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En 2050, los cuatro hipopótamos de Pablo Escobar serán miles

HISTORIA. El narcotraficante importó los ejemplares a su Hacienda Nápoles, pero se reprodujeron, muchos escaparon y un estudio ahora explica la feroz capacidad que tienen de afectar la cuenca del Magdalena, en Colombia.
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También está pendiente de publicación un artículo que analiza las diferentes opciones de manejo de un caso que Anderson define como "complejo". Lo que se plantea es desde dar anticonceptivos a las hembras y la esterilización de los machos hasta la erradicación de una especie invasora. Cuanto más se demoren las autoridades en tomar medidas, más va a costar ponerlas en práctica, dice Anderson.

Según el estudio, las hembras de hipopótamo pueden empezar a reproducirse a los tres años de edad y dan a luz una cría cada dos o tres años.

Paradójicamente mientras el hipopótamo africano está en la "lista roja" de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie "vulnerable", con una población estable entre 115.000 y 130.000, los de Colombia están en crecimiento.

No hay depredador en el Magdalena que pueda devorar a este megaherbívoro y los nativos no parecen estar interesados en su caza, señala Anderson.

En 2009 cazadores y soldados colombianos dieron muerte a uno de los escapados de la Hacienda Nápoles con autorización gubernamental, lo que suscitó críticas de los defensores de los animales. La Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare tiene varios programas para el manejo de la población de hipopótamos, dice Anderson, pero el impacto ecológico puede ser significativo, pues son capaces de modificar el ambiente de una manera que altera el hábitat y la disponibilidad de recursos de una serie de especies animales.

Un ejemplar puede trasladar 750 kilos de masa seca al año de carbono y nutrientes de los ecosistemas terrestres a los acuáticos vía defecación y excreción. Además, puede cambiar la geomorfología y la hidrología del Magdalena medio, dice el estudio. Los científicos recomiendan a las autoridades que realicen un censo de los hipopótamos que incluya datos sobre tiempo de vida, fecundidad y mortalidad, para poder hacer proyecciones de crecimiento de la población más precisas.


Ante la escasez hídrica, el Canal de Panamá cobrará extra por el agua

Dentro de 30 años los descendientes de los hipopótamos del narcotraficante colombiano Pablo Escobar se contarán por miles en Colombia si no se toman medidas y quizás la simpatía y la curiosidad que hoy despiertan estos animales "fuera de lugar" se transformará en lo contrario.

Elizabeth Anderson es una de las científicas de la Florida International University (FIU) participantes en una investigación sobre los potenciales efectos ecológicos y socioeconómicos de la introducción de un megaherbívoro africano, el Hippopotamus amphibius, en Colombia, cuyos resultados acaban de publicarse. "El objetivo de un estudio científico como este no es decir si es bueno o malo que esos animales estén donde están", declara a agencia Efe.

Este primer acercamiento científico al tema indica que para el año 2050 podría haber entre 400 y 800 hipopótamos en Colombia si se toma un índice anual de crecimiento de su población del 7 %, pero si se considera 11% de aumento, algo que "no es irreal", podrían llegar a 5.000.

Actualmente hay entre 40 y 60 localizados en la zona media de la cuenca del Magdalena, el principal río de Colombia, que discurre entre la cordillera de los Andes y el mar Caribe a lo largo de más de 1.500 kilómetros y es el hábitat de más de 2.700 especies de animales, además de ser la cuenca fluvial más poblada del país y de regar algunas de las principales zonas agrarias colombianas.

HACIENDA NÁPOLES

Pablo Escobar, el jefe del cartel de Medellín, importó en 1981 de un zoológico de Estados Unidos cuatro hipopótamos, tres hembras y un macho, para que formaran parte de la colección de animales exóticos de su Hacienda Nápoles, una finca de 3.000 hectáreas cerca del Magdalena, hoy dedicada al turismo.

Tras la muerte de Escobar en una operación policial en Medellín en 1993, los animales fueron a parar en su mayoría a zoológicos colombianos, pero, por la dificultad de trasladarlos y el alto costo de mantenimiento, los hipopótamos se quedaron donde los dejó su "patrón". Su número fue aumentando y también su hábitat, pues algunos se escaparon de la hacienda y se instalaron a sus anchas en el Magdalena, donde empezaron los avistamientos y los encontronazos con los lugareños, que solo conocían a estos animales por los libros o documentales.

A pesar de ser animales peligrosos, los hipopótamos del Magdalena Medio son vistos en general con simpatía en pueblos de la zona, que los utilizan como reclamo turístico, aunque también hay personas que temen que destrocen los cultivos o las barcas de los pescadores.

El mismo equipo de científicos, entre ellos varios de universidades colombianas, va a publicar este año un artículo realizado a partir de encuestas a más de un millar de personas sobre los cambios sociales que ha producido esta especie.

UN CASO ÚNICO Y COMPLEJO

"S eñores, el agua se nos está acabando". El llamado lo formuló hace poco el administrador del Canal de Panamá, Ricaurte Vásquez, en un foro con estudiantes universitarios en la capital semanas después que anunciase una medida inédita en la vía interoceánica: el cobro de un cargo -aparte del peaje regular- a las navieras por el uso del agua dulce durante los tránsitos.

"No es para dar una sensación de crisis o fatalismo, sino (que) es una advertencia oportuna", señaló Vásquez.

El Canal de Panamá dice que quiere garantizar que el valor de "sus recursos limitados de agua" se tenga en cuenta de manera adecuada en el negocio naviero comercial, por lo que puso en vigor desde ayer el nuevo recargo mientras avanza en los estudios de nuevas fuentes del líquido.

El canal subraya que además de los recursos adicionales que se percibirán se busca un mejor uso de un elemento en crisis.

El plan es empujado cuando la vía encara el desafío más apremiante: los efectos del cambio climático, según Vásquez. El canal está enfrentando índices históricos de baja precipitación en su cuenca hidrográfica en los últimos años, lo que ha bajado los niveles de agua dulce del lago artificial Gatún y de otro más pequeño -Alajuela- que abastecen a la zanja para los tránsitos.

Esos lagos también generan el líquido para consumo humano de más de la mitad de la población del país de 4.5 millones.

El cargo, anunciado la segunda semana de enero, se aplicará a todos los buques de más de 300 pies de eslora (largo) y consiste en un cobro fijo de 10.000 dólares por cada tránsito. Tras reuniones con los clientes, el canal hizo algunos ajustes a las embarcaciones más pequeñas que pagarán, según su eslora, de 2.500 a 5.000 dólares.

También se cobrará un sobrecargo que se aplicará al peaje establecido por usar el canal y cuyo porcentaje dependerá del nivel del agua que tenga al momento del cruce el lago Gatún. La medida también conlleva modificaciones al sistema de reservaciones que le dará al canal la oportunidad para planificar mejor su operación con el uso del agua disponible.

"Vamos a estar vigilantes de las tarifas", dijo a AP el presidente de la Cámara Marítima de Panamá, Nicolás Vukelja, cuyo gremio aglutina a empresas marítimas y navieras usuarias de la vía. "Todo aumento representa cargos que al final son transferidos a la carga", apuntó. Destacó, sin embargo, que en la cámara marítima "estamos preocupados por la falta de agua".

El año pasado fue el quinto más seco de los últimos 70 en la cuenca y el anterior el más seco en ese mismo periodo, lo que motivó que el canal hiciera restricciones de calado en la vía ampliada. El canal no ha decidido si volvería a repetir esa medida en la actual estación seca.

Las autoridades de la vía han puesto en vigor una serie de medidas de ahorro de agua en las esclusas y suspendieron la generación eléctrica en sus embalses, mientras estudian planes para crear nuevas fuentes de agua para el consumo y la operación marítima futura.

El canal ha estado impulsando una campaña en las redes a raíz de la crisis y Vásquez insiste en la urgencia de encontrar soluciones: "El negocio depende de que Panamá pueda tener un control del recurso hídrico".

hacienda nápoles, colombia, uno de los cuatro ejemplares de pablo escobar.

la medida se implementó ayer. el canal también sufre la sequía.

EFE/ Edgar Domínguez

AP Photo/Arnulfo Franco