Érase una vez en el Chile del Siglo XIX. En Tierra del Fuego, Pachek es protagonista de su propia y fascinante historia junto a su tribu. Se le puede ver en un ritual que marca un paso más hacia la adultez, en el cortejo de su amada, viviendo la ilusión de la paternidad; y también en el sufrimiento de perderlo todo en cuestión minutos.
Es 1881, año en que once Kawésqar son raptados y llevados a Europa por el "emprendedor" alemán Carl Hagenbeck para ser exhibidos en zoológicos humanos. Pachek está en ese grupo y es el hilo conductor para entender uno de los episodios más oscuros que ha tenido la historia nacional.
La captura de los aborígenes es verídica. Ocurrió hace 139 años y está contada en "Raptados"(Ocholibros), una novela gráfica que aborda en viñetas un tema escabroso antes retratado en libros y documentales. La obra es de Álvaro "Huevo" Díaz (guión) y Omar Campos Oniri (ilustración), quienes apuesta por relatar algo de lo que seguro no se habla en las aulas.
La publicación está dividida en "Rapto", "Europa", "Seducción" y "Regreso", cuatro capítulos que marcan la ruta hacia la locura del protagonista y sus compañeros desterrados. Es que de una pacifica existencia al sur del mundo, pasan a ser objeto de la curiosidad mórbida más demencial que se podía esperar una civilización como la europea. De ahí en más, todo es en picada, ya que es el brutal desarraigo el que termina por borrar la esencia de los aborígenes.
Como si fuera una cuento de terror, "Raptados" habla de la destrucción física y psicológica, de la invasión con el falso propósito de atender al progreso, de corrupción y sobre todo, de la extinción de un pueblo. No en vano, la paleta de colores es igualmente sombría. Por que no se trata precisamente de un cuento de Disney con final feliz, sino más bien de uno que desde la primera página se sabe que va a terminar mal. Pero que aún así, vale la pena volver a leer, para tomar conciencia.
Daniel