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donde un sale encuentra verde, agua (...) El río mueve las energías. Es un muy buen lugar para poner fin a mi trayectoria.

¿Qué significa para usted presidir la Corte de Valdivia?

- Es una gran responsabilidad. Yo tuve presidencia en Temuco, pero ahora estamos en pandemia y las circunstancias cambiaron mucho. Mi antecesora, María Soledad Piñeiro, dejó muy bien asentadas las bases de trabajo y organización, aunque igual hay que seguir realizando cambios porque llevamos dos meses en cuarentena, pero la verdad es que los funcionarios se han acomodado bastante al tipo de trabajo que se realiza ahora.

¿Cuáles son sus atribuciones como presidenta de la Corte de Apelaciones de Valdivia?

- Principalmente son atribuciones administrativas, tiene que ver con nombramiento, implementación de formas de trabajo, y cumplir con todas las directrices y las actas de la Corte Suprema en cuanto a trabajo. El periodo de presidencia se extiende por un año.

¿Cuáles son sus principales desafíos en este cargo?

- Yo creo que el principal desafío es tratar de mantener lo más al día que se pueda el trabajo y particularmente el tema de familia que tenemos ahora con los retiros del 10% de las AFP, lo cual le implica a los juzgados de trabajo una tremenda carga laboral, cuando en general existe un desgaste de los trabajadores en todo ámbito.

Pandemia

¿Cómo describiría usted el cambio de realizar las audiencias por videoconferencia a causa de la pandemia?

- Hay que hacer distinciones. En la Corte no implica mayores problemas, porque los abogados se han ido acomodando perfectamente, y dentro de la misma Corte tenemos funcionarios muy proactivos que han ido creando programas para las audiencias, para mantener informados a los abogados. Por eso a nivel de Corte no es problemático.

Sí a nivel de tribunales, porque en los tribunales se deben rendir pruebas y todavía no se ha ideado la forma de cumplir de manera óptima con esto, sobre todo cuando se trata de testigos. Ese diría yo que el punto más álgido. Por eso también han juicios que están pendientes. Igual se ha hecho en algunas partes, pero no en todas, básicamente porque se requiere contar con la anuencia de las personas, a lo mejor nosotros estaríamos dispuestos, pero no necesariamente los testigos.

¿Cual diría usted son las principales diferencias entre las audiencias presenciales y remotas?

- No son demasiados los cambios, ni tampoco las audiencias se han extendido más que las presenciales. Tampoco han provocado mayores inconvenientes los problemas de conexión, si bien algunas veces la señal de cae o se pegan, no es frecuente, por eso la fluidez no se ha visto afectada.

¿Por qué no se han retomado las audiencias de manera presencial como sí ha ocurrido con otras actividades esenciales?

- Yo creo que porque hemos sido más cautos. Nos interesa mucho la salud de los funcionarios y usuarios. De hecho, la Corte Suprema lo ha puesto como principio. Usted se puede dar cuenta de que se ha hablado poco de contagios en el Poder Judicial.

¿Para cuándo proyectan poder retomarlas?

- La Corte Suprema ya tiene una directriz en ese sentido, y de hecho lo planificado era comenzar a funcionar en los primeros días de abril, pero se vino encima toda tremenda ola de contagios. Eso se mantiene, pero está suspendido hasta mayo, y en ese momento la Corte Suprema va a evaluar si se extiende o si se pone en función.

En lo personal, ¿cree usted que con un buen protocolo sanitario, podrían retomarse las audiencias presenciales en el corto plazo?

- Lo que se puede hacer es realizar más audiencias semi presenciales, para lo cual algunos tribunales están tratando de prepararse. Podrían ser presenciales y semi presenciales, en un sistema mixto, pero de eso también dependen mucho el tema de los espacios.

¿Podría esto marcar un antes y un después en cuanto al desarrollo de las audiencias?

- Podría ser, ya que nada va a ser igual cuando tengamos más calma en torno a la pandemia. Muchas situaciones van a ser mejor y otras tal vez no, todo depende de lo que aprendemos de lo que ha pasado.

LIBERTAD CONDICiONAL

¿Cómo describiría la labor de la Comisión de Libertad Condicional desarrollada esta semana?

- Han sido días bastante ocupados. Es un proceso que está en la ley, que debe cumplirse, y desarrollamos un bastante buen trabajo. Recibimos más de 200 solicitudes, pero la verdad es que no hay muchas otorgadas. Hicimos una evaluación a fondo en que participó la Defensoría Penal Penitenciaria lo que fue muy positivo, y sólo faltó representación de las víctimas y ese es un tema que a futuro se debe solucionar.

¿Qué opina sobre el rechazo social que provoca en general el beneficio de la libertad condicional?

- Tenemos que partir de la base de que todos somos seres humanos, ninguno igual al otro. No tenemos un buen sistema de reinserción, pero como todos las personas son diferentes, hay gente que realmente aprovecha el tiempo de reclusión, que estudian, y que aprenden un oficio. Es cierto que no todos van a dejar de delinquir, pero sí hay casos exitosos, como por ejemplo, revisamos la solicitud de una persona que terminó su educación media en reclusión, estudió luego una carrera técnica y ahora está estudiando ingeniería en la universidad. Por eso, vale la pena este instituto penal que puede generar un gran beneficio a algunos reclusos.

Hay otros que han postulado dos o tres veces, pero que deben ser rechazadas nuevamente, porque no demuestran estar dispuestos a salir del medio delictual.