El próximo 11 de marzo se cierra el segundo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. A pesar que fue un inmenso honor y guardo un profundo orgullo por haber servido en su Gobierno, no dedicaré esta columna a hacer una defensa irracional o radicalizada de estos cuatro años de gestión.

De eso se encargará la propia historia del país.

Sólo quiero ocupar estas líneas para resaltar dos cualidades que vi en ella y que me vienen a la memoria ante el término de este ciclo político.

La primera es la dignidad en política. ¿Cuánta crítica política injusta y antojadiza recibió la presidenta? ¿Cuánto fuego amigo tuvo que soportar? ¿Cuantas mentiras se contaron alrededor de su investidura?

En primera persona tuve la oportunidad de ver como su amor entrañable por Chile la hacía llegar a comprender a aquellos que no lograban entender las transformaciones que se estaban impulsando, no sólo de la oposición que era natural, sino de la propia coalición de gobierno, lo cual era algo antinatura y desleal. Parecía que las críticas le daban más fuerza para sentirse confiada que iba por el camino correcto cada vez que inauguraba una obra o saludaba a mujeres, jóvenes y niños que querían estrechar su mano.

La segunda es la valentía. Valiente no es el más fuerte o el más brabucón. No es el tamaño del líder en una lucha, es el tamaño de lucha que da un líder la expresión más fiel de la valentía.

Ella es una mujer valiente, dio una lucha gigante, se atrevió a mover el límite de lo posible en nuestra sociedad, garantizar derechos para otros y no acumular beneficios para sí mismo, eso es ser valiente.

La historia de los Presidentes de Chile está rodeada de mitos, anécdotas y hechos que le otorgan un sello para ocupar su lugar en la Historia.

No cabe duda que la historia de Michelle Bachelet tendrá muchas versiones, no sé cómo la escribirá Chile, al menos la mía se resume diciendo "digna usted señora Presidenta de la República, fue un honor haber servido a Chile bajo el mando de una mujer valiente".

Egon Montecinos M. Doctor en Ciencia Política

Una de las características más notorias de los valdivianos es el gran amor que sienten por su ciudad, lo que resulta muy beneficioso si se le conduce adecuadamente y si se canaliza por la firme determinación de colaborar con el crecimiento del terruño en todos y en cada uno de los aspectos de la vida en común.

Querer las raíces basados en el respeto a lo mejor que han ido dejando las generaciones precedentes y asumir la responsabilidad de enfrentar los desafíos del futuro es un buen comienzo para ser un buen hijo de un determinado lugar.

Ahora, si se trata solamente de vociferar que la ciudad de cada uno es la mejor o la más bella del mundo, no se consigue más que consumar un improductivo chovinismo. El cariño hay que demostrarlo a cada instante, pero con actitudes y hechos tangibles por delante de la repetición de consignas, que en la mayoría de los casos responden a buenas intenciones o mensajes políticos.

Valdivia resultó muy bien evaluada por su propia gente en una encuesta realizada hace poco por el estudio Chile 3D, que permitió a la capital de Los Ríos igualar en el primer lugar con Punta Arenas entre las 24 ciudades consideradas en el trabajo. Es un motivo de legítima alegría, pero hay que tomarlo con cuidado, porque las urbes que quedaron en las últimas posiciones fueron coincidentemente las principales de la zona norte, que por paradoja son las que concentran los mejores salarios del país. Posiblemente se está diciendo que no todo lo que brilla es oro, porque se señaló que la causa para tanto descontento es la carencia de áreas verdes, fundamentales para una auténtica calidad de vida.

A Valdivia, en cambio, si hay algo que la caracteriza es el color de su naturaleza. El verde de la vegetación y el azul de los ríos levantan el ánimo y hacen crecer el optimismo, por mucho que la lluvia pinte de gris la mayoría de los días. Esos colores son los que hay que cuidar y aumentar para que una vez que se le agreguen las obras que están pendientes, se logre la ciudad más bonita de Chile.

30 años | 28 de febrero de 1988

Urge el asfaltado de la ruta hasta playa de Los Molinos

Estudios realizados por la Municipalidad de Valdivia entregó cifras que hablan de la necesidad de asfaltar el camino hasta el balneario de Los Molinos, cuya playa se ha convertido en factor de atracción para la actividad turística, la que se ve mermada por las dificultades que implica llegar en vehículo hasta el sector.

20 años | 28 de febrero de 1998

Vecinos piden entrega al uso de avenida Mackenna

Extrañados por la tardanza en entregar al uso la recién pavimentada segunda calzada de la avenida Mackenna, en el sector sur de Valdivia, vecinos del sector solicitaron a las autoridades la autorización para ocupar la calzada de la transitada arteria. Lo que pasa es que dieron plazos muy largos para la obra, explicaron.

10 años | 28 de febrero de 2008

Ocho comunas en estado de emergencia por sequía

Más de dos mil millones de pesos invertirá el gobierno para ir en ayuda de pequeños agricultores de ocho comunas de la región que se encuentran seriamente afectados por la sequía que azota la zona. Mariquina, Lanco, Panguipulli, Paillaco, Los Lagos, Futrono, La Unión y Lago Ranco están incluidas en el plan de emergencia.