Paz social y Constitución
Sin perjuicio de valorizar los avances que implica el acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución para superar la situación de crisis en que se encuentra el país, creo importante manifestar que el acuerdo suscrito por los presidentes de distintos partidos políticos el pasado viernes 15 de noviembre no es suficiente a la luz de las demandas ciudadanas que han movilizado al país en el último mes.
En efecto, este acuerdo fue suscrito de una forma hostil a la actual conciencia ciudadana: de espaldas al pueblo y sin reconocer que ésta es una conquista de la ciudadanía movilizada. Parece urgente que tanto el Presidente de la República como aquellos que firmaron el acuerdo por la paz se reúnan públicamente con los representantes de los gremios, sindicatos y agrupaciones que convocaron a jornadas pacíficas de paro general. Enseguida, resulta criticable el punto 4 del acuerdo por la paz que señala que los integrantes del órgano constituyente serán electos "en el mes de octubre de 2020 conjuntamente con las elecciones regionales y municipales bajo sufragio universal con el mismo sistema electoral que rige en las elecciones de diputados".
Se trata pues de la ley N°18.700, sobre votaciones populares y escrutinio, que privilegia la formación de pactos electorales entre partidos políticos y que considera -como resorte para determinar las preferencias- un sistema de listas o mecanismo D'Hondt, que dificulta la elección de los independientes que representan a organizaciones de la sociedad civil, en privilegio de los candidatos de partidos políticos que logren formar listas más fuertes a través de coaliciones o pactos electorales.
Del mismo modo castiga a los partidos políticos emergentes que no están en condiciones de formar coaliciones de la misma fuerza. En un contexto general de perdida de legitimidad de los partidos políticos, el acuerdo por la paz debe incorporar el compromiso en modificar la ley N° 18.700 a fin de permitir la competencia en igualdad de condiciones con los candidatos de los partidos políticos. Enseguida, el acuerdo por la paz no contempla una cuota para los pueblos originarios, los que -de acuerdo al último Censo 2017- ya representan alrededor de un 12% del país. Del mismo modo, es necesario revisar la posibilidad de que la ley N° 18.700 introduzca un principio de paridad de género. Por otra parte, el acuerdo por la paz no hace ninguna mención a la participación ciudadana auto convocada en cabildos ni a las bases vinculantes que el diálogo ciudadano implica para una nueva Constitución.
La revuelta social que comenzó el pasado 18 de octubre es también una revuelta contra un modo de hacer política, en que no se escucha y se desconoce la realidad concreta en que está situada y afectada la vida cotidiana de los chilenos.
Cristóbal Balbontín Gallo Profesor Escuela de Derecho UACh
Gatopardismo
En Chile se va a estudiar, redactar y dictar una nueva Constitución. ¿Para qué? Para que todo siga igual. "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie", expresó Giuseppe Tomasi di Lampedusa en la novela "El Gatopardo", escrita entre 1954 y 1957. Es una de las grandes obras de la literatura italiana del siglo XX.
Es Chile estamos viviendo una época de crisis, y toda crisis conlleva sospecha e incertidumbre. El consenso se rompe. Los vínculos de confianza se debilitan. Los enfrentamientos son el pan de cada día. La angustia se difunde. Estamos viviendo en un estado de alerta permanente, con una mezcla de inquietud y curiosidad, estado que se difunde a través la TV, internet, y la prensa nacional y provincial. No obstante lo anterior, el capitalismo neoliberal se encuentra hoy en día en una crisis general que interpela a la humanidad acerca de seguir otorgando primacía a los intereses del capital o poner en el centro la mejoría de las condiciones de vida y trabajo de la mayor parte de la población, garantizando la reproducción de la vida humana con respeto a su entorno planetario y a las necesidades de los más pobres y desamparados con una preocupación sincera y leal. De no ser así, el clima de angustia que vivimos irá en aumento.
Todavía queda tiempo para que el Presidente de la República y los senadores y diputados suban el sueldo mínimo a $500.000 mensuales. Llegó el momento de pasar de las palabras a los hechos. De no hacerlo, cualquier cosa puede pasar.
Mauricio Pilleux Dresdner mpilleuxpd@gmail.com
Acuerdo por la paz
El Senado logró, al fin, un acuerdo por la paz, los DDHH y el orden público. Asumieron que han llegado tarde, que no han estado a la altura y que deben evitar que el vandalismo quiebre nuestra democracia y la convivencia entre nosotros. Tuvieron que quemar sedes partidarias tanto del PS como de la UDI, tuvieron que funar y agredir al senador Insulza (PS) y a Beatriz Sánchez (Frente Amplio), tuvieron que saquear, destruir y quemar reiterativamente Chile para que recién hubiese algún atisbo de movimiento legislativo para con el orden público.
El Senado dio un paso importante. Esperemos que ahora concreten la aprobación de esta agenda de paz y que la Cámara de Diputados no incurra en una quitada de piso al acuerdo adoptado. Nuestra democracia es finita y nos pide a gritos auxilio. Como reflexionó el filósofo Ortega y Gasset: "El progreso no consiste en aniquilar hoy el ayer sino al revés, en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor".
Jose Luis Trevia jtrevia@fppchile.org