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¿Pese a los avances, cuál sigue siendo el desafío permanente?

- Principalmente el financiamiento. Tenemos una gran carga que depende de la gestión. Podemos proyectar inversiones o avances que siempre van a depender de los dineros que podamos lograr vía concursos o donaciones de privados. Bajo ningún punto de vista lo que anhelamos se ha visto alguna vez interrumpido por no tener financiamiento.

¿Incluso en tiempos de pandemia por coronavirus?

- Siento que el trabajo que hemos hecho durante tantos años nos ha permitido que incluso en medio de la crisis sanitaria no se tuviera que despedir a miembros del equipo y que además pudiéramos concretar el proyecto del teatro que ya se está construyendo.

¿Nunca se previó un escenario más complejo?

- Al principio sí lo fue, básicamente porque al igual que el resto del mundo nos estábamos enfrentando a algo sin precedentes en lo inmediato. Las restricciones que llegaron con el covid-19 nos hicieron cambiar las proyecciones y las posibilidades reales de lo que íbamos a poder conseguir en 2020. Hubo proyectos que se cerraron y aportes privados que se suspendieron por razones obvias. Por otro lado, vislumbramos una realidad social de la que teníamos conocimiento, pero que se hizo latente con mucha más fuerza al momento de tener que dejar el acompañamiento presencial de los procesos formativos.

Por culpa del coronavirus la Casona Cultural tuvo que pasar todos sus contenidos a formato online. Hubo que adecuarse a la distancia social y ayudar a quienes no tenían tecnología ni conexión a internet disponible en sus casas. Los profesores de arte crearon tutoriales y los músicos tuvieron que comenzar a mostrar sus avances en videos.

Pamela Calsow reconoce que una de las pruebas de fuego de la nueva normalidad llegó cuando se plantearon no suspender el tradicional Campamento Vive la Música con Junaeb y lo llevaron a formato web. Para sorpresa de los organizadores, hubo cien artistas conectados, cantidad casi similar a la que asiste a las versiones presenciales del evento.

"De ahí en adelante no paramos más. Los profesores de música aprovecharon la oportunidad de conectarse con sus pares en el extranjero y crearon nuevas instancias de capacitación para los niños. Luego avanzamos a la realización de conciertos en video cada mes e incluso integramos la mediación a cada una de las intervenciones, lo que nos permite no dejar de lado nuestra responsabilidad en la formación de audiencias".

Contra todo pronóstico lograron salir adelante y además sumaron más trabajo al momento de concretarse el Teatro Educativo de las Artes del que también tiene que ocuparse. ¿Cómo se logra entender eso?

- Tal vez una buena analogía es decir que nuestro trabajo es como subir el Everest, sin nunca llegar a la cima, pero con cada paso logrando avanzar un poco más. Seguimos en pie gracias a una buena alianza público privada. Eso es señal de que nunca hemos estado solos en nada de lo que hemos propuesto.

¿Cómo proyecta el funcionamiento del nuevo edificio y sus elencos?

- La base de la planificación es que nunca hemos desconocido el territorio que habitamos. Integrar distintas opiniones sobre lo que se espera del teatro o sobre la forma que se quiere que funcione, ha sido fundamental. Nuestro trabajo cultural partió hace muchos años con la orquesta y desde ahí se han ido proyectando distintas instancias formativas que ahora me permiten tener asegurado hasta tres años de programación del teatro pensando que eventualmente abriría sus puertas en 2022. Nos interesa también trabajar con universidades que tengan carreras relacionadas con arte, cultural y creatividad, para poder apoyar a sus estudiantes con prácticas profesionales o colaboraciones. Ese será otro punto de partida para explorar en la forma de que tomen el espacio y lo transformen con sus obras idealmente hechas en procesos donde se pueda involucrar la comunidad.

El teatro lleva cerca de dos semanas en su etapa inicial de construcción.

La obra es responsabilidad de una empresa de Temuco que optó por mano de obra local como una forma de reactivar la economía de Panguipulli.