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Jesús y

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la Cruz

El cristianismo tiene un aspecto particular, que la diferencia de otras religiones: la Cruz. Para muchos es un signo contradictorio, ya que representa sufrimiento y muerte, pero ¿es sólo esto lo que quiere significar para el cristiano?.

En el evangelio de este domingo (Mt 16, 21-27), Jesús recuerda a sus discípulos que debe ir a Jerusalén y sufrir mucho, para luego resucitar. Ellos se escandalizan y Pedro reprende a Jesús, porque no quieren aceptar que esto le suceda a su Señor.

Jesús es duro para responderle a Pedro: "Ve, detrás de mí Satanás". Esto quiere decir que Pedro y los demás que no quieren aceptar la cruz, se convierten en obstáculo (eso quiere decir Satanás) para su camino, para cumplir la voluntad de Dios.

La reacción de Pedro y de los demás, sin embargo, es lógica y responde a los "pensamientos de los hombres y no a los de Dios", como el mismo Jesús se los hace ver.

La cruz, el sufrimiento y la muerte -aparentemente- se contraponen a la felicidad, por eso la tendencia es a esconder o no afrontar estas realidades. En cambio, en el cristianismo no es así. Ésta es la novedad del Evangelio, que no huye, ni se esconde, sino que afronta los problemas y el sufrimiento, dándole un nuevo sentido a la cruz, que se entiende desde la Resurrección y en esto radica el seguimiento del Señor. Él mismo lo dice más adelante: "Quien quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su propia cruz y que me siga".

Un verdadero discípulo de Cristo debe renunciar a sus egoísmos y a su afán de protagonismo, a cargar con su cruz de todos los días, y sólo así podrá seguirlo sinceramente.

No se puede seguir a Jesús sin la cruz, pero la cruz tiene sentido en la Resurrección y la Vida, que nos da el mismo Cristo.

Olga Elena Melo San Martín: Dejó un legado de amor en su familia

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Vivió poco tiempo en Valdivia, pero en ese lapso se enamoró de la ciudad, de su río, las bellezas de la costa, el puerto de Corral y la naturaleza presente en Santa María La Blanca. Quiso el destino que el 31 de agosto de 2003, Olga Elena Melo San Martín emprendiera su último viaje, dejando un legado de amor y recuerdo imperecedero entre sus hijas, yernos y nietos que le sobreviven en Concepción, Osorno y Valdivia. Doña Olga Elena Melo San Martín nació el 11 de noviembre de 1923 en Concepción y fue una de los 14 hijos del matrimonio formado por Filidor Moisés Melo Seguel y Rosa Ester San Martín San Martín. Cursó sus estudios primarios en la ciudad de Yungay y más tarde completó su enseñanza técnica y secundaria en Concepción, donde estudió el oficio de corte y confección de vestuario. En julio de 1955 contrajo nupcias con Tito Pardo Pinilla, unión de la cual nacieron sus tres hijas: Carmen Doris, María Isabel y Teresa del Pilar. Conoció Valdivia en 1995, cuando viajaba a visitar a la familia de su hija Carmen Doris y se enamoró de la ciudad y sus alrededores. En primavera le gustaba visitar el Jardín Botánico, disfrutar de las flores, árboles y colores; el Parque Saval con sus exposiciones; los cisnes de cuello negro en los humedales; y la Costanera. Le gustaba visitar Niebla y Los Molinos, navegar y ver la reconstitución histórica de la toma del fuerte de Corral. Su hija Teresa del Pilar la recuerda como una madre "siempre preocupada de sus hijas y de su familia. Era cariñosa, atenta, regalona y sobreprotectora; llena de valores que la hacían más completa como ser humano. Era amistosa y sociable, le gustaba compartir con la gente, era muy de piel y no hacía distinciones entre las personas. Disfrutaba de los viajes, el cine y el tango. Fue una mujer de su casa, que también disfrutaba del trabajo en el jardín y le encantaba fabricar mermeladas para la familia". Cuando en el transcurso del 2003 le detectaron una enfermedad, estableció su residencia junto al Calle Calle, hasta el último de sus días. Falleció el 31 de agosto de 2003 y sus restos descansan en el Cementerio Municipal de Yungay, en la región de Ñuble.

79 años de edad tenía Olga Elena Melo San Martín, cuando se marchó del mundo terrenal en la ciudad que la cobijó durante la última parte de su existencia.

Zoila Aguilar Muñoz: Humilde, esforzada y trabajadora

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Catorce años del fallecimiento de Zoila Aguilar Muñoz se cumplieron el pasado 1 de julio. Nació en Valdivia el 30 de septiembre de 1929 y fue una de los tres hijos de Augusto y Edelmira, con quienes vivió su infancia y juventud en los Barrios Bajos de Valdivia. Como muchos niños de su época y de extracción humilde, tempranamente abandonó los estudios que realizaba en la antigua Escuela N° 6 del Grupo Escolar y a los 11 años de edad comenzó a trabajar en la fábrica de calzados Weiss, donde conoció a quien con el paso de los años sería su esposo y gran amor de su vida: Mario Vera Aguilar. Mientras tanto, en la industria llegó a ser aparadora de calzado y posteriormente trabajó como empleada de casa particular. El 30 de marzo de 1952 contrajo matrimonio con Mario Vera Aguilar y fueron padres de cuatro hijos. Mientras su esposo trabajaba en la antigua firma Immar, ella se dedicó a la crianza de gallinas y la venta de huevos. Llegó a tener más de 100 gallinas cuando vivía en la calle Philippi, recuerda su hijo Juan Carlos. También trabajaba en la reparación de medias femeninas. Luego del terremoto de 1960, la familia emigró hacia la población Gil de Castro y tuvo su casa propia en la autoconstrucción de la población Valparaíso. Cuando su esposo asumió la presidencia del comité de defensa y adelanto de la población Valparaíso, ella trabajó en la formación y fue presidenta del centro de madres del sector, del cual fue socia hasta cuando se trasladaron a vivir al sector de El Arenal. Los tejidos a máquina también formaron parte de su vida laboral. Fue madre de Juan Carlos, Sandra, Maritza y Patricio, quienes le entregaron en vida la felicidad y dicha con las cuales disfrutó de sus ocho nietos: Aracely, Juan Carlos, Diana, Felipe, Javier, Camila, Carla y Alex. Su hijo Juan Carlos la recuerda como "una madre muy estricta y minuciosa en cuanto a las funciones y responsabilidades de sus hijos. Nos crió y formó. Esa era su gran satisfacción personal". Los restos de Zoila Aguilar Muñoz descansan para siempre en el Cementerio Municipal N° 1 de Valdivia.

76 años de edad tenía Zoila Aguilar Muñoz al instante de su fallecimiento, el 1 de julio de 2006. Encabezó el primer centro de madres de la población Valparaíso.