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Adolfo Ifland Muñoz: El recuerdo a 30 años de su partida

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Treinta años de la partida de Adolfo Ifland Muñoz se cumplieron el pasado 21 de noviembre. Nació en Valdivia el 25 de febrero de 1936 y fue hijo de Adolfo Ifland Helvak y Elvira Muñoz Peña y Adolfo Ifland Helvak. Inicialmente, la familia vivió en Valdivia y posteriormente se trasladó a La Unión, para luego regresar a su amada Valdivia. Fue casado con Laura González Mansilla, matrimonio del cual nacieron cinco hijos: Maritza, Erwin, Helmuth, Marianne y Adolfo, quienes son los depositarios de las enseñanzas y valores transmitidos por sus padres. A temprana edad, Adolfo Ifland Muñoz comenzó a trabajar como junior en el antiguo diario El Correo de Valdivia y como era un joven con inquietudes y espíritu de superación, muy pronto aprendió el oficio de linotipista en la imprenta del periódico, labor que desempeñó hasta el año 1979. En esa fecha se trasladó a vivir a Coyhaique junto con su familia y en la Patagonia fue también linotipista del Diario de Aysén, aproximadamente hasta comienzos del año 1982. Posteriormente postuló a la concesión de la administración del Cementerio Municipal de Coyhaique, la cual se adjudicó y desarrolló dicha actividad hasta el 21 de noviembre del año 1990, fecha en la cual perdió la vida en su oficina, cuando lo sorprendió un infarto al miocardio. Adolfo Ifland Muñoz fue también un hombre amante y fanático del deporte e incluso cuando ya no pudo desarrollar actividades físicas de características competitivas, se dedicó a ser árbitro de fútbol, básquetbol y boxeo, precisamente para no perder el vínculo que tenía con la actividad deportiva. A treinta años de su fallecimiento, sus hijos lo recuerdan hoy como "un padre ejemplar, fans número uno de todos sus hijos y que disfrutaba de las actuaciones y triunfos de ellos en el básquetbol y su hija en el atletismo. Siempre cercano, se ganó el cariño de mucha gente que hasta hoy lo recuerda". Los restos de Adolfo Ifland Muñoz descansan en el cementerio de Coyhaique.

21 de noviembre de 1990 falleció Adolfo Ifland Muñoz. De origen valdiviano, fue linotipista del diario El Correo y luego del Diario de Aysén, en la Patagonia.

Esperanza

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y Paz

El Adviento que comienza este domingo es un tiempo especial que nos recuerda que somos peregrinos en esta tierra, que vamos de paso por el mundo y que por esta misma razón, debemos vivir nuestra fe en esta actitud de espera activa, pues el Señor, viene y vendrá. Las lecturas de estos primeras semanas de Adviento nos invitan a fijar la mirada en la última venida de Cristo. El Señor viene como nuestro redentor por lo que nos invita a orar y vigilar.

El evangelio dominical (Mc 13, 33-37) nos recuerda la importancia de estar atentos, siempre vigilando activamente, es decir, haciendo bien lo que tenemos que hacer cada día, como aquellos servidores a quienes se les encargó su tarea. Es prepararnos cada día al encuentro de Cristo que viene, para que nos encuentre preparados cuando venga y podamos entrar en su gloria. Vivimos confiadamente en su promesa de que está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Nos encaminamos hacia el término del año, un año que cambió todo aquello que considerábamos "normal", que nos impidió y nos impide realizar con libertad muchas de las actividades laborales, de estudio, religiosas y de esparcimiento a las que estábamos acostumbrados.

Por otra parte nos abrió horizontes en otros ámbitos, así como nos ha enseñado a volver a lo esencial de las cosas y de las relaciones humanas.

En tiempos de desencuentros y conflictos como los que vivimos, el Adviento es un tiempo propicio para volver a reencontrarnos como sociedad, como nos ha recordado el Papa Francisco, en su última encíclica:"Hacen falta caminos de paz que lleven a cicatrizar las heridas, se necesitan artesanos de la paz dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia" ("Fratelli Tutti", 225).

Segundo Gumercindo Reyes: Una vida al servicio de su comunidad

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Vivió para su comunidad y siempre preocupado del bienestar de sus vecinos, hasta el último de sus días. Así fue Segundo Gumercindo Reyes, el dirigente social y comunitario de los Barrios Bajos que se marchó de la vida terrenal cuando el reloj recién superada las 2 de la madrugada del pasado martes 24 de noviembre. Nació en Valdivia el 18 de noviembre de 1935 y fue hijo de Berta Reyes Ortega. Estudió su enseñanza primaria en la antigua Escuela N° 4 y las humanidades en el Instituto Comercial. Siendo muy joven, se casó con María Aburto y fueron padres de cinco hijos: Mónica, Verónica, Carlos, Adriana y Ximena. Años más tarde y luego de la separación se unió con Ilia López Durán y fueron padres de Ilia y Rosa.También fue abuelo de 19 nietos y disfrutó de 18 bisnietos. En su vida laboral fue funcionario de la antigua Corporación de Obras Urbanas, comerciante en las ferias libres y trabajador independiente, hasta el momento de su jubilación. Dirigente de la junta de vecinos de los Barrios Bajos, luchó por la realización de obras de alcantarillado, por los títulos de dominio para los vecinos de la Villa Los Presidentes, perteneció a una agrupación de adultos mayores y fue presidente del Consejo de Desarrollo Local del Centro Comunitario de Salud Familiar de los Barrios Bajos. Fue una persona que daba todo por su comunidad, que ayudaba a todo aquel que podía, era preocupado de su entorno y de sus vecinos. Enseñó el trabajo de dirigente social a muchas personas y a diferencia de otros dirigentes, nunca buscó la figuración, sino que siempre privilegió el bien común", recuerda su hija Rosa. Y agrega que "fue un padre estricto, que demostraba amor y cariño a su manera". La familia también destaca el apoyo que Segundo Gumercindo Reyes "recibió de parte de las doctoras Veloso y Kramm, además de todo el personal del Cecosf de los Barrios Bajos, quienes siempre estuvieron pendientes de su salud y bienestar y lo veían como un miembro de sus familias". Los restos de Segundo Gumercindo Reyes descansan en el Cementerio Municipal 2 de Valdivia.

85 años de edad ten ía el dirigente social Segundo Gumercindo Reyes, al momento e su deceso. Fue un activo luchador por el progreso y desarrollo de sus Barrios Bajos.