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El valor de la Casa Fehlandt como monumento

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María Inés Gutiérrez también tuvo una importante labor en la declaración de la Casa de la Cultura, ex casa Fehlandt, como Monumento Histórico.

"En el año 2005 se hizo una restauración y posterior a esos años se trabajó para lograr la puesta en valor de los espacios comunales. Dentro estaba la Casa de la Cultura, la Bodega Estación y el edificio de las ruinas de las purificadoras de carbón de Pupunahue. Se hizo un estudio para ingresarlo al Consejo de Monumentos Nacionales. El municipio y el gobierno asignaron recursos, yo siempre con la camiseta puesta apoyando a los que hacen investigación. Uno conoce a la gente, tiene las redes y los materiales. Uno fue parte de los procesos. Por eso cuando en 2015 se declaró como Monumento Histórico fue muy emotivo y vino a decir que dejar un espacio bajo la tuición del Estado es muy importante. Este espacio no es monumento por su arquitectura, es por lo que ocurre en él. Sin comunidad los espacios no se mueven", explicó.

"Sin comunidad los espacios solos no se mueven; la gente es parte importante"

PREMIO REGIONAL. La encargada de la Casa de la Cultura y de la Biblioteca de Máfil fue premiada con la Medalla 2 de Octubre por el Core.
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María Inés Gutiérrez Mora fue una de las 13 personas que, durante las actividades de celebración del 12° aniversario de Los Ríos, fueron premiadas por el Consejo Regional en reconocimiento a su trabajo por el desarrollo del territorio. Y en su caso, por sus más de 30 años de preocupación por la gestión cultural de la comuna de Máfil.

La ceremonia fue realizada el pasado 2 de octubre, a las 11 horas, en el remodelado Teatro Cervantes. Gutiérrez llegó media hora antes, compartió con los demás premiados y cuando escuchó que pronunciaban su nombre a través de los parlantes, subió al escenario entre aplausos. Permaneció ahí mientras leían su extenso currículum. Contaron que había nacido en la localidad de Runca el 20 de junio de 1956, donde aún vive con su marido Fernando Castillo y su hijo Marcelo Riffo. Que es técnico de nivel superior en Administración de Empresas y que también es diplomada en Gestión Cultural de la Universidad de Chile.

Dijeron que en 1986 comenzó a trabajar como asistente y secretaria ejecutiva en la Casa de la Cultura de Máfil y de la Biblioteca. Ahora, ella es quien gestiona la casa y quien administra la biblioteca, un espacio que actualmente tiene categoría de centro cultural. Además contaron que su trabajo ha sido fundamental para el desarrollo de la Orquesta Infantil Juvenil de Máfil y para el rescate de la memoria histórica de la comuna.

Al final se refirieron a sus reconocimientos, que no son pocos. En 2011 recibió una distinción del Concejo Municipal de Máfil, una Beca del Consejo Nacional de la Cultura y Las Artes y en el año 2016 fue reconocida por la Asociación Nacional de Asistentes de la Educación, en Santiago. Mientras escuchaba todo, analizaba su vida completa. "Es difícil resumir 63 años ¡Quedan tantas cosas afuera!", expresó después. "Lo que me hace feliz es mi familia, ellos me han entendido y me han apoyado todo este tiempo. Para mí ha sido un tremendo logro haber trabajado en cultura", dijo.

-¿Cómo llegó a trabajar en la municipalidad?

-Tuve mi primer trabajo en la Municipalidad de Máfil en el año 1981. Trabajé en el departamento social en el Programa de Empleo Mínimo, porque en esos años hubo mucha cesantía, circulaban las familias completas en el programa. Después, en 1985, empecé a trabajar en un departamento de Cultura que recién se estaba formando. Trabajamos con la maestra Beda Meneses en la biblioteca, un recinto que estaba al interior de la municipalidad antigua. Ahí se mostraban películas, se hacían cursos de ortografía. La maestra le dijo a la alcaldesa de esa época, Cecilia López, que había que tener un espacio para la cultura y se gestionó la compra de la Casa Fehlandt para trasladar la biblioteca y generar más actividades. Nos trasladamos. Al principio me fui muy triste al nuevo espacio porque estaba saliendo del municipio, pero con la señorita Beda le dimos vida a este espacio. Además, podía llevar en las tardes a mi hijo. Para mí fue maravilloso porque mi niño se estaba formando bien y con su mamá. Tomé todas las oportunidades que tenía para avanzar y capacitarme. Elaboramos proyectos culturales y así me empecé a dedicar muy feliz a esto, siempre haciendo más de lo que me pedían. Me transformé en parte del equipo de trabajo y eso para mí fue muy importante, porque era considerada.

-¿Por qué decidió continuar en gestión cultural?

-Me empezó a llenar mucho este trabajo, porque veía que era muy transversal y le tomé mucho cariño. Me esforzaba lo más que podía. En el año 2003 mi jefa se acogió a retiro por salud, el Consejo de la Cultura y Las Artes me becó para que yo hiciera el diplomado para profesionalizarme en cultura y posterior a eso logré que la municipalidad me asignara como encargada de la Casa de la Cultura, cosa que ya estaba haciendo, pero sin el cargo. Mi desafío era avanzar en todo, con la orquesta, con la biblioteca, con todo. Cuando se creó la región de Los Ríos tuvimos una jornada con el Ministerio de Educación en Puerto Montt, donde nos hicieron una despedida. Los colegas de la época, de las corporaciones culturales de la zona, me entregaron una distinción y me preguntaban cómo hacía las cosas, porque yo era un ejemplo. En ese momento me creí el cuento, que lo estaba haciendo bien. Me lo decía gente de provincias grandes, que estaban curiosos sobre cómo lo hacíamos en esta comuna pequeña. Me estaban apoyando porque veían que las cosas se hacían.

-¿Por qué se involucró en la publicación de textos sobre la historia de Máfil?

-Había desafíos pendientes. Para la creación de la región se hizo un diagnóstico y decía que la comuna de Máfil no tenía historia editada. En ese momento empecé a tomar líneas. La primera oportunidad la tuve en el año 2008. Yo había estado apoyando con material a una alumna que había realizado su tesis en la Universidad de la Frontera, con todo el material hice el proyecto y la edición del libro Máfil en la Historia y la Memoria 1930-1964. Además, gracias a las redes que formé conocí al profesor Ricardo Molina de la Uach, quien me apoyó. Me lo financió el Gobierno Regional y lo lanzamos. Así tomé muy rápidamente en serio mi gestión cultural y el cargo que estaba ejerciendo. Hemos rescatado memorias y estamos editando documentos para dejar un archivo para la comuna de Máfil, para la posteridad.

-¿Cómo se logra realizar tantas actividades culturales en una comuna pequeña?

-Con esfuerzo y con pasión. No ha sido una tarea fácil, pero cuando uno ve, por ejemplo, tocar la orquesta en comunas o ve que las cosas se realizan, uno no puede detenerse. Cuando ves que los niños llegan a los diez años, se van para estudiar y vuelven para convertirse en nuestros instructores y trabajadores es muy emocionante. Es como ver a los hijos. Eso me apasiona mucho, hago mi trabajo con gusto y no escatimo tiempo. También he visto cómo la comunidad de Máfil ha ido creciendo, porque sin comunidad uno no puede hacer esto. Además, nuestro alcalde Claudio Sepúlveda tiene muy bien puesto el tema cultural y deja ser. Eso es muy importante, porque está dispuesto a trabajar por la comuna.

-¿Qué significa para Máfil la nueva biblioteca?

-La nueva infraestructura, que es de lujo, fue inaugurada en febrero de 2018, pero Máfil ha tenido biblioteca por más de 36 años. Ha tenido convenios con la Biblioteca Pública, la Dibam, Biblioredes, mil cosas han ido pasando. Tener un edificio moderno fue un sueño que la comunidad tenía en los cabildos culturales. Ahora estamos trabajando para fomentar la lectura, somos parte del Territorio Lector de la región de Los Ríos y consideramos la importancia que tiene la lectura especialmente para los niños y los jóvenes. Recientemente nos adjudicamos un proyecto del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural de 4 millones 73 mil pesos para la adquisición de nuevas colecciones infantiles y juveniles. Hemos ido generando un sin fin de actividades. El alcalde ha dispuesto que la biblioteca atienda de lunes a domingo y hemos estado tratando de cumplir esta marcha y que eso quede para siempre. Tenemos alrededor de 5 mil libros.

-¿Cuáles son los desafíos?

-La Casa de la Cultura y la Biblioteca generan un impacto social en la comunidad, y el municipio tiene un compromiso. Nosotros somos los que ponemos la cara y trabajamos de acuerdo al plan de cultura. Faltan muchas cosas, la participación es un tema. Necesitamos que sea más efectiva por parte de la comunidad para aprovechar las oportunidades. De esta manera seguiremos creciendo. También nos falta avanzar para mejores financiamientos.