Las dolorosas cifras del hantavirus
La región presenta la mayor incidencia nacional de contagios y fallecidos por síndrome pulmonar causado por hanta. Fiebre sobre 38º, dolor de cabeza y muscular, dificultad para respirar, vómitos y diarreas, son síntomas que deben alertar. Si aparecen, se debe ir a un centro de salud.
Ocho personas han sido diagnosticadas con hantavirus este año en la región de Los Ríos. De ellas, tres han fallecido. Las cifras son tristes y alarmantemente altas, pues en todo 2020 fueron cinco los enfermos y dos los decesos.
También alerta que cuatro de los casos actuales corresponden a personas de Panguipulli y cuatro en Valdivia, dos de los lugares más concurridos durante el verano, sobre todo en sus áreas rurales. Si se considera que los síntomas provocados por el virus pueden demorar hasta 45 días en presentarse; las fechas actuales de catastro de enfermos coinciden con el peak de visitantes en febrero en ambas zonas.
Es de esperar que no se presenten más contagios. Pero es necesario que la comunidad esté alerta y que, si se sospecha de alguno, los afectados sean llevados rápidamente a un centro asistencial, al observar en ellos las primeras señales de enfermedad.
Los síntomas son muy similares a los de la influenza y a los que alertan sobre covid-19. Por lo mismo, al momento de consultar es preciso señalar si se estuvo de paseo o trabajo en algún sector no urbano, si se acampó, si se ingresó a recintos que habían permanecido cerrados por mucho tiempo o en algún otro sitio donde pudiesen haber tomado contacto con ratones colilargos, que son los principales portadores del virus.
La detección precoz es clave en las posibilidades de sobrevida. Por ello hay que estar atentos.
La trágica realidad que han enfrentado las ocho familias afectadas durante este año por la enfermedad de sus seres queridos, debe -además- obligar a intensificar mensajes de prevención.Es cierto que en el contexto actual de pandemia ellos son más difíciles de internalizar por la población debido a la saturación informativa existente; pero es necesario.
Medidas como la higiene en las cercanías de las casas, la limpieza con cloro de las superficies y la adecuada ventilación de galpones, bodegas, leñeras y viviendas que han estado vacías, pueden marcar la diferencia. Todo esto, porque el riesgo mayor está en la inhalación de aerosoles de las heces, orina y saliva de roedores portadores. Entonces, se debe evitar respirar ese aire contaminado. En este caso, también, las mascarillas y el autocuidado, resultan imprescindibles.