Si bien su origen es asiático, el plátano podría ser la fruta maldita del Caribe y Centroamérica, y Estados Unidos el brujo que ha conjurado algunas de sus calamidades.
Esa es una de las reflexiones que deja "Tiempos recios" (Alfaguara, 2019), la nueva novela del Nobel peruano Mario Vargas Llosa, quien confirma no solo su vigencia literaria, sino que también su valía intelectual y política.
El tema de esta novela, la injerencia estadounidense en el subcontinente, no es nuevo entre los escritores latinoamericanos. Sin embargo, Vargas Llosa logra articularlo de una forma que envuelve al lector, casi como en un thriller político -si bien el final es conocido-, pero también consigue abrir debate, con una ficción histórica que incomodará tanto a la izquierda como a la derecha.
En "Tiempos recios" se narra la conspiración que desencadenó la caída del presidente guatemalteco Jacobo Árbenz, en 1954. Ex militar, Árbenz intentó profundizar las reformas iniciadas por su predecesor en el poder, Juan José Arévalo, las que apuntaban a sacar a Guatemala del feudalismo, insertando a la economía y a la vida social a grandes masas de obreros, campesinos e indígenas, hasta entonces marginados. Según enfatiza Vargas Llosa, su modelo era la democracia estadounidense, con base en una economía capitalista y con libertades civiles. Sin embargo, medidas como una moderada Reforma Agraria y el cobro de impuestos para compañías que gozaban de exenciones, lo instalaron como enemigo de la entonces omnipotente United Fruit, compañía bananera de EE.UU. encumbrada gracias al soborno y otras malas prácticas.
Esto llevó a que dos personajes muy disímiles se cruzaran: Sam Zemurray, dueño de la United Fruit, y Edward L. Bernays, padre de las relaciones públicas y efectivo propagandista. Ambos iniciaron una campaña del terror, promoviendo la idea, absolutamente falsa, de que el Presidente Árbenz era comunista y pretendía instalar en Guatemala un foco que expandiría la influencia soviética por todo el continente, algo que EE.UU. -fuera real o no- jamás podría permitir.
Daniel
Carrillo