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Con ello surgió la preocupación de cómo iba a ser el trato con niños, niñas y jóvenes en este nuevo escenario, en todo lo relacionado al resguardo de sus derechos. También tuvimos que buscar las formas de seguir siendo un espacio de respaldo y acompañamiento emocional en esta situación bastante compleja que nos está tocando vivir.
¿Fue posible augurar una buena respuesta de los niños considerando que en su mayoría están habituados al uso de tecnologías?
-No había ningún precedente de una modalidad ciento por ciento virtual, por lo tanto era imposible adelantarnos a una respuesta que a largo plazo terminó siendo muy positiva. En el momento de hacer el cambio teníamos conocimiento sobre el uso de redes sociales principalmente en los jóvenes, por lo tanto no se anticipaba que fuera difícil que se adecuaran a la nueva forma de vincularnos.
¿Cómo se ha garantizado el respeto de los derechos de quienes participan en los laboratorios web de Cecrea?
-La virtualidad no la entendemos como solamente hacer una video conferencia. En ese sentido, los facilitadores se capacitaron en la búsqueda de plataformas que permitieran el desarrollo de los contenidos de una manera más dinámica. Desde ahí se generaron encuentros cerrados, que ocurren en una sala solo para niños, niñas y jóvenes; y en ese contexto se establecieron protocolos para velar por el derecho a la privacidad y por la opción de que quieran o no aparecer en pantalla. Otra cosa que también incorporamos fue el reconocimiento del derecho de uso de sus obras y no solamente de los artistas adultos. En ese sentido, toda utilización de imagen debe estar previamente autorizada por los padres o algún responsable legal.
¿La experiencia ha servido para instruir sobre el comportamiento de un niños con un adulto a través de internet?
-Efectivamente, siempre nos ha parecido sumamente importante que todo ocurra en un marco de transparencia y respeto absoluto. La relación de un niño con un adulto que se conectan por internet debe ocurrir dentro de ciertos márgenes. En ningún caso hemos tenido problemas con nuestros facilitadores, pero aún así velamos porque no exista el contacto uno a uno, ya que no queremos normalizar que esa situación pueda seguir ocurriendo fuera de Cecrea y que los niños terminen siendo víctimas de conductas impropias.
Lo que nos interesa es que cada cual pueda manejar la información suficiente y adecuada para que se pueda percatar a tiempo cuando algo no está bien. Eso rige tanto para el programa como en términos generales.
Nuevo público
En el paso de las condiciones de trabajo de los laboratorios en 2019 a 2020, se advirtió una cifra positiva. Aproximadamente el 90% de los niños, niñas y jóvenes conectados no habían participado antes en actividades en el edificio de la ex estación de trenes de Valdivia.
"Nos quedó claro entonces que en lo virtual estábamos llegando a grupos distintos a los que conocimos en lo presencial. Sin embargo, en contraposición quedó de manifiesto la brecha digital que existe en el entorno inmediato de Cecrea, que creemos es lo que mermó la participación de quienes siempre estuvieron cuando se podía visitar el edificio. Con los colegios pasó algo similar. Al principio nos manifestaron lo complejo que iba a ser conectarnos y así fue. De todas formas esa situación cambió en 2021 porque los establecimientos educacionales han realizado una tremenda inversión de equipos y acceso a internet para sus estudiantes y eso les favorece que puedan también integrarse a nuestros laboratorios".
¿De qué forma se las han arreglado para tener alta convocatoria sin sobresaturar de actividades a quienes se conectan?
-Estamos conscientes del cansancio que genera la hiperconectividad. Por ello es que propiciamos actividades que ocurran en un período prudente de pantalla, pero que además gatillen otras actividades que se puedan realizan en forma autónoma en la casa. Un ejemplo es el laboratorio de tintes naturales. Cuando se conectan, se le enseña la forma de trabajar la técnica y luego ellos se quedan con la sugerencia de seguir experimentado en casa para mostrar los resultados en un segundo encuentro virtual. Así hemos logrado un equilibrio en relación a lo que es necesario que ocurra frente al computador o un teléfono celular y lo que ocurre en la dinámica de los niños, niñas y jóvenes en sus propios entornos.
Se abrieron nuevos lugares de exploración
-Y eso es parte del desafío en pandemia. Sabemos que los espacios en la casa de cada cual pueden ser reducidos, entonces nos planteamos el cómo explorarlos de manera creativa. Puede ser a través de la danza en una pieza pequeña o en el baño buscando guiarnos por la curiosidad de cómo es que se produce el reflejo en un espejo.
El ingenio también se puso a prueba al idear actividades que solo dependieran de lo que hay disponible en la casa y en ningún caso instar a que se deba a salir a comprar lo necesario para un laboratorio.