"Construimos un método de trabajo y una filosofía de juego que nos identifica"
Marcos Beltramella llegó hace tres años a las divisiones menores de Deportes Las Ánimas, en el momento cuando más se criticaba el trabajo formativo del club, debido a que en esa temporada bajó a la segunda división de la Liga Saesa. Entonces, uno de los motivos del descenso fueron los malos resultados de la cantera "fantasma".
Desde entonces, el entrenador trasandino ha trabajado para revertir la situación y en tres años ha logrado que las diferentes series sean protagonistas en torneos a nivel regional y nacional.
Labor
¿En qué se basa el trabajo para cambiar los resultados?
-Cuando llegué, el club venía de cuatro años de cambiar muchos entrenadores y la idea era darle una continuidad al trabajo proyectándolo a varios años. Por eso, con don José Méndez firmamos un acuerdo a largo plazo. Desde entonces trabajamos en cambiar la mentalidad de los jugadores. Había partidos en que los chicos me contaban que jugaban a perder por menos de 50 puntos. Entonces, había que generar una cultura positiva y ganadora. Al mismo tiempo, trabajamos principalmente en que los chicos tuvieran un conocimiento más profundo del juego y profundizamos en el tema de los fundamentos. Hoy en día, muy pocos entienden cómo se juega al básquetbol; y partiendo de eso comenzamos a construir un método de trabajo y una filosofía de juego que nos identifica.
¿Considera un éxito lo conseguido hasta ahora?
-Depende de lo que sea el éxito para cada uno. Si se mira éxito en logros deportivos, puedo decirte que cuando llegue el club había descendido dos veces. En 2018 dirigí las series Sub-15, Sub-17 y Adultos, logrando el ascenso en la Liga Saesa, saliendo campeones en Adultos, segundos en Sub-15 y Sub-17, y terceros en Sub-13. Ese mismo año en la categoría Sub-17 llegamos a la final de la Liga de Desarrollo, perdiendo con Ancud. En 2019 no nos fue tan bien, porque solo logramos salir primeros en la fase regular con la Sub-17 y luego perdimos en semifinales.
¿Y en lo extra deportivo?
-Considero un éxito lograr cosas que antes no teníamos, por lo menos desde mi llegada al club. En octubre de 2017 éramos solo dos entrenadores: uno para Escuelita y Sub-11, y yo que estaba en las demás series. Hoy tenemos dos entrenadores para Escuelita y Sub-11 (Joni Riguero y Evelyn Carrillo); uno para Sub-13 (Víctor Molina); y yo que estoy en Sub-15 y Sub-17. A esto debemos agregarle dos preparadores físicos (Matías González y Freddy Villarroel) y el año pasado trabajamos con el apoyo de un joven en práctica para recibirse de psicólogo deportivo (Mario Pidal). Logramos que el club tenga un box de kinesiología dentro del mismo gimnasio, los chicos comenzaron a hacer pesas de manera sistemática, algo que antes no ocurría. Ahora tenemos nuestra oficina específica para básquetbol, donde nos reunimos y atendemos a los padres. Se volvió a jugar el torneo Domani, cosa que se había dejado de lado; como así también a jugar el torneo de adultos de la Asociación de Básquetbol de Valdivia, pero con jugadores de las series menores. Comenzamos a entrenar, competir y organizar torneos en el verano, lo que antes no ocurría. A eso hay que sumar la creación del reglamento interno, que nos permite dar un orden al trabajo. Hoy, nuestros equipos viajan uniformados a todos los partidos, lo cual da imagen e identidad al club.
¿Hay jugadores aptos para dar el salto al primer equipo?
-En estos momentos hay un grupo de cinco jugadores que pueden estar entrenado con el equipo adulto, de los cuales dos ya entrenaron en la Liga pasada: Kevin Ortega y Martín Farfán. A ellos se pueden agregar Benjamín Fuentes, Benjamín Ortega y Joaquín Vera. Es obvio que son jóvenes en desarrollo y que necesitan de un tiempo de trabajo, pero los veo muy bien encaminados.
¿Hay una presión extra debido al éxito del equipo adulto en los últimos años?
-No creo que sea una presión, Más que eso, es una motivación, ya que los chicos ahora tienen un espejo en el cual mirarse. Antes de 2017, tanto en el equipo adulto como en series menores, el club no tenía el renombre que tiene ahora, todo gracias a un enorme trabajo.