Desde Valdivia presentaron informe 2017 sobre pobreza y desigualdad en Latinoamérica
BRECHAS. Chile es uno de los países menos desiguales, pero situaciones complejas como malnutrición infantil, acceso al agua o equidad de género son los desafíos que plantea el estudio.
No dejar ningún territorio atrás. Ese es el lema del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp), cuyos directivos eligieron Valdivia para dar a conocer en el país los resultados de su informe sobre Pobreza y Desigualdad 2017. Este estudio fue elaborado con información actualizada de Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú y persigue monitorear -a través del análisis de 27 indicadores- los avances que se han alcanzado con respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados para los territorios de América Latina, como también los objetivos de la Agenda 2030.
Y estos objetivos son, poner fin a la pobreza, lograr la seguridad alimentaria, garantizar la vida sana y la educación, lograr la igualdad entre géneros, priorizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible, promover el crecimiento económico, reducir la desigualdad entre los países y lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Resultados generales
Ayer, en la sala Paraninfo de la Universidad Austral de Chile, la directora ejecutiva de Rimisp, Ignacia Fernández, entregó la actualización para 2017 de un estudio que han desarrollado desde 2011. Y la actividad fue organizada en conjunto con el Centro de Estudios Regionales y de Desarrollo Territorial de la Uach.
Fernández destacó que en todos los países de Latinoamérica los territorios rezagados tienen características similares. Son más pequeños en términos de población y, además, son más rurales. Tienen una mayor proporción de población perteneciente a pueblos originarios o afrodescendientes, dependiendo del territorio y tienen mayor proporción de población menor de 15 años.
Al comparar la evolución de los informes explicó que "las metas vinculadas a ámbitos más primarios del desarrollo humano registran mejoras transversales, a excepción de Guatemala". Y esas mejoras se manifiestan en el aumento de cobertura -escolar u hospitalaria- e infraestructura, con más caminos, por ejemplo.
En cambio, afirmó que los temas más complejos aún están lejos de ser resueltos. "En indicadores que reflejan objetivos más exigentes, los avances no son tan claros e incluso se observan retrocesos".
Se trataría de temas como reducción del embarazo adolescente, mejora en la calidad de la educación, disminución de la desigualdad económica, malnutrición infantil o mayor equidad de género. "Son problemas que no tienen solo una causa, pero solucionarlos es un compromiso suscrito por todos los países", dijo.
La realidad chilena
Fernández, planteó que "Chile se encuentra -en términos generales- en una buena situación relativa, es decir, va a cumplir una buena parte de las metas de desarrollo porque el indicador global muestra que es el país menos desigual del grupo. Sin embargo, dentro del país existen diferencias muy grandes y hay brechas territoriales importantes. Ellas afectan sobre todo a las zonas rurales. Lamentablemente hay zonas de mucha riqueza, pero hay otras con mucha pobreza".
Y esas diferencias son más fuertes en temas como seguridad alimentaria, equidad de género y en acceso a agua potable.
"También miramos varios indicadores que tienen que ver con acceso a empleo de buena calidad y, efectivamente, en la capital nacional y las capitales regionales hay muchas mejores posibilidades para acceder a uno que en las zonas rurales, donde el empleo es mucho más precario", dijo la experta.
Necesaria articulación
¿Influye el crecimiento económico en disminuir la desigualdad? Fernández explicó que "hay quienes dicen que sí, pero otros creemos que el crecimiento por sí solo no resuelve el problema por sí solo. El crecimiento favorece y privilegia a algunos, pero deja a mucha gente detrás".
Para la experta el camino a seguir debería estar vinculado con la articulación. "Los temas más urgentes de atender en nuestra agenda no pueden ser abordados por el Estado por sí solo. Es una tarea que requiere a más actores, a los privados, a la academia y a la sociedad civil. La idea es generar agendas más transversales e integradas, donde las regiones -en el caso de Chile- tengan un peso predominante y fundamental en definir opciones para su desarrollo. Lo central es avanzar en descentralización", aseguró.
Propuestas concretas
Algunas propuestas derivadas del informe para disminuir las brechas fueron formalizar instancias de coordinación y definir roles y funciones de las instituciones que forman parte; diseñar un sistema de incentivos que promueva la acción coordinada; reconocer el rol fundamental que tienen los gobiernos locales e instituciones territoriales; contar con profesionales con dedicación específica para gestionar la articulación de los actores y promover la participación de privados y la sociedad civil.