Un nuevo error
El sábado recién pasado, durante el reporte de situación epidemiológica, el ministro de salud, Enrique Paris, se mostró preocupado por un incremento del 13% en el número de casos en los últimos 7 días, llamando, una vez más, a reforzar los cuidados individuales y usar racionalmente los permisos, pues "la movilidad aumenta la circulación viral".
Al día siguiente, el Presidente anuncia que "esta semana se implementará un pase de movilidad, que dará mayores grados de libertad y de movilidad a las personas que hayan completado íntegramente su proceso de vacunación".
Al respecto, sociedades científicas y Colegio Médico ya se han manifestado diciendo que no es una buena idea. Lo peor, es que con este mensaje contradictorio, el Presidente no solo desoye las voces técnicas, sino que desacredita el mensaje de su propio Ministro.
Con cerca de siete mil casos diarios, brindar más libertades resulta irresponsable y peligroso.
PhD. Claudio Olmos G. Académico Esc Medicina UNAB
Mujeres en directorios
He leído con interés notas en la prensa que destacan el aumento de la participación femenina en directorios del IPSA (empresas con mayor presencia bursátil). Efectivamente, se trata de un salto enorme en cuanto al número de sillas ocupadas por mujeres, ya que pasamos de 9% a 14% en un año, lo que sin duda una buena señal.
Sin embargo, si analizamos estas cifras de manera comparada, nos podemos dar cuenta que falta muchísimo camino por recorrer. En primer lugar, si bien el 70% de los directorios del IPSA cuenta ahora con al menos una mujer, sólo un tercio tiene más de una. Si una fuera malpensada, podría argumentar que tener una mujer en un directorio es una salvaguarda para tener una respuesta adecuada a preguntas incómodas.
En relación al contexto internacional, este paso de 9 a 14% significa que, si antes estábamos 20 años atrasados, ahora lo estamos solamente 10. Según datos del ESE Business School, el 14% de participación es una cifra que varios países europeos tenían hace más de 10 años. Vivimos en un país en que el 42% de la población activa es femenina, pero a pesar de este gran salto, nuestros directorios siguen conformados por hombres de edad cercana a los 60 años, de dos o tres carreras y provenientes de dos o tres universidades, sólo que ahora en casi todas las mesas hay una mujer.
María Loreto Ferrari Prorrectora UDLA
Ciudadanos
Ciudadano, como expresión jurídica, es todo chileno - hombre o mujer - que haya cumplido 18 años de edad y que no haya sido condenado a pena aflictiva y tiene derechos humanos y políticos que, como tales, se deben reconocer y respetarse.
Como expresión social, un ciudadano que se precie debe ser esencialmente una persona capaz de convivir con sus congéneres de manera constructiva y contribuir libremente, con acciones responsables y humanitarias, a mejorar la forma de vida de la comunidad en que vive y convive.
Un buen ciudadano habrá de asumir cierta conducta social ineludible, que considere la práctica de inapreciables deberes cívicos y del respeto categórico hacia las leyes de su país, en tanto provengan de un sistema deseable de gobierno democrático.
Debe querer a su país y respetar la ley y la autoridad legítima del país al cual lo ligan vínculos históricos, jurídicos y afectivos, junto a otros conciudadanos con los cuales convive y comparte esperanzas.
La participación ciudadana responsable - como expresarse en las urnas- es vital para que una sociedad pueda mejorar sus condiciones de vida y garantizar la resolución de los problemas sociales que afectan al colectivo o que le atañen, en busca y aseguramiento del bien común de todos los habitantes de su país.
Eduardo Zuchel y Eugenio Muñoz zuchdaken@gmail.com
Lenguaje coloquial
El lenguaje coloquial es aquél que usamos todos los días con familiares, amigos, compañeros de curso o de trabajo: es informal, espontáneo, relajado y expresivo; además, acepta "incorrecciones", como la omisión de la /b/ /d/ /g/ entre vocales: cu'o por cubo, a'ogado por abogado, na'a por nada, da'o por dado, ju'adores por jugadores; también aceptamos las contracciones como pa'qué, ¿pa'onde vai?
Utilizamos el lenguaje coloquial en repeticiones para expresar intensidad, como en "las empanadas estaban ricas, ricas; hace frío, frío; nuestro amigo habla mucho, mucho".
Aceptamos el uso del artículo ante nombres propios y apellidos: el Juan, el González, el Honorato, el Rodríguez, la Florencia, la Gabriela, etc.
El lenguaje informal nos permite una comunicación rápida y directa. Nuestro español no es el mismo cuando damos una charla, o estamos con un niño de cinco años, o con personas de nuestra misma edad: cambia según el contexto y los participantes. Esa es una virtud en nuestra comunicación diaria.
Mauricio Pilleux Dresdner mpilleuxpd@gmail.com