Artistas y amigos reunieron fondos para llevar cuerpo de Francisco Martínez hasta Santiago
CAMPAÑA. Joven fue trasladado a Puente Alto, donde reside su hermana. Él vivía en Panguipulli hace cuatro años y aseguran que no se resistió al control de identidad. No tenía cédula.
Tenía 27 años de edad. Era vegano, de contextura delgada y artista frecuente en las calles de Panguipulli. A Francisco Andrés Martínez Romero era habitual verlo entre la audiencia de eventos culturales y practicando malabarismo en la vía pública.
El viernes por la tarde fue abatido por un carabinero tras negarse a un control de identidad. Estaba en la esquina de las calles Martínez de Rozas con Pedro de Valdivia cuando recibió impactos de bala percutadas por el sargento segundo Juan González.
La fatal consecuencia del procedimiento policial causó indignación en Panguipulli y principalmente entre amigos y cercanos del joven artista, quienes lo describen como una persona tranquila.
"Siempre lo ayudábamos. Le comprábamos mercadería. Él estaba siempre con sus perros, hacía artesanías y sobrevivía dentro de sus posibilidades. No era un joven violento. No le hacía mal a nadie, no tenía una impronta amenazante. Era muy delgado y por ende tal vez hubiera sido fácil reducirlo. No era necesario matarlo. Lo que pasó es inexplicable", dice Marco Fedelli, profesor y terapeuta.
Salvador Pradenas, profesor del programa Vive la Música, también lo conoció. En su página de Facebook, escribe: "Francisco trabajaba con su artesanía afuera de mi ex casa, luego trabajaba como malabarista en distintos semáforos. Una vez apoyando el paro de profesores tocamos con Kütral Mapu y el nos escucho y me pidió que le enseñara a leer música, siempre cuando lo veía me decía regálame un libro para aprender... Claro no tenía una casa, el vivía en su carpa con sus perros, tal vez no tenía educación y mucho menos dinero, pero tenía muchísimas ganas de que no le regalara dinero sino un LIBRO para aprender !"
Solidaridad
Fernanda Figueroa conoció a Francisco Martínez en 2019. Luego del estallido social en Panguipulli ambos comenzaron a participar en una Asamblea Territorial donde compartían diversas ideas.
"Cuando lo conocí, él vivía debajo de un techo bien precario en un terreno baldío cerca del terminal. Francisco era una persona solitaria y solidaria. Solía ir a la feria de Hua Hum a trabajar como malabarista y a ayudar en lo que pudiera. No tomaba alcohol. A veces pedía ayuda para cocinar su comida. Era muy querido en la comuna, por eso ha generado una consternación transversal su muerte".
La cercanía de varios vecinos con el joven, motivó que iniciaran una campaña solidaria para reunir fondos para costear el traslado de su cuerpo a Santiago, donde vive su hermana. Ayer por la tarde el cuerpo fue retirado desde el Servicio Médico Legal de valdivia. Posteriormente, el féretro llegó a Panguipulli donde fue recibido por una multitud y hoy se espera su arribo a Puente Alto para el funeral.
Antecedentes
Francisco Martínez vivía desde hacía cuatro años en Panguipulli. En su certificado de nacimiento solo figura el nombre de su madre: Elizabeth de Lourdes Romero Millahueique. Era tío de Anthony Araya, el menor que en octubre del año pasado fue lanzado por un carabinero al río Mapocho.
En declaraciones a Chilevisión, su hermana Rocío Caviedes explicó que la última vez que lo vieron fue hace un mes cuando viajó al funeral de su abuela en Puente Alto. Dijo además que padecía esquizofrenia. No le gustaba tomarse fotografías, no era usuario de redes sociales ni mucho menos tenía teléfono celular.
"No le gustaba nada, por eso no había renovado el carnet, lo había perdido y cuando el carabinero le pregunta por el carnet, él no lo tenía y no es que lo estuviera negando o no quisiera pasarlo, es que no lo tenía", dijo.
Repudio
El deceso del malabarista generó actos de repudio contra Carabineros a lo largo de todo el país. Artistas callejeros convocaron manifestaciones públicas en San Felipe, Concepción, Punta Arenas, Temuco, Ovalle, La Calera, Ñuñoa, San Antonio y Maipú. En Valdivia se realizó anoche una velatón en la Plaza Simón Bolivar.
Julio Henríquez, integrante del directorio del Sindicato de Artistas Populares de Los Ríos lamentó lo sucedido en Panguipulli. "Como artistas de la calle normalmente se nos trata como delincuentes. Permanentemente somos víctimas de abuso de autoridad. Lo que le pasó a Francisco es el colmo, es el resultado de un actuar sistemático inexplicable en nuestra contra. Es algo completamente inconcebible", dice.
Y agrega: "Nosotros decidimos agruparnos para hacer valer nuestros derechos, para que se nos reconozca como artistas y se nos respete. Nuestras herramientas de trabajo no son armas. Mi atril, mi guitarra, no son armas. Nosotros no somos delincuentes. Desde hace mucho tiempo queremos tener un mayor acercamiento con las autoridades precisamente para que sepan quiénes somos y lo que hacemos".
La plataforma Butaca Los Ríos también se sumó a las manifestaciones de rechazo por el actuar de la policía a través de un comunicado público. "Queremos expresar nuestra más profunda consternación por la pérdida de una vida humana, creadora, pensante y activa en nuestra escena regional (...) las y los trabajadores de las artes y la cultura y específicamente los artistas callejeros, merecemos un trato digno y respeto de nuestro derecho al trabajo en condiciones reguladas y seguras".
Espacio en Construcción igualmente hizo una declaración pública sobre el tema. "Una vez más el uso de fuerza excesiva y violencia injustificada por parte de Carabineros deja en evidencia el atropello, el menosprecio a la vida y la dignidad de los ciudadanos, así como la permanente y sistemática criminalización de las artes callejeras", se lee en el documento.
La Asociación de Funcionarios y Funcionarias de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes también lamentó lo sucedido. "Los y las artistas callejeros son uno de los grupos más expuestos a la violencia policial al ejercer su derecho al trabajo en la vía pública. Son ellos y ellas quienes conectan con el alma profunda del pueblo, sorprendiendo, aportando belleza y diversidad cotidiana al alcance de un aporte voluntario".