Daniel Navarrete Alvear

Los Ríos dejó de mirar de lejos al coronavirus en marzo. Ese mes se detectó el primer caso positivo en Valdivia y se instaló la duda de cómo enfrentar una situación que nueve meses después sigue siendo incierta en términos de una solución médica efectiva.

Con el período regular de clases 2020 recién iniciado es que se toma entonces la inusual medida de suspender la presencialidad en las aulas. Fue la réplica de algo que estaba ocurriendo en el resto del país y del mundo; y que puso en jaque al sistema tradicional de enseñanza en todos los niveles.

Tomás Mandiola, seremi de Educación, reconoce que la decisión no fue fácil, pero se asumió como la única alternativa de proteger la salud de niños, jóvenes, sus familias y las comunidades educativas. "Pese a la incertidumbre inicial, entendimos que el virus se iba a terminar expandiendo rápidamente por todo el territorio, entonces hubo que reaccionar de inmediato para garantizar la seguridad de nuestros estudiantes", dice.

Con los establecimientos educacionales cerrados, los alumnos retomaron sus clases en formato online. Esa fue la primera prueba. "Afortunadamente ya contábamos con una plataforma web que efectivamente sirvió de apoyo durante las primeras semanas y que con los meses venideros se fue mejorando para también ayudar a los profesores en su trabajo. Todo eso ocurrió durante unas primeras semanas donde los procesos de aprendizaje estaban recién comenzando. Incluso hubo quienes no alcanzaron a volver a verse después de las vacaciones".

¿Hubo dudas sobre las capacidades digitales de los usuarios para asegurar el éxito del formato a distancia?

- La presencialidad sigue siendo irreemplazable e indispensable. Las herramientas digitales son de ayuda, pero es complejo que funcionen si es que no son acompañadas de buena manera por algún guía que permita aclarar dudas. Por eso creemos que la labor de los docentes este año ha sido gigante. Han hecho un tremendo trabajo, aunque muy desgastante, porque ellos también han debido seguir perfeccionarse y trabajar desde sus casas con todo lo que además implica la dinámica familiar.

¿Quedaron al descubierto brechas de acceso desde lo urbano y lo rural?

- El proceso de aprendizaje en casa hay que analizarlo con la multiplicidad de factores que lo pueden afectar, como por ejemplo las distracciones que hay en un entorno que no es la sala de clases. La conectividad es otro tema. Indudablemente hay hogares donde la conexión a internet no ha sido la mejor y eso ha jugado en contra. En Los Ríos seguimos reforzando el área rural. Vamos por la cuarta etapa del plan 'Aprendo en casa', que implica llevar material impreso, de primero básico a cuarto medio, a más de más de 270 establecimientos y a casi quince mil estudiantes.

¿La crisis sanitaria afectó de alguna forma el acceso a fondos y la inversión general?

- Pagamos todas las subvenciones íntegramente al igual que en un año normal. Asimismo, flexibilizamos el acceso a recursos, no solo para adquirir elementos de sanitización, sino que también para la compra de todo tipo de elementos de conectividad como por ejemplo planes de internet, pendrives, tablet y computadores, que se entregan en comodato a las familias. Todo esto ha sido un apoyo enorme para reforzar la educación online, lo que sumamos a la entrega de material impreso distribuido de manera permanente.

El Ministerio de Educación se volvió blanco de críticas por insistir permanentemente en volver a clases presenciales. Ello generó rechazo en padres y apoderados. ¿Cómo ha sido el diálogo con ese sector a nivel regional?

- Es absolutamente entendible que los padres, apoderados y familias no quisieran enviar a sus hijos a los colegios. Hicimos un tremendo esfuerzo por acercarnos a todos a conversar sobre la eventualidad de un regreso y cómo podría haber funcionado. Nunca hablamos de algo que fuera obligatorio. Lamentablemente el clima político y el hecho de que por ejemplo las redes sociales son canales para generar discusiones infundadas, hizo que se entendiera

La pandemia hizo que el año escolar no ocurriera en condiciones normales, lo que a su vez obligó a reforzar los canales de circulación de la información y el trabajo de apoyo emocional a las comunidades educativas y las familias.

"Eso lo hemos vivido por ejemplo en las escuelas rurales. Cuando vamos a esos establecimientos para llevarles material impreso, nos damos cuenta de que han puesto un gran esfuerzo en completar sus procesos formativos de la mejor manera posible. Para el cumplimiento de las metas claramente los profesores han sido fundamentales. Son ellos también quienes debieron asumir otros roles en 2020, oficiando en muchos casos de apoyo emocional para los niños y jóvenes. Sin duda que este año nos ha puesto a prueba en la manera de poder llegar a todos quienes son parte del sistema, tratando de encontrar un equilibrio entre todo lo que se debe hacer y las condiciones sanitarias por las que ha estado pasando la región", dice Mandiola.