Arqueólogo dice que rapa nui sí se adaptó al cambio
NUEVA TEORÍA. Especialista dice que cambiaron estructura sociopolítica.
Cuando todo hace presagiar una catástrofe ambiental a nivel planetario, vale la pena recordar que, por mucho tiempo, se utilizó el caso rapanui como paradigma de la autodestrucción del ecosistema, como uno de los casos más dramáticos de "ecocidio" en la historia de la humanidad. Rapa Nui fue vista como un ensayo de laboratorio de lo que el ser humano está provocando a escala global.
Sin embargo, esa imagen ha ido cambiando radicalmente hace unos años, según plantea el arqueólogo del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Playa Ancha, José Miguel Ramírez.
Por mucho tiempo se sostuvo que los isleños destruyeron su hábitat por sobreexplotación, movidos por la ambición de una sociedad altamente jerarquizada, encabezada por una aristocracia religiosa que tenía como símbolo de su poder las estatuas monumentales de los ancestros divinizados.
"La construcción de moáis cada vez más grandes fue la expresión de una ideología fundamental para la mantención a toda costa de un modo de vida que duró por 500 años, hasta llevar a la isla y a toda la sociedad rapanui al colapso, la decadencia y la muerte. La destrucción del bosque fue la primera señal de la fatalidad del destino, que no supieron prevenir ni mitigar", precisó el arqueólogo.
Como dijo Ramírez, se condenaron al cortar los árboles para levantar los monumentos a su orgullo. Sin embargo, desde hace unos años dicha imagen ha cambiado radicalmente. "Descubrimos que los isleños fueron capaces de adaptarse a un impacto gradual, pero profundo en el ecosistema, probablemente asociado a las crisis ambientales que provoca el fenómeno de El Niño periódicamente, y que hacia mediados del siglo XVII habría provocado una prolongada sequía", aseveró el investigador del CEA-UPLA.
Más aún, dijo Ramírez, los isleños fueron capaces de modificar su estructura sociopolítica para enfrentar la crisis ambiental. A lo largo de un siglo, fueron botando los moáis, símbolos del antiguo orden, pero los convirtieron en tumbas para los huesos familiares.