Nuevo pacto social
La pérdida de confianza por parte de la ciudadanía en el sistema democrático en las últimas décadas explica, en gran medida, la actual y significativa crisis que estalló este fin de semana en nuestro país. Entre 1990 y 2019 la adhesión a instituciones y personas, que supuestamente deben velar por la dignidad de las personas, disminuyó de 70 a 30 puntos, lo que sumado a diagnósticos sociales y culturales erróneos fue co-creando esta realidad invisible de descontento e insatisfacción ante la imposibilidad de acceso a una vida con igualdad de oportunidades.
El modelo neoliberal nos atrapó a todos, haciéndose parte de nuestro ADN el individualismo, el proyecto personal por sobre el colectivo. Así, hemos sido cómplices de una violencia estructural que con los años ha producido un daño profundo en el tejido social de nuestro país, con una estratificación socioeconómica que hemos validado desde nuestros propios egos.
Y en este camino de desequilibrio e inequidad cada sector creyó tener la solución con su proyecto, diferente y excluyente del otro, haciendo imposible lograr un acuerdo político que evitara la violencia estructural, encubridora de la violencia directa y simbólica. Así nos fuimos olvidando del principal patrimonio de un país: la dignidad de sus personas, transándola para mantener un modelo de desarrollo que nos prometía comodidad y acceso al consumo.
Asimismo, en este proceso muchas universidades nacionales están al debe. Varias de ellas, bien situadas en los rankings nacionales e internacionales, optaron por perpetuar este modelo, situando a la educación como un bien de consumo y entregando una formación que consolidaba éste en sus aulas.
Más allá de las acciones de vandalismo y saqueo, los últimos acontecimientos han llevado a que la ciudadanía cuestione profundamente nuestro actual modelo de crecimiento y exija un nuevo pacto social. Pacto social para el cual será fundamental generar nuevos indicadores de medición del desarrollo humano, que evalúen el progreso y bienestar de las personas de manera integral, de tal manera de recuperar el derecho de las personas a vivir con dignidad. Personas que, finalmente, son el alma y patrimonio de nuestro país.
José Albuccó Académico de la UC Silva Henríquez
Banderas
Cada vez que la gente sale a la calle a realizar las protestas pacifícas, ¿qué se a visto? Miles de banderas flameando de nuestro país, de clubes deportivos y de ningún partido político.
¿Qué nos señala esto? Que los manifestantes no se identifican con ningún partido político ya que estos, todos, son responsables y cómplices de la realidad del país que nos tienen cansado de tantas injusticia y miseria.
Que no se atrevan a sacar réditos de estos movimientos, porque ya no se les cree.
Ya hemos visto que aún hasta hora solo se dedican a dar mal ejemplo en el Congreso perdiendo horas en culpar al rival y no discutir con altura de mira de cómo solucionar, con unidad nacional, lo que estamos viviendo.
Viven en una burbuja y dan pena.
Pedro Antonio Basaure pedro_antonio1946basaure@hotmail.com
Avance para todos
Muchos hablan de la "gran participación de la sociedad civil estos días". Qué distinto sería Chile si la otra mitad de los que podían votar hubieran asumido su responsabilidad.
El ser ciudadano no sólo implica gritar en la calle y participar en las redes sociales. Tiene responsabilidades, y una de aquellas es la participación civilizada en política, la única vía en que la sociedad civil mediante el sistema democrático busca resolver sus diferencias y puede estructurar y guiar al estado para un mayor bienestar para toda la sociedad.
Para la próxima elección, sepa quién es su candidato, infórmese cuál es su programa, ayude en la designación y elección de aquellos que más representan sus intereses y el de aquellos que quieren hacer que Chile avance para todos.
Danilo Godoy Konczak dgodoik@gmail.com
Chileno-alemanes
A mediados del siglo XIX llegaron los primeros colonos alemanes, Individuos que, ante la oferta del Estado de Chile, decidieron viajar meses en barco para ayudar a aquel país tan alejado de su propia tierra natal. La única función de estos alemanes era la poblar y desarrollar, a través del trabajo, los territorios del sur de Chile.
Luego, a más de 165 años de su llegada, la comunidad chileno-alemana es la responsable de la creación de clubes sociales, colegios, iglesias, clínicas, clubes deportivos, compañías de bomberos y muchas instituciones más, sin olvidarse de la creación de centenares de empresas y corporaciones.
Por lo mismo, resulta impresionante que existan personas que se olviden de todos los aportes que ha hecho los chileno-alemanes a este país; parece ser que aquéllos que viven en la ignorancia y que osan de escribir "afuera colonos alemanes" creen que comunidades que han adoptado a Chile como su propio país y al que han dedicado generaciones de sudor y sangre, no lucharan por el recuerdo de sus ancestros.
Rolf K. Möller-Holtkamp Jaederlund rk.moeho@gmail.com