En pleno proceso de estudio y elaboración se encuentra el Plan Maestro de Borde Fluvial. La iniciativa involucra a diversas instituciones públicas, universitarias y privadas, con el objetivo -han definido- de devolver a Valdivia su identidad, la cual se ha ido recuperando con extrema lentitud desde el terremoto del 22 de mayo de 1960, hito al cual tradicionalmente se le indica como el inicio de una actitud local de "dar la espalda" a los ríos.

La tarea es liderada por el Ministerio de Obras Públicas y considera planificaciones para los 64,7 kilómetros de borde fluvial que existen junto a los cauces del Calle-Calle, Valdivia, Angachilla, Cau Cau, Cruces y Guacamayo, en el área urbana que define el actual Plano Regulador comunal (losrios.mop.cl)

Se trata de construir un guía formal de acciones, con un horizonte de 10 años, para que oriente crecimiento urbano, conservación, cuidado de humedales, fomento de la navegación, transporte público, educación; todo considerando los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la Onu para vincularse con los recursos naturales y lograr asentamientos humanos sostenibles e inclusivos. Nada sencillo. Pero tampoco lejano de las ideas que mueven hoy los intereses locales.

Junto con lo anterior está la inquietud por cuidar y difundir el patrimonio; algo que -ojalá- se haga de manera sencilla. Un ejemplo se puede apreciar en la publicación "Manual para Interpretar la Identidad Fluvial de Valdivia" (Conarte, 2016), que reúne un relato de la historia y también información básica sobre flora y fauna. Un acierto para replicar.

La participación ciudadana para el Plan Maestro también está en marcha. Las personas interesadas pueden opinar a través de encuesta online en https://forms.gle/sTxquT5rSzxeKY6t7 y contestar cuatro consultas básicas. La primera de ellas es particularmente interesante, porque pide identificar el tramo en que la propia vida se vincula con los ríos y da siete opciones marcadas por hitos de la ciudad: Puente Santa Elvira a Molino Kunstmann (sección 1); Torobayo a embarcadero de Niebla (sección 7).

El ejercicio es decidor. Acerca un discurso técnico hacia la cotidianidad; muy positivo para el buen resultado de un instrumento que busca decidir el futuro del territorio común.

Estamos a 4 meses y una semana de que finalice el año 2021, y uno de los temas que se vuelven relevantes para muchas personas y familias, es el relacionado con el ingreso a la educación superior.

En ese sentido, además de la carrera, la institución, y la ciudad, uno de los factores más significativos es el tema del financiamiento para estudiar, sobre todo si consideramos la situación económica actual.

En este contexto, es importante señalar que a contar del año 2016 se comenzó a implementar en nuestro país la gratuidad en educación superior, lo que permite a estudiantes que ingresan a un determinado grupo de universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica financiar matrícula y arancel.

De manera paralela, se puso en marcha una reforma que tiene como corolario la creación de un Sistema de Educación Superior, cuyo marco legal está dado por Ley 21.091, y en la cual se termina consagrando la gratuidad como una de las formas que tienen las personas de financiar una carrera.

Recordemos, además, que se mantienen vigentes los sistemas de becas y créditos.

Al respecto, lo primero que debemos decir es que la gratuidad la pueden obtener estudiantes que pertenezcan a familias del 60% de menores ingresos de la población. Para acreditar dicha situación, los jóvenes deben completar el Formulario Único de Acreditación Socioeconómica (Fuas). A esto se suma, que los estudiantes deben elegir una institución que cumpla con los requisitos de elegibilidad que contempla la normativa.

En segundo lugar, es importante señalar que no solo estudiantes de primer año pueden obtener este beneficio; sino que lo pueden conseguir también los alumnos antiguos que se encuentran cursando por primera vez una carrera de Universidad, Instituto Profesional o Centro de Formación Técnica en modalidad presencial.

Otro punto a considerar, es que las instituciones de educación superior que se adscriben a gratuidad deben cumplir una serie de requisitos establecidos en la Ley 2091, y que en lo fundamental dice relación calidad, transparencia en la gestión y ser instituciones sin fines de lucro.

De esta forma, los estudiantes que hoy desean ingresar a educación superior o que se encuentran cursando una carrera, pueden encontrar en la gratuidad una alternativa de financiamiento y aliviar la economía de su familia.

Laura Bertolotto Navarrete Rectora Santo Tomás Valdivia