Ayer fue conmemorado el Día del Libro, fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de la lectura como actividad de aprendizaje, compañía y trabajo diario. También para pensar en quienes no tienen el privilegio de esta herramienta. En Chile, por ejemplo, existen casi 500 mil personas que no saben leer ni escribir. Catorce mil de ellas viven en la Región de Los Ríos.

Mirar tal realidad es importante. De hecho, esa es la oportunidad que brindan las efemérides. Ésta en particular fue instaurada por la Unesco (Naciones Unidas para la Educación) en 1995; recuerda a Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega; además de apoyar el Fomento Lector para las nuevas generaciones. El último punto resulta clave en el actual contexto de pandemia, pues muchos niños y niñas que debieron iniciar silabario en 2020 y 2021 no han podido hacerlo en condiciones óptimas, lo cual ahonda brechas sociales. Quienes lograron conectarse con sus profesores y tuvieron la atención de sus familias, internalizarán mejor el aprendizaje; pero muchos otros, no.

En condiciones "normales" el 60% de los niños y niñas que pasan a 2° básico en las escuelas chilenas no logra un nivel adecuado de lectura. Pero ahora, se teme que ese porcentaje crezca, poniendo en riesgo la base más importante de la educación futura.

El tema no es menor y hay programas como "Leo Primero" , "Chile lee" (Mineduc) y el voluntariado "Salvemos el 2020" preocupados de enfrentarlo. En Los Ríos durante este mes serán difundidas actividades para público de todas las edades, con la idea de invitar a leer y a valorar los libros.

Esta tarea de difusión y encantamiento con la lectura es necesaria también para los adultos. En el país cada persona solamente lee 5,4 libros al año; aunque las cuarentenas han elevado los índices, sobre todo gracias a accesos a ediciones digitales.

En este contexto es importante destacar la labor que realizan las bibliotecas públicas y que han ido adaptando sus acciones para atender a personas de distintas edades y a diferentes formatos. Desde este espacio y en el contexto del 23 de abril, relevamos a la Biblioteca Pública de Valdivia, que fue fundada en 1935 y que mañana cumplirá 86 años de vida.

El 21 de abril, se celebró el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, efemérides instaurada por la Organización de Naciones Unidas, escogiendo la fecha en homenaje al natalicio de Leonardo Da Vinci.

El objetivo es promover el pensamiento creativo y la innovación como herramientas que contribuyan a generar un cultura de desarrollo sostenible. En este sentido, y junto con destacar la importancia de esta materia y su impacto en el desarrollo de las industrias creativas y culturales.

Desde dicha perspectiva, y según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), la creatividad está definida como una "facultad" o "capacidad". A partir de esta definición, debemos entender a la creatividad como una forma de pensamiento, que permite a la personas resolver problemas utilizando los recursos disponibles en el entorno. Por su parte, la RAE relaciona a la innovación con la "creación o modificación de un producto.

Servicio o proceso y la introducción en un mercado" o con los conceptos de "novedad" o "alterar algo", asociándolo de manera directa con el mundo del emprendimiento.

Dado lo anterior, la creatividad y la innovación se encuentran estrechamente conectados, especialmente cuando estamos pensando en el desarrollo de un emprendimiento o en el ingreso de un producto a un nuevo mercado. Establecer también, que para las empresas, la innovación no depende únicamente de factores tangibles como los recursos financieros y las tecnologías disponibles, sino también de la manera como ellas utilizan esos factores. La innovación utiliza la capacidad creativa en todas sus dimensiones y atañe a su capital intelectual (Madiès, Prager, 2008). Por tanto, la innovación no se limita a la creatividad, pero sin ella no hay innovación.

Frente al escenario actual, en el que miles de emprendedores están siendo muy afectados por las restricciones, resulta clave la creatividad y la innovación para adaptarse a este nuevo escenario.

En este contexto hacemos un llamado a fomentar y potenciar estas materias en el territorio, por medio de la retención y atracción de talentos, siendo generosos con los creativos, amable con los extranjeros y tolerante con los atípicos, ya que en la sociedad del conocimiento; la innovación, y la creatividad son la base de la productividad y competitividad de las empresas y por tanto, del desarrollo económico, social y cultural de la región.

Laura Bertolotto Navarrete

Rectora Santo Tomás Valdivia