Misión de la ONU en Chile
Ante la presunta violación delictiva de derechos humanos por la intervención de las Fuerzas Armadas, al decretarse Estado de Emergencia por el estallido de actos de protestas y violencia, tanto el Parlamento cuanto el propio Gobierno, han solicitado que se nombre una misión de la ONU, a fin que verifique tal situación. La intervención de un organismo internacional en problemas de orden interno sólo se explica porque la comisión de delitos violatorios de derechos humanos cometidos por agentes del Estado o "crímenes de lesa humanidad son de jurisdicción universal y están tipificados en los Convenios de Ginebra instituidos en agosto de 1949 y que Chile ratificó y adoptó como ley de la república en enero de 1950.
Estos crímenes cometidos en conflictos armados tanto internos cuanto internacionales, según su artículo 3 común, se refieren a atentados contra la vida e integridad de las personas, mutilaciones, suplicios y tratamientos crueles, inhumanos y degradantes cometidos contra civiles y detenidos o prisioneros. Estas disposiciones que limitan el accionar de la fuerza en conflictos armados constituyen el derecho humanitario, en que los militares, ante el desconocimiento de los rebeldes de la ley vigente, deben aplicar los principios de la racionalidad, de la necesidad y el de la proporcionalidad.
Es una exigibilidad muy superior a lo que se pide a cualquier civil y que requiere de mucho carácter y fortaleza, pues la responsabilidad es personal y los actores no pueden refugiarse en el acatamiento de órdenes. En este aspecto, el Gobierno, al invitar la misión investigadora de la ONU, ha tenido sin duda una actitud valiente, pues significa que está dispuesto a aceptar la responsabilidad que le podrá recaer si al enviar las tropas a la calle no hubiese dado en forma clara y precisa las instrucciones correspondientes.
Ello es relevante al considerar que a los miembros de las Fuerzas Armadas que cometieron excesos en el período 1973- 1990, en que dirigía el país un gobierno cívico militar, se les procesa en base a un sistema arcaico proveniente del Fuero Juzgo, por supuesto con modificaciones, pero que impide se juzgue al escalón político en tanto autores, cómplices o encubridores de las órdenes dadas, los que al paso que vamos terminará en medio siglo más y no por el actual sistema procesal controversial que es rápido y público y que lo exigen las convenciones.
Si bien aceptan la responsabilidad que les cabe, resulta contradictorio que se envíen a la calle tropas a las cuales no se les hace justicia cuando se exceden en sus atribuciones, para evitar los excesos de terceros. La paz de un país se funda en la verdad y la justicia. Por el bien de Chile y todos sus ciudadanos, es de esperar que esta injusticia se resuelva antes que la referida misión emita su informe.
Samuel Ginsberg R., abogado.
Noticias falsas
Las fake news o falsas noticias no son algo nuevo ni surgido gracias a internet. En todas las épocas y en todos los países, los engaños disfrazados de noticias han sido moneda corriente y parte del juego sucio de cualquier contienda. En ese extenso recorrido de falsedades, también han aparecido aquellas construcciones seudo periodísticas surgidas del arte o la imaginación, y que tenían como único objetivo el entretenimiento o la distracción, y que hoy, en un Estado de Emergencia, sólo generan caos y miedo.
En esa línea, hay que hacer un llamado a las autoridades y líderes de opinión de todo el país, a que trasmitan información responsable y a través de los canales oficiales, sobre todo a las personas de oposición, que se empeñan en generar pánico a través de videos o información sin confirmar. Se mencionó desde el Ejecutivo: el avance sólo se logra a través del diálogo, no defraudemos al país. Dejemos de desinformar y contribuyamos de forma responsable al futuro de nuestro país.
María Trinidad Ovalle F., abogada.
Manifestaciones y etnografía
"Sin fe, sin ley, sin rey", era una alusión común hacia grupos indígenas durante la conquista de América. La empleaban cronistas europeos que pretendían descifrarlos. Sin embargo, revelaba más de su propio mundo y de su dificultad para construir nociones comprensivas adecuadas. Semejante es la situación actual; se caracteriza la originalidad política de las históricas manifestaciones a partir de la carencia: "sin partidos políticos, sin petitorio, sin líderes".
La etnografía puede ser una buena aliada. Es una metodología que deja en suspenso teorías y certezas establecidas: consiste en el conocimiento de la vida social a partir del involucramiento en ésta. Se nutre de la sabiduría y creatividad de las personas en sus contextos cotidianos. Implica elaborar narrativas y conceptos que permitan su difusión a personas de otros contextos.
Concebir un "nuevo" Chile supone cultivar otra relación con el saber. Una donde la evidencia numérica afín a la economía neoclásica sea resituada frente a otros tipos de evidencias. Un buen apronte puede ser explorar las manifestaciones actuales desde la etnografía: al igual que respecto a pueblos como el mapuche, es posible que los hallazgos complejicen y amplíen las formas convencionales de entender la organización de la vida en común.
Pablo Rojas B., académico Escuela de Arqueología de la Uach.