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ENTREVISTA. Eduardo Puppo, periodista que investigó por 12 años para reescribir los libros del tenis:

"Demostrar que Guillermo Vilas fue número uno no es un capricho, es hacer justicia"

Documental que estrenó Netflix ("Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada") es un viaje por la intimidad del tenista.
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"En esta situación de pronto he logrado comprender a los tenistas, como cuando por ejemplo David Nalbandián me decía con cara de cansado: 'Ché, ¿otra nota más?'. Es una cosa rara, no es lo que buscamos y para uno que siempre estuvo al otro lado del mostrador, no me resulta muy cómodo", explica el periodista argentino Eduardo Puppo sobre la marejada de entrevistas que ha tenido que conceder para difundir el documental "Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada", que hace uno días lanzó la plataforma Netflix al mercado mundial. El hilo conductor de la historia es la investigación que Puppo llevó a cabo durante 12 años y que le permitió revelar que Guillermo Vilas fue durante siete semanas número uno del ranking mundial de tenis: cinco en 1975 y dos a comienzos de 1976, algo que la ATP se niega a revisar.

Provisto de material inédito, además del brutal trabajo de Puppo y un matemático rumano para ratificar la teoría, el filme es un viaje por la intimidad deportiva y personal de Vilas, un tenista que exhibía una obsesiva visión de su trabajo, herramienta que definió la única forma de tocar la gloria, un rasgo que empatiza con el de Puppo, con quien solo tenía una relación profesional. "Tuvimos 96 encuentros en su casa, de unas cuatro horas cada uno. Al quinto y sexto de estos me dice: '¿Tú sabes que yo solo me llevo bien con las personas del signo Virgo? Yo quedé sorprendido con el apunte y le dije que efectivamente lo era. 'Ah, entonces tu esposa debe ser Leo', me acota. 'Bueno, Guillermo, ella también es Leo, como tú', sonríe Puppo al recordar el extraño diálogo.

-¿Sientes que en esta historia se alinearon los astros para que tuvieran este encuentro?

-Cuando crucé la línea del periodista-jugador y empezamos a interactuar más estrechamente vi a un Vilas distinto, no ese del cintillo y el pelo largo. Ahí uno comprende cómo las figuras o mitos deportivos son seres comunes y corrientes que sufren, tienen problemas y pagan sus cuentas como cualquier otro. A él lo conocía desde 1980, pero cuando nuestra relación se estrechó vi a una persona muy distinta. Me reconoció que fue ególatra, ermitaño y soberbio, pero que eso también le permitió alcanzar el sitial que ocupó. "Terminas rendido a la obsesión por las metas altas", me decía. Cuando hablaba, te dejaba algún enunciado producto de ser un tipo muy culto, versado en todos los temas posibles. Tuvo mucha presión en su casa donde sus padres eran exigentes.

-Ellos querían que fuese abogado y no tenista

-Claro. Su padre le insistía en que iba ser abogado, que heredaría su cartera de clientes, pero Vilas le hizo saber que no, que su luz le decía tenía que ser tenista y número, y así se enfocó.

-Al pasar la frontera del periodista de pronto te convertiste en su amigo, biógrafo y custodio de sus bienes.

-Todo se dio de la forma más natural posible. De hecho, Guillermo fue de los últimos en enterarse de la investigación que estaba haciendo. Nunca me pidió que lo hiciera. Los críticos frecuentemente decían que hasta cuando él seguía reclamando con la cosa si ya había pasado una pila de años. Quizás en nuestras mentes, que no son competitivas a ese nivel, no se entienden esas batallas personales. Demostrar que fue número uno no es un capricho, es hacer justicia. Cuando se expliqué con lujo de detalles lo que teníamos se emocionó mucho, nuestra relación cambió y me ofreció hacer el libro que, además, yo me moría de ganas de hacerlo. Lo de ser custodio de su patrimonio deportivo fue en 2016, antes de que se fuese a vivir a Mónaco. Ahí un día me paso las llaves de la bodega y me lo pidió expresamente.

-¿Qué sentiste al tocar la historia?

-Responsabilidad y orgullo de descubrir lo que siempre vi por televisión. Cuando saqué de una bolsa la ropa que usó para ganar la final del US Open de 1977 ante Jimmy Connors comprobé que el pantalón aún tenía restos de arcilla en el bolsillo. Fue algo escalofriante.

-Sabemos que el libro ya lo tienes listo, ¿cuándo se publica?

-La fecha del lanzamiento está supeditada a que exista una resolución con el tema del ranking. Para bien o para mal, una vez cerrado ese tema el libro se publicará.

-¿Hubo algún momentos en que casi tiras la toalla con todo el trabajo que te echaste encima?

-Por supuesto, pero siempre perseveré para esclarecer los hechos. Te confieso que fue una gran pared encontrarse con que la ATP le faltaban datos. Trabajamos sobre la base de 92.500 resultados, 542 torneos, con 2.117 jugadores involucrados. Fue un dolor de cabeza para el matemático y yo. De alguna forma fue la aventura de revivir el día a día de los años 70.

-Pero la ATP no quiere ir más allá, porque dicen que no se puede reescribir la historia

-No puedo estar en la cabeza de los dirigentes que fueron y los que están. Mantienen un perfil conservador, de no innovar, ni mover las estructuras, solo acatar las reglas que fueron heredando.

-Si aceptan lo de Vilas, después la fila de reclamos puede ser muy larga.

-En la nota que hizo el New York Times sobre el tema y en que se entrevista a Chris Kermode (Presidente de la ATP), este dice: "Después de esto, ¿cuál es el límite entonces?". Yo le diría a Kermode que el límite es la verdad, muy simple. A mi juicio no se puede tener una historia imperfecta.

-¿Te preocupa haber embarcado a Vilas en esta ilusión con resultado todavía incierto?

-Me daría mucha bronca que Guillermo no lo vea cristalizado. Todos somos hombres, no hay superhombres y ellos (la ATP) decidirán cuál es la historia de un hombre y decidir de algo que pasó. No tienen la forma de refutar el informe científico que les entregamos. Tendrían que presentar algo similar. Pero que quede muy claro que acá nadie busca un triunfo por secretaría. Es más, en esta búsqueda del número uno, hubo una semana en que incluso Arthur Ashe (campeón estadounidense de Wimbledon en 1975) estuvo a 0.20 centésimas de serlo. O sea, casi te perdiste a dos número uno. Si acá el uno invisible entre 1973 y 1978 fue solo una persona.

-El documental va empujar la investigación, pero también rescatará la dimensión humana del ídolo que fue Vilas.

-Hay un Vilas desconocido para los que tienen menos de 35 años. Y lo que más o menos saben su historia comprobarán la obsesión de alguien que tuvo un gran talento y que trabajó muy duro para el éxito, una cuestión de la cual se siente orgulloso. Se van a sorprender con las imágenes inéditas de sus giras cuando hacía registros en cassettes de lo que iba experimentando. Una cosa de locos.

-Casi como un héroe mitológico.

-Yo tengo hijos de 29 años, mellizos. Recuerdo que una vez cuando tenían como 12 años estábamos en el club de Vilas y nos cruzamos con él. No tenían idea quién era.

-En la cinta no se ve un Vilas vigoroso. Por el contrario, muy deteriorado de salud.

-Ha sido un tema que la familia ha optado por tratar en privado y del cual no quieren hablar. Mal podría hacerlo yo públicamente. Mi papel en este tiempo ha sido acompañarlos a la distancia y brindarles mi apoyo. Las últimas imágenes de la película son de noviembre de 2019 y Guillermo colaboró en todo lo que pudo, poniendo el corazón. Pero antes que cierres la entrevista quiero decirte algo de corazón.

-Cuéntame.

-El Chino Ríos también fue número uno y lo quiero destacar. Nadie lo puede discutir, nadie te regala eso. Para mí lo que hizo el Chino fue impresionante aunque no ganara ningún Grand Slam. Ganó varios títulos, venció a los mejores de su tiempo y ya está. Fue número uno con todas las letras. Por todo eso siento respeto absoluto.

"Trabajamos sobre la base de 92.500 resultados, 542 torneos, con 2.117 jugadores involucrados. Fue un dolor de cabeza".