Oportunismo de género
Hace unos días el Presidente Sebastián Piñera anunció una serie de medidas "a favor de nuestras (sic) mujeres", que consisten en una serie de urgencias legislativas a procesos ya existentes, cuestiones ya hechas en 1997 como la enmienda constitucional y titulares sin ninguna bajada concreta aún. Pese a que pueda parecer que tiene buena recepción, las estudiantes no creemos en su oportunismo. Al asumir la ministra Plá entregó una hoja de ruta mucho más acotada. Y, sobre todo, no podemos creer en sus intenciones si al mirar la historia son la UDI y RN quienes han estado en contra de los derechos de nosotras las mujeres, en contra de que decidamos sobre nuestro propio cuerpo, cuando desde su sector han dicho incluso que hay violaciones que no son violentas.
Entre las medidas que omitió el Presidente está la principal demanda de las movilizadas: educación no sexista desde el ciclo inicial hasta la educación superior. En educación inicial y escolar, creemos que se debe hacer un esfuerzo por erradicar lo que se llama "currículum oculto", es decir, creencias y prejuicios de los docentes que se transmiten en aula. Está demostrado cómo a temprana edad profesores relegan a las niñas de las matemáticas y ciencias y en caso opuesto con los niños para lenguaje y artes.
Esto implica también un proceso paulatino de eliminar los colegios segregados por sexo, pero con fuerte trabajo previo porque, si no, tiene consecuencias negativas en las niñas. Otro pilar de la Educación No Sexista es el curriculum: no se trata, como dicen los que caricaturizan esto, de barrer con lo anterior, sino en historia y filosofía, por ejemplo, situar la falta de autoras, pensadoras, presidentas, en la histórica exclusión de las mujeres, o recuperar a quienes han sido invisibilizadas. Por último, dos cosas fundamentales: la erradicación del abuso y acoso sexual dentro de las aulas y Educación Sexual Integral desde la sala cuna a la Universidad.
No ha respondido a nuestras exigencias y con su oportunismo, impulsando temas que su sector siempre ha boicoteado, el Presidente sólo incita a una mayor movilización.
Valentina Gatica Gómez Pdta.Federación de Estudiantes Feuach
Seminario San Fidel
Soy investigador, y mi trabajo es el desarrollo de medios de contraste biológicos en la Universidad técnica de Munich. Hoy quiero felicitar al seminario menor San Fidel por un año más de trabajo. Cómo ex alumno no puedo más que agradecer a la iglesia y en especial a la diócesis de Villarrica por desarrollar un proyecto educativo de excelencia. El seminario me inculcó conocimientos y valores cristianos.
Gracias a los profesores, funcionarios y sacerdotes comprometidos con el superar la pobreza por medio de la enseñanza y la fe, por mostrar un camino por medio de la libertad para alcanzar los valores superiores
Juan Pablo Fuenzalida Werner jpfuenzalidaw@gmail.com
Mujeres se tomaron las calles
Estamos viviendo una época que jamás imaginé presenciaría. Las mujeres, en especial las jóvenes chilenas, se tomaron las calles diciendo "¡se acabó! ¡basta!" al trato desigualitario y a la falta de respeto con la mujer.
(...) En este contexto surge en mi memoria otro movimiento que encabezamos las y los jóvenes universitarios(as) durante la segunda mitad de los años sesenta. En esa época, el sistema universitario -compuesto por ocho planteles- experimentó un profundo y extenso cambio. La efervescencia estudiantil, junto a movimientos de distinta índole, culminó, en el mundo universitario, con la reforma que estableció una nueva forma de administración del poder centrada en la participación tripartita de la comunidad universitaria. Entre 1967 y 1968 las universidades se encontraron desafiadas a cambiar. Las juventudes universitarias de entonces, apoyadas por algunas(os) docentes, fuimos escuchadas. Nuestro movimiento era eco de lo que pasaba en otros países y nos sentíamos identificados e identificadas con lo que se llamó 'Mayo del 68' en París. Los y las jóvenes cambiaríamos el mundo y las relaciones de poder existentes hasta entonces. No obstante, la utopía chilena tuvo su fin, que, ni en las peores pesadillas habríamos imaginado: el golpe de estado del año 1973. La reforma universitaria fue interrumpida, de manera brusca y brutal. La intervención militar, la "limpieza" de docentes marxistas en las casas de estudios y la eliminación de varios programas universitarios, especialmente en el área de las ciencias sociales, tuvo y tiene consecuencias que aún persisten después de 50 años.
Estamos en un momento histórico, único, en el que tenemos la posibilidad de detenernos y tomar conciencia que podemos co-construir entre todos y todas un mundo en el que nos guste vivir, en el que todos tengamos cabida. Nuestras juventudes nos desafían a nuevas formas de relación, en la que la diversidad no solo sea aceptada, sino que valorada. En las que exista un espacio relacional de consideración para cada una de nosotras y nosotros, en nuestra calidad de personas, independiente de la situación económica, la raza o la orientación sexual (...)
Ana María Zlachevsky Decana Fac.Ciencias Sociales Universidad Central