Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Cartelera y Tv
  • Clasificados
  • Espectáculos

(viene de la página anterior)

E-mail Compartir

¿En algún momento peligró el financiamiento para realizar el festival?

- A nivel global se ha resentido la industria por la pandemia, ya sea por el riesgo de contagio o bien porque muchos fondos han sido redireccionados o están siendo usados para paliar la crisis. Lógicamente no estamos al margen de lo que ocurre en el resto del planeta y por eso hubo momentos en los asumimos que tal vez no íbamos a contar con el dinero necesario para el festival. En el escenario de incertidumbre optamos por hacer un certamen de alta calidad, que se viera reflejada tanto en las películas, como en un programa artístico regional que permitiera el pago de honorarios a diversos trabajadores de la cultura. En este caso no estamos hablando de una reactivación económica, sino que más bien el pago merecido por espectáculos, en video pregrabados o presentaciones en vivo por streaming, que nos permiten robustecer la oferta del festival.

¿Cuál era el estado de la comunidad creativa cuando hicieron la convocatoria para este plan?

- Como personas individuales ligadas a la cultura comenzamos a participar en distintas iniciativas que han surgido en la pandemia, como por ejemplo el Fondo Solidario para Trabajadores y Trabajadoras de las Artes y la Cultura. El coronavirus nos ha dejado un sector completamente precarizado, entonces optamos por generar instancias de ayuda y se produjeron vínculos muy interesante con plataformas como por ejemplo Butaca Los Ríos y finalmente se termina haciendo un llamado cultural solidario a nivel regional.

¿A qué apela el 27° FICValdivia considerando que los cinéfilos no podrán visitar la ciudad, que es uno de los atractivos fundamentales del evento?

- El festival es una posibilidad cultural nacional, pero en tiempos de pandemia donde sabemos que han cambiado muchas cosas y que tal vez ya no hay horas disponibles o ánimo de seguir frente a un computador después de largas horas de clases. Sin embargo, tenemos un púbico militante de Chile y el extranjero, que reserva la fecha para acompañarnos; y es a ellos a quienes estamos esperando. Nuestro desafío es ver cómo el online nos permitirá llegar a nuevas audiencias, que obviamente no conocemos. Hay un ejercicio democrático de acceso al festival, que además es gratuito, pero a su vez incierto porque a diferencia de una actividad presencial no estamos pudiendo ofrecer la experiencia única de ver una película en sala. Nosotros vamos a asegurar que los contenidos estén disponibles, pero ahora es el usuario al otro lado de la pantalla, el que dependerá de factores como tener una buena conexión a internet, para poder ver de buena manera las películas. Un error sería pensar en una audiencia en condiciones perfectas, que no está pasando por problemas emocionales o económicos; y que además tiene tiempo y ganas de conectarse con nosotros. Las condiciones no son las mejores, pero vamos a estar a un click de distancia frente a otras alternativas y siempre agradeceremos que nos acompañen. Estamos tranquilos porque sabemos que estamos a la altura de las circunstancias y que desde marzo no hemos parado en la búsqueda de soluciones para que nuestro festival no se suspenda.

¿Es sostenible un modelo online y de acceso gratuito?

- Con la pandemia hay un cambio de paradigma fundamental: por el momento no se puede ver una película como corresponde, o sea en una sala de cine. Habernos ido a la web este año se entiende por todo lo que está ocurriendo, pero si los festivales pasan a ser por siempre en formato online, tendrían que dejar de ser gratuitos. La pandemia está siendo algo terrible, pero el sector creativo reaccionó de manera muy solidaria al comenzar colgar sin costo contenidos para que las personas se sintieran acompañadas. Los festivales de cine vamos por la misma línea. En general se ha logrado entender que nuestra misión no es necesariamente con la sala, sino que más bien, con juntar a las personas entorno a las películas. Y si eso no ocurre en forma presencial, podrá ocurrir de otra manera.

Raúl Camargo reconoce que hace un año se habría negado a que el de Valdivia fuera un festival digital. Hoy siente que el formato abre opciones de cercanía mucho mayores.

"Es que lo antes era dogma, ahora es posibilidad. No podemos hacernos a un lado de eso e impedir que la gente tenga alternativas de entretención. Tampoco podemos desechar las tecnologías que ahora nos están ayudando, como para decir que en el futuro no nos van a servir cuando volvamos, ojalá así sea, a lo presencial".