Constanza Gutiérrez: la máquina de contar cuentos
"Pelusa Baby" (Alfaguara) es la vuelta al género breve de la escritora chilena que hace literatura de lo que le cuentan, lo que ve en la calle y en la televisión.
Chispeantes y frescos son los cuentos de "Pelusa Baby" (Alfaguara), nueva entrega de Constanza Gutiérrez (1990). La autora combina sin prejuicios la cultura literaria con la popular, en distintas geografías chilenas. Es una mujer de época: sus protagonistas sobreviven con un título universitario en trabajos precarios y trazan nuevas formas del amor virtual. Algunos cuentos hablan de la vida con mascotas, satirizan la relación con los hombres y la misma autora aparece con recuerdos de su generación.
"Pelusa Baby" está compuesto de 19 cuentos breves. Y este es el cuarto libro de Gutiérrez. Antes publicó la novela breve "Incompetentes" (La pollera, 2014), los cuentos "Terriers" (Hueders, 2017) y "Jorge González" (Hueders 2020), perfil biográfico del mítico líder de Los Prisioneros. También tradujo "Flush" (Montacerdos, 2018), de Virginia Woolf.
Gutiérrez ha destacado especialmente en los cuentos. En 2011 obtuvo el Premio Roberto Bolaño para escritores jóvenes. "Terriers" tuvo dos importantes reconocimientos: ganó el Premio Municipal de Literatura de Santiago y fue finalista del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez en Colombia, que se deliberaba entre todos los libros del año en la lengua. En Perú fue publicada "La educación básica", reunión impresa de sus relatos cortos.
La autora es capaz de trasladar su experiencia a los relatos que escribe y también construye mundos que nada tienen que ver con ella. Se mueve entre generaciones mayores y menores. Hay también historias arraigadas en las familias chilenas con sus ovejas perdidas. Y, sea de lo que sea el cuento, logra hacer reír.
Hace unos meses la escritora, nacida en Castro, se mudó de Santiago a Temuco. No es la única que está migrando de la capital, "conozco a varias personas que se están devolviendo al sur", asegura. Tras unos meses en la casa de su madre, ahora vive sola, sin ningún plan a largo plazo por la pandemia.
-En tus cuentos está la dicotomía de trabajo fijo versus vida literaria free lance. ¿A qué te dedicas tú?
-Es lo mismo que antes, pero con mucha menos intensidad. Antes corregía, traducía y a veces escribía libros por encargo. Antes de la pandemia y antes del estallido se imprimían más libros que ahora, así que han bajado mis correcciones. No solo escribo libros, trabajo en general con libros.
-¿Cómo lo haces para escribir tantos cuentos? "Pelusa baby" tiene 19 cuentos escritos en pandemia.
-En general trato de escribir el primer borrador de un tirón, a veces me quedo con el final cojo y lo dejo para otro día, pero lo que más me importa es escribir el primer borrador de una, independiente de la extensión.
-Hay personajes muy distintos metidos en este libro. ¿De dónde los sacas?
-De varios lados, a veces soy yo contando una historia que alguien me contó, cosas que escucho, historias que se repiten, gente que conozco, gente que me cuenta que conoce, de todo, gente que veo en las películas, o en la ciudad.
-¿Cuáles son las ciudades por las que te mueves?
- Castro es mi ciudad favorita, porque crecí ahí. Es linda y tiene un olor particular que me trae recuerdos, pero me gusta más allá de mis emociones.
-Y en los otros países que te han publicado o reconocido, ¿cómo te leen?
-Yo igual me lo pregunto, pero no tengo idea. El otro día me pasó que me escribió alguien de España por Instagram que había ido a un club de lectura donde leyeron "Incompetentes". Me dijo que no sabía que hubo un movimiento estudiantil acá y tampoco tenía idea que en Chile hablaban distinto por zona. Me dio risa porque uno no anda pendiente de las sutilezas del español de España, nadie piensa "esto es de Andalucía" en Chile. Allá tampoco.
-¿Qué te permite el humor?
-Creo que me permite no ponerme de un lado. A veces me llama la atención una situación y la quiero contar, pero no estoy segura si es buena o mala, entonces solo expongo la parte que me da risa. Como esas protagonistas de "Catalina al otro lado del espejo" que engañan al profe por internet, no sé si está bien o mal.
-Hay sátira a la masculinidad en el libro también.
-Cuando junté todos los cuentos me di cuenta que no era tan buena onda con los hombres, pero eso es parte de la realidad que veo y que me cuentan. Ahora cualquiera puede decir que yo decido lo que veo y lo que escribo, uno decide lo que es y las cosas que dice por su experiencia. Las cosas que están en el libro existen. Entonces las usé.
-También hay un tema con el trabajo.
-En mi generación hay harta gente que no trabaja. Y he pelado sobretodo a la gente que le dan plata, pero nadie tiene una opinión tan clara, porque el trabajo es una mierda, y al mismo tiempo ojalá no tuviera que trabajar. No es bacán ser el empleado de alguien y quizá ser el patrón tampoco es muy bueno. Nadie defiende el trabajo pero tampoco nadie defiende a esas personas que no trabajan. He conocido algunas -se esconden- tampoco quieren admitir que no trabajan porque el trabajo está muy bien visto por la gente. Es un buen tema, porque yo tampoco he decidido si está bien o mal no trabajar.
-¿Te interesa ese mundo chileno?
-Me interesa porque se da. Hay un cuento que escribí de Karol Dance y de Raquel Argandoña que no voy a arreglar. Me gusta así, bien chileno.
Constanza Gutiérrez escribió también este año la biografía de "Jorge González" (Hueders).
"Pelusa baby"
Constanza Gutiérrez
Alfaguara
194 Páginas
$12 mil
Por Cristóbal Gaete
"Trato de escribir el primer borrador de un tirón, a veces me quedo con el final cojo y lo dejo para otro día".
Gonzalo Puebla Araya