Correo
Un gran acuerdo
El Presidente Sebastián Piñera hizo un llamado a un "gran acuerdo nacional". Como representantes de los emprendedores de esta región, recogemos con sentido de urgencia ese guante, poniéndonos a disposición del país para sobrellevar la crisis sanitaria, económica y social.
Es momento del diálogo, de dejar las diferencias pequeñas de lado, de sentarnos a la mesa con todos los actores, sin exclusión. De otra forma, no sólo ganará la pandemia, también lo harán el virus de la división, la descalificación, la pobreza y el hambre.
Pablo Hoffman Presidente Multigremial Los Ríos y Codeproval
Responsabilidad
Frente a esta gran pandemia y dolor que azota a nuestro país, es bueno hacer conciencia de la responsabilidad que tenemos que tener como hijos de esta tierra y cuidarnos los unos a los otros. El avance disparado de contagios es preocupante porque serán muchos de nuestros compatriotas que perderán la vida. Sobre nuestros hombros esta la decisión de ayudar, quedándonos en casa.
Es asombroso como hay gente que no toma conciencia de la gravedad que vivimos, realizando celebraciones clandestinas, haciendo actividades indebidas, rompiendo las reglas de confinarse en el hogar y a las dictadas por la autoridades. Si bien es cierto que muchos tienen que obligadamente salir por sus trabajos, no podemos justificar de ninguna manera el romper las reglas, porque si no lo hacemos, los resultados serán catastróficos.
Arturo Goddard Bravo normalista 1949@hotmail.com
La Tregua, noble ejemplo
Se conoce como Tregua de Navidad a un breve alto el fuego no oficial que ocurrió entre las tropas del Imperio Alemán y el Imperio Británico, estacionadas en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial durante la navidad de 1914.
Actualmente, en todo el planeta está pasando lo mismo. Hay una guerra contra un microscópicos virus. Pero mientras esos esforzados hombres y mujeres luchan en el desigual combate, algunos políticos, dan "palos porque bogas y palos porque no bogas". En el hemiciclo, los parlamentarios, al parecer, debaten materias sin valor y sin trascendencia, para estos álgidos momentos y si lo hacen es para provecho propio, como si continúo o no continúo en el congreso, o si me rebajo o no la dieta.
Hoy por hoy se necesitan ideas financiables, realistas, prácticas y utilitarias, para superar la falta de trabajo, salud y bienestar de las personas más vulnerables y necesitadas. Por consiguiente, los señores congresistas, también deberían, con nobleza e hidalguía, proponer una "tregua", deponer, por un instante sus respetables ideas; "arremangarse" la camisa o blusa, trabajar en equipo y ayudar.
Luis Omar Sepúlveda Navarro doncoyosepulveda @gmail.com
Una nueva economía
La pandemia ha puesto en jaque a la economía debido a los procesos de cuarentena y distanciamiento social, lo que ha provocado una crisis inédita en estos últimos dos siglos y que está fuera de las explicaciones tradicionales. Lo nuevo, es el concepto de "lockdown" o cierre de emergencia, que ha imposibilitado que se realicen transacciones, impidiendo -por tanto- que el mercado funcione.
Lo positivo de lo que está ocurriendo, es -primero- darnos cuenta de que el gasto público en salud no es superfluo, dimensionar lo importante que es el funcionamiento del sistema educativo para el desarrollo de las actividades económicas, la importancia del consumo en las familias y el rol de los trabajadores, que finalmente son el motor de la economía.
Esto último nos obliga a proteger al consumidor de las prácticas abusivas de las empresas y concientizar sobre la ética y responsabilidad social que como sociedad debemos exigir. Finalmente, debemos asumir que el Estado no puede ser débil para enfrentar las crisis sociales, sino que debe contar con recursos financieros y legales para enfrentar este tipo de eventos, que en el caso de Chile son recurrentes.
Lo que deberíamos esperar de este nuevo escenario es que se privilegien las actividades económicas a escala humana, que puedan ser monitorizadas con facilidad. Además, potenciar un desarrollo de los mercados locales para disminuir la dependencia del comercio centralizado, el cual es vulnerable cuando existen restricciones a la movilidad de carga y pasajeros. También servicios sociales de escala comunitaria, que eviten el gigantismo y la masividad, y permitan una atención personal y cercana, en educación y salud, ambos de difícil sostenimiento privado, dado que no son rentables.
Un Estado con recursos y facultades legales que permitan impulsar el bienestar social y proteger los derechos básicos de las personas, privilegiando el bien común sobre el bienestar individual ¿Cómo se logra esto? Es una historia en desarrollo y nadie tiene la receta, pero todos podemos colaborar con los ingredientes.
Dr. Cristian Colther Marino Académico Facea Universidad Austral de Chile