Pobreza que se hace evidente
La emergencia por covid-19 ha permitido también evidenciar las necesidades regionales con mayor nitidez. E impactan. Según datos de la Encuesta Casen, la pobreza regional por ingresos es de 12%, mientras que la multidimensional se empina a 22 %, mayor que el 20,7% nacional.
En la región, de acuerdo al Censo de 2017, hay 153 mil 976 hogares. Hoy, en medio de la emergencia sanitaria por covid-19, un tercio de ellos recibirá aportes solidarios dispuestos por el gobierno para enfrentar los duros meses que vienen.
La cifra -55 mil familias beneficiadas- fue dada a conocer desde la secretaria regional ministerial de Desarrollo Social, destacando la alta cobertura local del Ingreso Familiar de Emergencia.
Por supuesto que alegra que muchas personas reciban una ayuda en esta etapa tan dura que enfrenta el país; pero a la vez preocupa que un porcentaje tan alto de la población de Los Ríos requiera de ese respaldo estatal, pues ello implica que los índices de vulnerabilidad son también muy elevados.
Según datos de la Encuesta Casen, la pobreza regional por ingresos es de 12%, mientras que la pobreza multidimensional (que incluye acceso a servicios sociales y oportunidades de vida), se empina a 22 %, mayor que el 20,7% nacional.
Estas cifras son oficiales. Por lo tanto, conocidas. Sin embargo al verlas evidenciadas ahora por la realidad actual vuelven a impactar y a preocupar, más aun considerando que la situación económica general de la región y el país tenderá a empeorar en los próximos meses, de acuerdo a quienes auscultan el futuro a la luz de los acontecimientos recientes.
El domingo fueron anunciadas nuevas medidas gubernamentales y, pese a las críticas, ellas podrían paliar en parte las urgencias de ese tercio de nuestra población que hoy se encuentra más desvalido que nunca.
En este escenario, solamente cabe esperar que las decisiones generales que se tomen sean acertadas, que lleguen a quienes realmente lo requieren y lo hagan a tiempo para convertirse en verdaderas ayudas; no en anécdotas. En esa dirección trabajan las autoridades centrales, pero es importante también que lo hagan en coordinación con las municipalidades y con los líderes comunitarios, quienes pueden ayudar a llegar a las familias más necesitadas, a los adultos mayores que viven solos, a las jefas de hogar que están imposibilitadas de trabajar. La pobreza tiene rostro y esos líderes locales son quienes de verdad lo conocen.