterra y Canadá, respectivamente) y 17 bisnietos.
"Fui muy amigo de los trabajadores. No me dolió que ellos se hicieran cargo de la empresa..."
Guillermo Rudloff Manns, Ex dueño de la fábrica Rudloff."
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