¿Qué quieres aprender? Esta es posiblemente la pregunta que más se repite en el Centro de Creación Los Ríos (Cecrea). El programa del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio comenzó a funcionar en Valdivia en diciembre de 2014. Fue en instalaciones provisorias en calle Beauchef y con una premisa novedosa: que sean los niños, niñas y jóvenes quienes propongan los conocimientos que les gustaría abordar.
El año pasado Cecrea se trasladó a su edificio definitivo de Avenida Ecuador 2000, donde hay diversos espacios para actividades como danza, música, lectura y salas para los laboratorios en que profesionales de áreas como artes visuales música y ciencias, comparten sus conocimientos como facilitadores. Durante los primeros meses hubo un período de marcha blanca y en septiembre la dirección la asumió Claudia Menéndez, quien se adjudicó un concurso público que tuvo otros 200 postulantes.
Experiencia
La realizadora audiovisual había sido coordinadora regional del CNTV por seis años y desde 1994 venía desarrollando su carrera en el cine y en la animación stop motion con obras como "Los musicanimados" y "La máquina de nubes".
Hacer obras para público infantil en cierta forma facilitó su incorporación a un programa donde el trabajo está orientado precisamente a los niños.
- ¿Qué tan fundamental fue la experiencia previa para entender y potenciar la propuesta de Cecrea?
-Es algo que me permite hablar desde la experiencia y eso es primordial. Al trabajar en la generación de contenidos para niños hay que necesariamente escucharlos para entender sus intereses y orientar la forma en que además pueden potenciar su creatividad.
- El Centro de Creación tiene como base escuchar lo que los niños, niñas y jóvenes quieren aprender. ¿Qué rol juegan los adultos en ese proceso?
-Los adultos tendemos a caer en el error de que lo sabemos todo y que queremos traspasarle nuestros conocimientos a los más jóvenes. Y en eso, cometemos también en el error de no escuchar qué quieren hacer o aprender. El modelo Cecrea tiene como base, antes de comenzar a hacer cualquier cosa, el escuchar a los niños, niñas y jóvenes. Ese es nuestro rol.
En el programa esta instancia se conoce como "Escucha creativa", que es un proceso de participación protagonizado por quienes a futuro se integrarán a los laboratorios que ofrece el programa. Dentro de ellos también se asegura el cruce de disciplinas en una convergencia que hace surgir nuevas ideas.
"A fin de cuenta, todo se construye en base a lo que ellos y ellas quieran aprender. La motivación parte cuando no se imponen temas o áreas de interés. Los formatos más formales de educación son más impositivos. Son aquellos donde se dice lo que hay que hacer. Por eso la pregunta 'qué quieres aprender' muchas veces descoloca porque abre un tremendo mundo de posibilidades".
PRESENCIA barrial
Actualmente hay Centros de Creación en todo Chile. No obstante Castro, La Ligua y Valdivia, son las únicas tres ciudades con edificios propios. En cada región se apunta a la educación no formal con las experiencias de trabajo multidisciplinario. Hay vínculos con establecimientos educacionales e instituciones culturales (un ejemplo local es el Museo de Arte Contemporáneo); y además, los espacios funcionan con programación propia en beneficio de la comunidad en general y en particular de los sectores donde están instalados.
En el caso de la capital de Los Ríos, Cecrea está en el corazón del barrio comercial Plazuela Berlín y opera donde antes hubo una estación de ferrocarriles. "El uso libre del espacio es fundamental en la construcción de esta nueva relación que tenemos con la comunidad. Acá se puede venir a bailar, jugar ajedrez, leer o simplemente a conversar. Aspiramos a poder vincularnos con los vecinos de los barrios más cercanos. El mensaje es que todos pueden venir a usar este espacio para la creación incluso la autogestión".
- ¿Cómo ha sido la relación de la comunidad con la institución?
La frecuencia de visitas es muy alta. Desde muy temprano siempre tenemos niños ocupando nuestras instalaciones. Lo que nos falta es mayor fluidez con la comunidad y para eso queremos salir a contarles a las comunidades de qué se trata lo que hacemos. Estamos en un área de la ciudad que durante muchos años no fue usada, entonces la gente simplemente dejó de pasar por acá. Queremos revertir eso, sin negar el espacio donde estamos, que es un edificio con historia y un tremendo valor patrimonial como ex estación.
- ¿Se ha logrado transmitir efectivamente que el programa no apunta a la generación de una obra final, sino que a un proceso formativo que puede durar varios años?
Fomentar la creatividad no necesariamente apunta a terminar con algo tangible, con algo físico. De hecho, los procesos son tan dinámicos y participativos que mientras transcurren son los niños, niñas y jóvenes quienes deciden que seguirá pasando. Osea, no se trata de experiencia rígidas, ni impositivas.
- ¿De qué manera se pueden evaluar los procesos?
Principalmente con el comportamiento de quienes participan en los laboratorios y de quienes visitan nuestro edificio. Hay un mayor grado de independencia en ese sentido, tanto por el interés de venir, como también de gestionar nuevas actividades que puedan surgir del hecho de vincularse a Cecrea.
- ¿Considerando que los centros de Castro, La Ligua y Valdivia tienen realidades geográficas distintas, comparten experiencias?
No hay un centro igual a otro, desde la estructura a la forma en que funciona. Sin embargo potenciamos y nos compartimos artistas. Lo mismo ocurre con nuestros niños, que han tenido la oportunidad de viajar a otras regiones en representación de sus territorios, como lo fue para el Campamento Eclipse del año pasado en el norte.