Actualmente si una madre sufre la muerte perinatal de un hijo o hija que está por nacer los recintos hospitalarios no tienen un protocolo establecido para acompañarla en este difícil momento. De hecho, los restos del niño o niña son tratados como "desecho biológico", la madre no puede tocar a su hijo y tampoco cuenta con adecuado acompañamiento psicológico. Hace algunos meses conocimos el relato de Aracelly Brito que inició un movimiento ciudadano para que las demás chilenas que tengan que vivir un momento tan difícil como este, no pasen por el calvario que ella tuvo que vivir.
Al estar a pocas semanas que naciera su hija Dominga, Aracelly sitió que ya no se movía. Asustada se comunicó con su matrona, quien le indicó que se pusiera de lado y comiera chocolate. Sin quedar conforme, decidió realizar una ecografía, la que arrojó que Dominga tenía complicación la que en definitiva significó la muerte. Lo más desgarrador de su testimonio fue el maltrato que Aracelly tuvo por parte del recinto hospitalario. Trataron la muerte de su hija como un mero trámite. Cuando solicitó tomar a su hija unos minutos, le explicaron que no tenía derecho a ello y que sólo la podía mirar. Sólo después de varias insistencias y la empatía de una anestesista, le permitieron tomar a Dominga. En ningún momento tuvo contención, apoyo, ni un seguimiento psicológico por parte del recinto hospitalario. La noche después de la intervención durmió en el mismo piso donde las demás mamás amamantaban a sus bebés recién nacidos. Imagine la desolación.
Esta situación es evidentemente inaceptable. Como sociedad, debemos mostrar respeto, cariño y empatía por el dolor de los otros, también por las mujeres que sufren de la pérdida de un hijo que está por nacer. No podemos minimizar el dolor de una madre por el sólo hecho de que su hijo no alcanzó a nacer, la muerte es igual de dolorosa dentro o fuera del vientre. Es por eso que junto a otras senadoras presentamos el Proyecto de Ley Dominga que exige a los establecimientos de salud realizar acciones concretas de contención, empatía y respeto por el duelo de cada madre y padre que haya sufrido la muerte perinatal de su hijo o hija. También establece el apoyo psicológico para las familias que estén viviendo esta pérdida. Por otro lado, genera el derecho a un permiso pagado de diez días corridos para todo trabajador que haya sufrido la pérdida de un hijo, y el permiso de 7 días en caso de muerte de un hijo o hija en periodo de gestación. Falta que el Senado revise los cambios presentados por la Cámara de Diputados para que luego el Presidente pueda firmar y publicar la nueva ley. Buscamos hacer un aporte a una sociedad más empática por el dolor de otros.
"Sabemos que con esta ley no se solucionan todos los problemas, pero es un paso importante para otorgar un trato digno a muchas mujeres que están pasando por un sufrimiento enorme por la pérdida de un hijo o hija..."