Ocho incendios forestales se han producido este año en la región, mientras que el año pasado se registraron 18 en esta misma época. Eso implica una reducción de 56%, según datos dados a conocer por Conaf (Corporación Nacional Forestal). Se trata de cifras bastante alentadoras, pero a nivel nacional sucede al revés: desde julio han ocurrido 807 incendios y durante noviembre hubo 19 siniestros diarios en promedio; aumentando en un 89% en relación a los últimos cuatro años en la misma fecha, según Sidco (Sistema de Información Digital para Control de Operaciones).

El área monitoreada y que presenta riesgos se extiende entre O'Higgins y Los Lagos. Esto incluye a Los Ríos, que no está exenta de ellos, sobre todo en épocas de verano, cuando aumenta el calor, disminuyen las lluvias y más personas se movilizan en las áreas boscosas, aunque las cuarentenas auguren lo contrario. Y este último factor es serio, pues los humanos son responsables de generar la mayoría de estos lamentables eventos. Antecedentes difundidos por Corma (Corporación de la Madera) indican que este año un 34% de los 807 incendios reportados ha sido intencional; un 19% se debe a uso de fuego por transeúntes; 28,5% a otros actos de negligencia humana; 18,3% causa indeterminada y solamente un 0,1% factores naturales.

Considerando lo anterior, la responsabilidad comunitaria debe aumentar, dando a conocer focos de fuego (130 es el número de emergencias), resguardando entornos y, especialmente, acatando normas. El lunes, por ejemplo, Conaf anunció el término del período de quemas controladas, acción que se realiza para eliminar desechos forestales y agrícolas. Ahora, estos procedimientos quedan prohibidos hasta el 28 de febrero de 2021. Y si alguien incumple la norma, arriesga multas y hasta penas de cárcel.

Regularmente esta y otras determinaciones son comprendidas por quienes viven y trabajan en áreas rurales; pero no siempre por los demás actores sociales. Por ello es que se hacen necesarias las campañas que realiza Conaf y la Red de Prevención Comunitaria, a través de la cual se capacita sobre el tema.

Ayudar en esa tarea permitirá que los favorables primeros datos de esta temporada, se mantengan.

Durante las últimas semanas, uno de los temas más discutidos en el Congreso Nacional fue el presupuesto de la nación para el año 2021. Esto, porque actores de distinto ámbito han planteado una serie de inquietudes en lo relativo a la disminución de algunas partidas, como Salud, Educación, Pymes, Cultura, y Ciencia.

Finalmente, la Ley de Presupuesto Nacional 2021, gracias a una serie de acuerdos, que permitieron entre otros un aumento en per cápita basal a $8.000 para la salud primaria, y la reposición al Ministerio de Ciencia e Innovación una partida de $67.000 millones, fue despacha para su promulgación.

No obstante, y considerando la crisis sanitaria actual, se vuelve necesario realizar un análisis y reflexión sobre la importancia de la ciencia y la investigación en nuestro país, y más aún cuando hemos visto la relevancia que se le ha dado a partir de la búsqueda de una vacuna contra el Covid 19.

En dicho contexto, un interesante respecto de I+ D, señala que en Chile existe una buena productividad, y es así como ya en 2016 los investigadores nacionales publicaron 2,8 artículos promedio, y el dato de los países OCDE es de 1,3 artículos, dando cuenta del trabajo de las universidades chilenas. Sin embargo, existen algunas señales inquietantes, y que se dieron a propósito de la discusión por el Presupuesto 2021, donde se indica que Chile es uno de los países que menos invierte en ciencia respecto a los países de la OCDE. Vinculado con esto, la edición del Global Innovation Index (GII) del año 2019, nos mostraba que Chile ocupaba el lugar 51, descendiendo al lugar 54 en la versión 2020 de este ranking.

En la misma línea, existen una serie de diagnósticos que muestran los grandes desafíos del país en este ámbito, tales como apuntar a la coherencia en la políticas de innovación, mejorar la transferencia tecnológica, promover la participación público-privada; aumentar la cantidad de investigadores. Además debemos reconocer que este año se presentó la primera Política Nacional 2020-2022, siendo un importante paso.

Sin embargo, y tras la discusión del presupuesto nacional, hemos vuelto a ver con preocupación que la ciencia, la tecnología y la innovación, están quedando relegadas; paradojalmente en un momento en que más se requiere de estas materias para combatir la crisis sanitaria que estamos viviendo.

Laura Bertolotto Navarrete rectora Santo Tomás Valdivia