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Compromiso con la sustentabilidad

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Dentro del trabajo de la compañía, Armin Kunstmann asegura que la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente son ejes de trabajo y preocupación primordial. Así, destaca iniciativas como la instalación de una estación de carga para bicicletas eléctricas, pronto instalarán otra para automóviles y la colaboración en la construcción de la ciclovía. Además, en la fábrica reciclan el 100% de los residuos y la misma política opera en los restoranes. En Torobayo tienen un huerto sustentable. El empresario agrega que "hace unos años invertimos 6 millones de dólares en una planta de tratamiento de riles y el agua sale pura e igual de limpia hacia el río. Es una planta modelo. También le compramos miel a Apicoop, para preparar la Cerveza Miel y estamos haciendo un convenio con el centro de humedales de la Universidad Austral. No esperamos a que nos exijan cumplir con la ley, nos adelantamos en todo".

Familia y cerveza, en una historia con sello 100% valdiviano

El sueño del matrimonio Kunstmann-Ramos comenzó en la estufa a leña de la familia, en 1989. Hoy, la fábrica produce 20 millones de litros de cerveza al año y la cervecería recibía a miles de visitantes mensuales, antes de la pandemia.
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El 13 de septiembre de 1991, Armin Kunstmann y Patricia Ramos salieron a entregar la primera caja de cerveza elaborada en el garage de su casa, en Collico. Su comprador fue un amigo y colega de trabajo en Levaduras Collico. Casi 30 años después, la Compañía Cervecera Kunstmann produce 200 mil hectólitros (20 millones de litros) de cerveza al año y marca presencia en ocho países. En tanto, la Cervecería se traduce en la existencia de cinco restoranes: cuatro en Chile (Valdivia, Vitacura y franquicias en Ñuñoa y Viña del Mar) y otro en Argentina (Bariloche).

En enero pasado, la compañía cambió de mando. Armin Kunstmann entregó la gerencia general de la compañía a su hijo Alejandro, marcando el cambio de generación en una empresa que fue la semilla para el nacimiento de una serie de iniciativas que han transformado a Valdivia en una ciudad cervecera por excelencia. Paralelamente, su esposa Patricia Ramos ha sido piedra angular como co fundadora y directora de imagen, tanto para las diferentes variedades de cerveza como en el desarrollo y crecimiento de la cervecería.

Los fundadores se "retiraron" (entre comillas), pero ambos mantienen presencia en los directorios de las dos variantes de la empresa original.

Armin Kunstmann y Patricia Ramos contaron la historia de sueños, iniciativa, esfuerzo y visión de futuro que los llevó a transformarse en un referente obligado de la Perla del Sur.

Un sueño

La relación entre Valdivia y la cerveza se remonta a la llegada de los colonos alemanes, a mediados del siglo XIX. En 1851, Carlos Anwandter fundó la Cervecería Anwandter, en la Isla Teja. La fábrica sufrió un gran incendio en 1912 y se volvió a levantar, pero el terremoto de 1960 y la completa destrucción de sus instalaciones fue un golpe insuperable. ¿Se terminaba la tradición cervecera valdiviana? No, no terminaba. Solo tendría un "descanso" de 30 años.

Armin Kunstmann y Patricia Ramos se conocieron en Viña del Mar, cuando el joven sureño estudiaba Ingeniería Civil Química en la Universidad Técnica Federico Santa María. Se casaron, vivieron unos meses en Valdivia y luego viajaron a Berlín (Alemania), donde Armin realizaría durante dos años un postgrado en fermentación. Su futuro inmediato estaba ligado a la empresa familiar de Levaduras Collico. Pero en ambos, una idea comenzó a tomar fuerza: el rescate de la tradición cervecera valdiviana.

Como funcionario de Levaduras Collico, el profesional se involucró en los procesos productivos. Entonces, ocurrió un acontecimiento especial. Durante un viaje a Estados Unidos, un amigo lo invitó a comprar insumos para hacer vino en casa y en la sección de cerveza casera de la tienda, Armin Kunstmann encontró un libro: "El completo placer de la cerveza casera". Invirtió 20 dólares en el texto y algunos insumos. Al regreso a casa, comenzó todo. "Empezamos como un hobbie en la cocina a leña que hoy tenemos en el museo, con una olla para el cocimiento y una tapa que duró muy poco. El fuego trizó la cubierta de la cocina. Nos trasladamos al garage y ahí comenzamos los ensayos", relata el empresario. Era 1989.

"Nunca dimensionamos hasta dónde podíamos llegar con este proyecto. Lo hicimos con pasión, esfuerzo y alegría. Armin había escuchado a sus padres y tíos hablar de la Cervecería Anwandter, que tuvo su época de oro antes del terremoto. Empezó como un hobbie, pero siempre mirando al futuro y en cómo rescatar la tradición cervecera valdiviana", recuerda Patricia Ramos.

"Queremos ampliar la experiencia Kunstmann a través de los restoranes: hay proyectos de abrir otros locales... Por el lado de la fábrica, la idea es seguir creciendo".

Armin Kunstmann, Fundador de la compañía

"Cuando empezamos, nunca dimensionamos hasta dónde podíamos llegar con este proyecto. Lo hicimos con pasión, esfuerzo y alegría".

Patricia Ramos, Co fundadora de la compañía