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programas de trabajo, adquiriendo insumos de protección personal y entendiendo que somos una fundación cuyos trabajadores cuidan a personas, por lo que la protección debe ser doble. Tuvimos que enviar a muchos de los trabajadores a su casa para resguardarlos, porque están en el grupo de enfermos crónicos o son adultos mayores. Tuvimos que contratar personal de reemplazo para este tiempo. El hogar de adultos mayores está en una cuarentena decretada por la autoridad sanitaria. En la hospedería debimos sacar camas y ajustar nuestra capacidad, porque estamos en cuarentena preventiva desde marzo. Debimos generar más distancia entre las camas de los usuarios y habilitamos nuestras oficinas como dormitorios, así tendríamos un espacio para aislar a las personas en el caso de que se generara un contagio o una sospecha. También tuvimos que implementar protocolos de consumo protegido de alcohol, en el entendido de que hay mucha dependencia de las personas respecto a estas sustancias.

-¿Qué resultados han visto en la hospedería?

-Teníamos 20 usuarios y pensábamos que no iban a durar mucho tiempo. Creíamos que a los 15 días se iban a ir, pero resulta que no. Se han mantenido los 20 y ha sido maravilloso ver la transformación que se ha generado en ellos en términos de su cara, su ánimo, todo ha cambiado. Están las 24 horas del día, se motivaron, pintaron su dormitorio, tienen un vínculo con los monitores que es distinto, generan talleres, cocinan. Lo han pasado súper bien y eso como hogar nos ha llevado a pensar que después de la pandemia no podemos seguir haciendo lo mismo que realizábamos hasta antes de ella.

-¿Y qué cambios planean realizar?

-Para empezar, nuestro modelo de intervención de la hospedería va a cambiar. No sabemos de qué forma porque eso lo tenemos que triangular con los recursos que tengamos y todavía estamos en medio de la pandemia, no sabemos cuándo esto va a termina. Sin embargo, los resultados que hemos obtenido durante estos meses avalan que hay que cambiar la forma de trabajar con esta población. Lo mismo tenemos que hacer con las redes comunitarias y los adultos mayores. Una de nuestras principales preocupaciones es la salud mental de ellos. Nos pasa en el programa de Futrono que como los adultos mayores ya no pueden ir todos los días al centro diurno porque no se pueden generar aglomeraciones de personas, ellos extrañan mucho a sus compañeros y la dinámica que tenían instalada. Lo único que quieren es volver y para el equipo de trabajo ha sido súper fuerte tener que contenerlos. Es doloroso y triste saber que nosotros somos la única red que ellos tienen, por lo mismo tenemos que hacer responsables a otros, por ejemplo, que tengan más vinculación con los vecinos. Cuántos casos se han visto de adultos mayores que se encuentran muertos. Nos falta, a todos, tratar de fortalecer la red comunitaria que es tan importante y potente.

Pobreza

-¿Qué efectos considera que tendrá esta pandemia en el territorio en cuanto a pobreza?

-Los resultados de las últimas encuestas hablaban de que había una disminución de la pobreza en el territorio, sin embargo, la Cepal afirma que el índice va a subir en Latinoamérica y yo creo que, obviamente, se va a retroceder en lo que habíamos avanzado. La pandemia vino a desnudar las realidades que golpean fuertemente a los más pobres. Ha golpeado a quienes no tienen un buen acceso a la salud, a quienes no tienen buenas condiciones habitacionales y a quienes poseen empleos precarios. Hay un montón de temas que la pandemia puso en la mesa. Le pedimos a la gente que se lave las manos, pero nos damos cuenta que no tienen agua, eso es complejo. Aún estamos en un estado de emergencia y los reales efectos los vamos a ver al final, cuando esto pase. Yo creo que se va a agudizar la pobreza en la región.

-¿Cree que es una realidad que permanecía invisible?

-Nuestro sistema no garantiza al cien por ciento el acceso a los derechos a todos los ciudadanos. Reconozco que se han hecho esfuerzos durante estos años, por parte de los distintos gobiernos y del Estado, pero no hay políticas integrales que permitan solucionar los temas de fondo. En el área de personas en situación de calle hace diez años no había albergues, ruta calle ni programas de acompañamiento psicosocial o programas de vivienda, pero no solamente es la vivienda lo que necesitan las personas en situación de calle. Necesitan un acceso garantizado al sistema de salud, acceder a espacios de educación. Es más complejo, además, cuando hay personas que reconocen que no sabían el nivel de pobreza que existía. Esa es una de las peores cosas, porque de qué forma haces políticas públicas que de verdad beneficien y lleguen a todas las personas. Todavía hay personas en situación de calle en la ciudad que por distintas razones no quieren ir un albergue ¿Qué alternativa tiene? No tiene un espacio para lavarse las manos o ir a un servicio higiénico. La ciudad no está pensada para acoger esos requerimientos.