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En África, el hambre puede ganarle la partida al covid-19

CONFLICTOS. Plagas de langostas, ébola, malaria, confinamiento por comunidades, sistemas sanitarios precarios y la menor llegada de alimentos y ayudas desde países desarrollados, configuran un escenario mortífero.
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Las predicciones no son halagüeñas. África tiene uno de los sistemas alimentarios más frágiles del planeta y es un importador neto de alimentos, por lo que, si hay disrupciones en el suministro desde otros lugares del mundo, es esta región la que sale perdiendo. "Es posible que el desempleo y un incremento de la pobreza muy alto en Europa, Estados Unidos y el mundo desarrollado, y además una tendencia a políticas proteccionistas y de no exportar, afecten al suministro de alimentos a África; especialmente a aquellos países en conflicto y más empobrecidos, que tienen una alta dependencia de la ayuda alimentaria internacional", advierte Echanove.

En países como Sudán del Sur, que no termina de salir de una guerra civil, más de la mitad de la población vive en situación de inseguridad alimentaria. En República Democrática del Congo (RDC), con una epidemia de ébola que afecta al noreste del país desde agosto de 2018 y otra de sarampión que ha matado a más de 6.600 personas, 13,6 millones de personas (el 16 % de la población) también pasan hambre.


Gotas de la tos van más lejos de lo deseado y permanecen más en el aire

Efe

redaccion@mediosregionales.cl

Ante un panorama de asfixia económica por el coronavirus, millones de personas que viven al día en África y que ya sufren inseguridad alimentaria, podrían pasar hambre por las drásticas medidas de confinamiento impuestas para frenar la pandemia de covid-19.

Hasta ayer era la región menos afectada del mundo, con algo más de 1.300 de muertos, más de 9.000 recuperados y casi 30.000 casos, aunque la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (UNECA) calcula que más de 300.000 africanos podrían morir por la pandemia.

"El impacto del coronavirus en la seguridad alimentaria de África va a ser brutal, dejando incluso totalmente al margen la pandemia, debido a la crisis económica que ya sabemos que el coronavirus está produciendo en todo el mundo", explica a Efe Juan Echanove, director de Sistemas de Alimentación y Agua de la ONG CARE International.

Según la Red de Prevención de Crisis Alimentarias (RPCA), constituida por varias ONG, la pandemia "agravará las vulnerabilidades existentes, incluidas la seguridad alimentaria y la nutrición. Se prevé que entre junio y agosto de 2020, cerca de 19 millones de personas en el África occidental y central sufrirán inseguridad alimentaria y nutricional".

Además, en África oriental se espera que en las próximas semanas aterrice una nueva oleada de langostas del desierto que están reproduciéndose en Somalia.

ENFERMEDAD O HAMBRE

Entre las decisiones de muchos gobiernos africanos para frenar al virus destaca el confinamiento, que preocupa por su incompatibilidad con el tipo de vida en este continente, donde el 85,8 % de las personas trabajan en el sector informal, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y muchas comen de lo que ganan a diario.

"En la actualidad, muchas personas se ven obligadas a elegir entre cumplir las medidas de confinamiento y pasar hambre o salir para obtener comida y ser penalizadas por ello", explicaba el director para África Oriental y Austral de Amnistía Internacional (AI), Deprose Muchena, en un reciente comunicado.

En las ciudades, esta medida afecta principalmente a las poblaciones más pobres que no pueden permitirse comprar en los supermercados y viven en asentamientos informales donde la distancia social, debido a su alta densidad demográfica, es inviable.

De momento, los confinamientos afectan especialmente a las ciudades puesto que el virus llegó al continente a través de los viajeros, pero Echanove teme las consecuencias de que se decreten reclusiones en el medio rural, debido a que la mayor parte de la producción agrícola en África proviene de los pequeños productores.

"Como se hizo con el ébola, si hay que hacer un confinamiento que se haga a nivel de la comunidad, que todo el pueblo se pueda mantener confinado de manera conjunta y que la gente tenga acceso a salir a trabajar al campo, a su ganado, a sus fuentes de agua para que siga produciendo", indica.

Las gotas de la tos y los estornudos alcanzan el doble de la distancia recomendada por las autoridades sanitarias de Estados Unidos para mantenerse alejado del contagio del covid-19 y además permanecen flotando en el aire más de lo deseado, según un estudio de la Florida Atlantic University (FAU).

Los experimentos de los investigadores de la facultad de Ingeniería de la FAU Manhar Dhanak y Siddhartha Verma evidenciaron que las gotas de una tos fuerte pueden llegar hasta los 3,6 metros de distancia. Incluso gotas de una tos más ligera alcanzaron una distancia de hasta 2,7 metros.

En el caso de tos leve, las gotas "parecen viajar de uno a nueve pies o más antes de difundirse y romperse", precisó el profesor Dhanak, presidente del Departamento de Ingeniería Oceánica y Mecánica de la FAU.

Los investigadores también observaron cuánto tiempo las gotas de un estornudo o tos permanecieron suspendidas en el aire.

En la prueba de laboratorio, las partículas de estornudos y tos pesadas flotaron durante más de un minuto.

En algunos casos, esas partículas viajaron hacia afuera, alcanzando una distancia de 1,8 metros después de 12 segundos en el aire y 2,7 metros después de que pasaron 41 segundos.

Las partículas más grandes de la tos y estornudos caen al suelo a poca distancia debido a la gravedad, pero las más pequeñas pueden transportarse a distancias más largas por la brisa, señalaron.

Por otro lado, los experimentos con máscaras faciales de FAU, con sede en Boca Raton, al norte de Miami, tampoco son muy alentadores.

Los investigadores señalaron que "no detiene las partículas al 100 por ciento, pero sí ralentizan los chorros de tos". Los investigadores de FAU utilizaron para sus experimentos un muñeco de prueba con la capacidad de proyectar una tos y estornudos similares a los humanos utilizando agua destilada y glicerina. "Actualmente hay una brecha en el conocimiento sobre cómo se propaga covid-19, así como un debate científico sobre cómo se mueve la enfermedad en el aire", dijo la decana de ingeniería Stella Batalama en un comunicado.

"Este experimento ayudará a arrojar más luz sobre la propagación de la enfermedad", agregó.

Además, subraya por qué es tan esencial cubrirse la tos y los estornudos y usar una máscara facial cuando se encuentra en lugares públicos.

Desde el comienzo de la pandemia, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. recomiendan que las personas se mantengan entre sí un distanciamiento de 1,8 metros.

La guía se basa en la investigaciones tras la propagación del SARS en los vuelos de las aerolíneas comerciales a principios de este siglo.

nairobi, kenya, es uno de los centros urbanos que más preocupan a las autoridades.

AP Photo/Patrick Ngugi

la distancia social recomendada en ee.uu es de 1,8 metros.

EFE/Gustavo Amador