Juan Carlos Hernández G.
Ingrid comenzó a dirigir a los 14 años de edad. Katiuska cumplirá su segunda temporada en la Liga Nacional. Catalina sueña con llegar al nivel Fiba. Ivanna quiere avanzar paso a paso. Las cuatro, en un momento de sus vidas, decidieron ser protagonistas desde otra vereda, quizás si la más difícil del básquetbol, impartir justicia en una cancha. Con un pasado común como jugadoras de la Universidad Austral, son parte del contingente femenino que se abre paso en un feudo generalmente masculino, el del arbitraje. En la actualidad, en Chile hay alrededor de 30 juezas de baloncesto. En Valdivia son seis y se suman dos aspirantes.
Juezas de hierro
¿Quiénes son? Ingrid Karow (31 años) pertenece al Colegio de Árbitros de Valdivia, dirige desde los 14 años y hoy reparte sus horas entre el arbitraje, su rol de madre, su profesión de profesora de Educación Física, y trabajo en talleres del IND, en la U. San Sebastián y la Agencia de Calidad de la Educación. Comenzó a arbitrar cuando estudiaba en el Liceo de Niñas y al integrarse al trabajo de mesa de control, el dirigente Javier Ramírez le vio condiciones para dirigir. Así comenzó una carrera que la ha llevado a torneos nacionales federados, escolares, Juegos de la Araucanía, laborales, maxibásquetbol y hoy integra el staff de jueces de la Liga Saesa, hasta la serie U-17.
En cambio, Katiuska Marchant, Catalina Muñoz e Ivanna Pozo integran la Agrupación de Árbitros y Mesa de Control Universitarios de Valdivia. A ellas se agregan María Angelina Silva y Ninoska Delgado como jueces, y Camila Fuentes y Natalia Ziegele como aspirantes.
Katiuska Marchant (26) también es profesora de Educación Física y gestora territorial en el IND. Es parte del staff de jueces de la Liga Saesa y se apresta a cumplir su segunda temporada en la Liga Nacional (LNB). Hace seis años era oficial de mesa, pero por la ausencia de un árbitro en un torneo asumió como juez y desarrolla su labor en torneos universitarios, nacionales federados y Juegos de la Araucanía, con dos finales incluidas. Además, integra la comisión técnica de su agrupación.
Catalina Muñoz (26) es estudiante de cuarto año de Pedagogía en Educación Física en la UACh y hace dos años realizó el curso de juez y oficial, motivada por Katiuska. En su corta trayectoria suma presencias en Liga Femisur, un campamento Fiba en Viña del Mar y el último Nacional U-13 Femenino, además de torneos escolares y laborales.
Ivanna Pozo (24) es estudiante de quinto año de Odontología en la UACh, comenzó como oficial de mesa de control -labor que aún desempeña- y dirige en la Liga Femisur y campeonatos escolares.
¿por qué?
¿Qué las motiva a dedicarse al referato? Saben que es un mundo en el cual la generosidad de las críticas supera largamente al espacio de las congratulaciones, pero coinciden en que la labor formativa que pueden desarrollar las lleva a sentirse realizadas y seguir ligadas al deporte de sus amores. También, la adrenalina de conducir el juego y la posibilidad de desarrollarse como juezas deportivas ocupan un espacio importante en sus carreras.
Ivanna Pozo realizó el curso hace dos años, junto con Catalina Muñoz y cuando era oficial de mesa de control. "En la agrupación faltaban árbitros y nos animamos, porque teníamos el bichito del arbitraje. Lo más motivante para mí, en este momento, es trabajar con niños y niñas, porque una pasa a ser parte de su formación", asegura.
A su turno, Katiuska Marchant recuerda que su interés siempre ha sido seguir ligada al básquetbol en la etapa posterior a la de jugadora. "Es un mundo diferente, pero cuando empecé tuve buenos comentarios y me fui entusiasmando. Ahora comenzamos a trabajar con un tour de minibásquetbol, donde se recalca la importancia del árbitro. Trabajando con niños, ellos pueden aprender y después vemos su evolución".
En el caso de Catalina Muñoz, sus compañeras ven en ella una potencial jueza profesional. "Hice el curso hace dos años y aunque no me gustaba al comienzo, porque es un mundo completamente diferente al de ljugadora, empecé a dirigir. He tenido oportunidades y ahora me gusta mucho, porque todos son partidos diferentes y de todos se aprende", señala.
El público
Las cuatro juezas también coinciden en que los aficionados se transforman en un obstáculo externo al juego. Es cuestión de ir a un gimnasio los fines de semana para encontrarse con hombres y mujeres que -sin distinción- gritan de todo a jueces y rivales. Desde el típico "saquero" o "saquera", hasta los más fuertes insultos y obscenidades.
"Yo entiendo que a veces la gente no tiene muchos conocimientos de las reglas, que aman demasiado a sus hijos o que van al gimnasio a desestresarse. Esa es una parte negativa relacionada con el juego, pero no debe afectarnos. Al comienzo es difícil, pero después y con trabajos psicológicos, aprendemos a bloquear lo que ocurre en las tribunas y enfocarnos en los niños y jóvenes que tenemos a cargo. A veces también es necesario bloquear a entrenadores y bancas, porque hay 'de todo'. Con la experiencia aprendemos a manejarnos en estas situaciones y que hay gente que siempre estará buscando ponerte en jaque", indica Ingrid Karow.
Como parte de ese público, llama la atención la agresividad de los padres en los encuentros infantiles. En el Nacional Federado Femenino U-13, Catalina Muñoz fue parte del cuerpo referil 100% femenino del torneo y aunque la presencia solo de juezas fue bien recibida por jugadoras y entrenadores, de nuevo fue el público quien dio la nota alta de indisciplina. "Las barras de Ancud, Valparaíso y Santiago ensuciaron el Nacional. Iban solo a gritarle a las árbitras y las jugadoras rivales, al extremo de hacer llorar a las niñas de otros equipos e insultarnos a nosotras cuando estábamos descansando en las tribunas. Ahí, da para pensar en el ejemplo que le dan a sus hijas, a tal punto que influyen en el juego, igual que entrenadores con los cuales no se puede tratar", afirma Catalina Muñoz.
Y agrega que aun cuando ha tenido pocos problemas con jugadores adultos, "hay algunos que son bastante irrespetuosos. Cuando empecé, me afectaba bastante lo que gritaban desde fuera, porque puedo hacer bien mi trabajo, pero el público siempre está contra nosotros. Son situaciones muy desagradables, hombres y mujeres gritándote insolencias, pero que con el tiempo y los consejos, empezamos a dejar de lado".
Aquí, Katiuska Marchant reirera que los padres de las categorías formativas "tienen que entender eso, que son formativas y que a sus hijos se les está enseñando para que después lleguen a una liga o una selección con una personalidad determinada, pero muchas veces se dedican a ensuciar el juego y desconcentrar a los niños. Cuesta hacer entender a los padres que en la categoría que sea, el básquetbol es un deporte y un juego".
Para Ivanna Pozo, la árbitra debe trabajar "partido a partido", para abstraerse de las situaciones conflictivas. "Que haya una o mil personas no debería influir en nuestras decisiones. Al comienzo afecta cuando te equivocas y te reclaman, pero una se va acostumbrando. Si la gente se da cuenta que estás achacada, te puede afectar más, pero de a poco se va trabajando para bloquear esas situaciones", indica y agrega que "hay partidos que se descontrolan y escapan de las manos porque desde las bancas hay mal comportamiento. También, dependiendo de la categoría, los equipos y el tipo de público, los jugadores son más complicados".
En tanto, Katiuska Marchant asegura que los factores de mayor complicación son relativos, porque dependen del juego en sí mismo, de externalidades, de los equipos que están en cancha e incluso del día en que están jugadores y entrenadores. "A veces, la barra es la que empieza a hacer problemas y también la banca o el cuerpo técnico y ese es un déficit que hay en Chile, que la banca es muy influyente y termina ensuciando el juego. Todas son situaciones que influyen en el comportamiento de los jugadores y aunque tratamos de controlar el juego, no siempre podemos lograrlo", agrega.
Estos avatares se comentan y analizan en reuniones y charlas técnicas. "Tratamos de entregarles todas las herramientas a las chicas, para que vayan mejorando. El error referil es parte del juego, como también lo son las equivocaciones de los jugadores o de los técnicos. Nos esforzamos para dirigir de la mejor manera y con la fluidez que el juego necesita. Tenemos que estar preparadas física y mentalmente para trabajar partido a partido", asegura Marchant.