Compleja vida de perros y gatos en las calles de las ciudades africanas
CAMPAÑA. Con diferencias de acuerdo a la cultura y religión imperante, el trato que los ciudadanos del continente dan a sus mascotas se diferencia del que dan los occidentales. Pese a ello, algunos organismos buscan mejorar el panorama.
En el patio de la casa de la senegalesa Kiné nacieron tres gatitos y la empleada le propuso meterlos en una bolsa de plástico y tirarlos a la basura, pero ella descartó esa idea. No es extraño que esto pase en Dakar, la capital de Senegal, donde en muchos barrios hay sobrepoblación de gatos y cada camada nueva supone un aumento de la especie en los patios de las casas que puede llegar a ser molesto.
Con los perros ocurre algo parecido. Muchos canes callejeros reciben pedradas de niños o adultos o sufren la amputación de una o dos patas por coger un trozo de carne que no debían. Se les suele ver deambular en las ciudades o proteger casas en los pueblos, pero habitualmente sucios, con heridas y moscas.
Se trata de una realidad no sólo senegalesa, sino que existe a lo largo y ancho del continente africano, aunque varía según el país. En algunos países se prefieren los gatos, en otros los perros, y el trato varía por creencias culturales y religiosas.
"Culturalmente amamos a los animales, pero esa proximidad que vosotros tenéis, los blancos y Occidente en general, no la tenemos necesariamente. Amas a tu perro, pero no de la misma manera. Aquí no dormiríamos con un perro", cuenta Medoune Kassé, veterinario senegalés.
La religión musulmana
Existe la creencia de que al profeta Mahoma le mordió un perro y explicaría el motivo por el que no hay que acercarse a ellos. Muchos conocen esta historia, pero pocos pueden confirmar que pasó de verdad.
Kassé cuenta, además, que hay otra convicción extendida de que si un perro te toca tendrás que realizar tus abluciones -purificación ritual por medio de agua que se hace antes de la oración- siete veces antes de rezar, debido a que es un animal sucio.
Martin Kamdem, un camerunés que trabaja en una tienda de comida para animales en Senegal y cristiano, no entiende muy bien estas creencias.
Asegura que él ha escuchado también esa historia, pero que también ha oído que el profeta dejaba a los perros entrar en la mezquita, les daba de comer y de beber, incluso al que le mordió.
"Si Dios está por encima de nosotros y nos cuida porque nos ha creado, no entiendo cómo él, que nos ha dado una inteligencia y nos ha puesto por encima de los animales, va a rechazar que cuidemos a otros animales. Todos somos sus criaturas", argumenta Kamdem, que tiene un gato de mascota y acoge a otro en la tienda.
Sin embargo, Ousmane, un ciudadano senegalés y musulmán que trabaja como guardián en una empresa de construcción en Dakar, no tiene este problema con los perros.
Envenenamiento
El aumento de población de perros y gatos en la calle en algunos barrios, la celebración de algún evento importante o que un perro tenga la rabia o haya mordido a alguien son motivos para que las autoridades hagan campañas de envenenamiento.
Kassé explica que se utiliza un veneno que paraliza los músculos y los perros mueren por asfixia debido a la parálisis de los músculos respiratorios.
La única asociación en Dakar que se dedica a la protección de los animales de la calle es la Liga de Protección Animal, donde la gran mayoría de miembros son extranjeros occidentales con una mayor sensibilidad por la situación de estos animales.
Creada como asociación en 2012 esta Liga, gestionada sólo por voluntarios, se dedica a vacunar y esterilizar a los animales que se encuentran en la calle. "Diferentes estudios de aquí han hecho los cálculos y, si dos gatos comienzan a reproducirse, después de cuatro años podemos tener 20.000 gatos, así que merece la pena el dinero y el esfuerzo de esterilizar", dice Zoey Breslar, una estadounidense voluntaria de la LPA en Dakar.